Marlaska baraja cambios en puestos clave de Interior tras la llegada de su nueva 'número dos'
Fuentes policiales dan por sentada la salida del ‘número 3’ del Ministerio, el director general de Coordinación y Estudios

El director general de Coordinación y Estudios y el ministro del Interior. | Europa Press
Suenan tambores de cambio en puestos clave del Ministerio del Interior. La llegada de la nueva secretaria de Estado, Aina Calvo, tras la salida de su antecesor, el magistrado Rafael Pérez, que dejo en junio su puesto por asuntos personales pero en plena polémica por los ataques a la Unidad Central Operativa (UCO) del entorno del PSOE por las investigaciones que cercan al Gobierno, no será la única novedad en la cúpula de la cartera que dirige Fernando Grande-Marlaska. Según revelan a THE OBJECTIVE distintas fuentes policiales, el titular de Interior está barajando relevar en las próximas semanas a otro de los pesos pesados del Ministerio, el comisario jubilado José Antonio Rodríguez, quien desde hace siete años ostenta la Dirección General de Coordinación y Estudios.
Desde que llegó al departamento en junio de 2018, este comisario, más conocido como Lenin, ha gozado de la máxima confianza del ministro y ha sido una figura clave en el funcionamiento del Ministerio, habida cuenta de que dirige el órgano que asesora a la Secretaría de Estado de Seguridad en la coordinación y supervisión de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, y está también detrás de cada decisión que toman las direcciones generales de Guardia Civil y Policía Nacional. Es, en definitiva, el número tres del departamento y además también goza del respaldo socialista porque ostentó importantes cargos en Interior en la época de José Antonio Alonso y de Alfredo Pérez Rubalcaba.
Al tratarse de uno de los bastiones de Interior y tener, en un principio, el apoyo de Moncloa, su posible salida de Interior ha sorprendido en distintos sectores policiales, que dan por imposible que José Antonio Rodríguez no haya pactado su marcha, bien por jubilación —tiene 69 años— o bien tras haber aceptado otro cargo de responsabilidad en el Gobierno, según señalan a este diario las mismas fuentes. Otras fuentes policiales, en paralelo, apuntan a la mala relación que mantiene con la nueva secretaria de Estado de Seguridad, Aina Calvo, como principal razón de su marcha. Al parecer, a Calvo no le gusta que Rodríguez entre de lleno en la estrategia política de su departamento, según publicó El Independiente.
Su posible sustituto
Esta versión de los hechos, sin embargo, no terminaría de encajar porque, prosiguen las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE, Interior cerró la elección del que será, en un principio, nuevo director general de Coordinación y Estudios hace más de dos meses, es decir, antes de que Aina Calvo, entonces secretaria de Estado de Igualdad, llegase al Ministerio. El que suena como posible sustituto en las quinielas es el comisario principal Juan Carlos Castro, quien a partir de este viernes deja de estar al frente de la Comisaría General de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional tras alcanzar la edad máxima de jubilación.
Al parecer, Castro es uno de los mandos que ha venido impulsado el retraso en la jubilación de los policías hasta los 67 años en los últimos meses. De hecho, cuentan fuentes policiales, en la Dirección General se trabajaba a contrarreloj para que la reforma de la ley de Régimen de Personal de la Policía Nacional se aprobase antes de que la fecha de jubilación venciese para el comisario general de Seguridad Ciudadana y otros mandos que también defendían la modificación legislativa. Una propuesta que, sin embargo, causó gran malestar entre sindicatos como Jupol porque iba en contra, precisamente, de lo que persiguen los agentes: el reconocimiento de su trabajo como profesión de riesgo, una jubilación digna y la equiparación de la misma con los agentes autónomicos.
Los intentos de los citados mandos por alargar su jubilación, sin embargo, no tuvieron éxito. En junio, el Ministerio de Hacienda rechazó la reforma legislativa por su inviabilidad presupuestaria y eso obligó a un cambio de planes para el comisario Castro, que desde hace un tiempo viene mostrando su disposición a continuar en la primera línea política del Ministerio del Interior. Fue en ese contexto cuando el director adjunto operativo (DAO) de la Policía, el comisario José Ángel González, muy cercano a Castro, y el director de la Policía, Francisco Pardo, le ofrecieron el ascenso como director general de Coordinación y Estudios una vez se jubilase, según detallan las fuentes policiales consultadas. Un cargo para el que no existe límite de edad máxima de cara a poder ostentarlo.
El contrato de mascarillas de Marlaska
De confirmarse este baile de sillas, se trataría de la segunda salida de un cargo clave en el Ministerio del Interior tras la del exsecretario de Estado de Seguridad Rafael Pérez en menos de seis meses. Cabe destacar que el comisario José Antonio Rodríguez fue el alto cargo que tuvo que declarar como testigo ante el juez que instruye el denominado caso Koldo por el contrato de 3,6 millones de euros en mascarillas para las fuerzas de seguridad a una de las empresas de la trama. Durante su declaración admitió que facilitó a un subordinado el teléfono del propietario de la empresa de la trama, pero se desmarcó de la adjudicación de la compra.
El papel que jugó en este contrato el entonces número dos de Interior, Rafael Pérez, también le llevó a declarar como testigo en la comisión de investigación del Senado sobre el citado caso de corrupción. En la misma, admitió conocer a Koldo García, pero no aclaró si fue él quien propuso en el Ministerio comprar el material sanitario con Soluciones de Gestión SL. Según publicó este periódico hace un mes, la mano derecha de Marlaska y Koldo García atesoraban muy buena relación y se reunieron hasta en siete ocasiones en menos de seis meses, a raíz del contrato de las mascarillas. Desde el Ministerio siempre vincularon su salida a una decisión personal. Otras fuentes, en cambio, apuntaron al polémico contrato de balas para la Guardia Civil con Israel que él mismo firmó pese a la prohibición de Moncloa.