Sánchez usa dos Superpuma para visitar los incendios y deja solo uno para apagarlos
Moncloa moviliza un Falcon y dos Superpuma para su gira, mientras sólo hay uno desplegado para los incendios

Pedro Sánchez llegando en Superpuma este martes a una de las zonas afectadas por los fuegos. | Europa Press
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visitó este lunes dos de los puntos de la Península más arrasados por los incendios. El líder socialista viajó en Falcon desde su retiro vacacional en Lanzarote hasta Salamanca y de allí desplazó en helicóptero hasta un centro de mando en Zamora. Posteriormente lo hizo a otro foco en Cáceres. Para este operativo, Moncloa desplegó dos helicópteros Eurocopter AS 332 L2 (Superpuma) del Escuadrón 402 del Ejército del Aire que viajaron en vacío desde Madrid para transportar al presidente, al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y su equipo de colaboradores y asesores. Se trata del mismo modelo que este año tiene designado como bombardero semi-pesado el Ministerio de Transición Ecológica para la campaña de incendios, aunque en su caso sólo tiene un aparato disponible de este tipo -el de mayor capacidad- para todo el territorio nacional. El único alternativo a los ocho Kamov paralizados esta campaña.
Este pasado lunes, los registros abiertos de vuelo mostraban sobre la Península a tres aeronaves Superpuma operadas por personal estatal volando sobre territorio nacional. Uno de ellos sobrevolaba Oímbra (Orense) en tareas antiincendios como parte del plan de medios aéreos antiincendios del Ministerio de Transición Ecológica. Los otros dos, los PUMA71 y PUMA72 del Ejército del Aire, fueron enviados por Moncloa en vacío a Salamanca para recoger a Pedro Sánchez a pie de pista del Falcon y trasladarle a él, a Marlaska y a su equipo de asesores a los focos de los incendios en Zamora y Cáceres. Le recogieron en Salamanca, a donde había llegado a bordo del Falcon procedente del palacio de La Mareta de Lanzarote. El martes, antes del mediodía, uno de los Superpuma le devolvió a la pista salmantina para tomar el vuelo de regreso a Canarias.
En esa misma jornada del lunes, el Superpuma antiincendios operado por Transición Ecológica no fue el único helicóptero desplegado por el Gobierno en los 15 focos activos en toda la Península. Sin embargo, el ‘Kilo 1‘ -así se denomina oficialmente- sí fue el único aparato considerado bombardero semi-pesado, con capacidad para lanzar 4.500 litros de agua sobre el fuego, que estaba operando en nombre del Gobierno de Sánchez. El resto de las aeronaves de ala rotatoria desplegadas ese día en misiones antiincendios eran de tipo ligero ‘Mike‘, con capacidad para lanzar un máximo de 2.500 litros, o los ‘Lima‘ con un máximo de 1.000 litros.

El Superpuma antiincendios es propiedad de un operador privado que ha sido alquilado por el Gobierno para la campaña de verano. Tiene su base en Hulema (Jaén) y de allí es desplegado por petición de las Comunidades Autónomas afectadas los fuegos. En este 2025 es el único de este tipo que está operativo, tal y como figura en la documentación oficial del contrato de refuerzo de medios firmado por el Gobierno y como refleja el propio Ministerio de Transición Ecológica.
La aeronave realiza este tipo de tareas con un depósito denominado Helibalde que carga de forma externa y que puede utilizarse en cualquier Superpuma, independientemente de su configuración. También en las aeronaves de transporte VIP como las que trasladaron a Sánchez, aunque requieren de tripulación especializada.

Sin helicópteros pesados
La presencia de un sólo Superpuma en el catálogo oficial de medios del Gobierno disponibles para este verano contrasta con la ausencia, por segunda campaña consecutiva, de los helicópteros pesados Ka-32 Kamov. Unas aeronaves consideradas claves en la lucha contra incendios forestales que llevan en tierra desde 2024 por problemas derivados de las sanciones a Rusia, que impiden su mantenimiento al prohibirse cualquier tipo de pago al fabricante ruso Kamov.
La pérdida de estos ocho helicópteros no ha sido sustituida este año. Se han ampliado el número de aviones anfibios apagafuegos. El propio Gobierno admitía en documentos oficiales que la pérdida de los Kamov suponía una «merma» en sus capacidades, y que no había alternativa posible a ellos a nivel técnico.
«Los helicópteros tipo Superpuma, del fabricante Airbus, si bien pueden transportar personal a diferencia del Kamov, tienen una capacidad de carga sensiblemente inferior, especialmente en condiciones de temperatura y altitud elevadas, así como una menor maniobrabilidad y un precio sensiblemente superior», describía el Ministerio en la memoria justificativa del contrato de medios aéreos.
En ese documento, el Gobierno insistía en que «no existen en el mercado helicópteros con una relación coste-capacidad equivalente o similar a la del Kamov». Y admite que se ha producido una «merma en capacidades de descarga de agua, sobre los medios que se venían contratando hasta la fecha, tras la pérdida de operatividad de los helicópteros bombarderos pesados», en referencia a los Ka32. «La capacidad operativa del dispositivo es menor», resume la memoria justificativa del contrato para el «Servicio con medios aéreos de apoyo a las Comunidades Autónomas en la extinción de incendios forestales. Años 2025, 2026 y 2027», que alcanza los 187 millones de euros.
A esta merma operativa se le suma el hecho de que el futuro de los medios aéreos antiincendios del Estado está también amenazado por la obsolescencia de la flota de aviones anfibios. Tal y como ha informado THE OBJECTIVE, el Gobierno ha fracasado en su intento por modernizar diez de los aparatos Canadair CL–215T. Un plan que adjudicó en 2022 por unos 22 millones de euros y que suponía renovar la flota de cara a la campaña de 2026, pero la empresa a la que contrató no contaba con el permiso expreso del fabricante para hacerlo y la modernización de los aparatos quedó aparcada de forma indefinida.