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España

Defensa apuesta por adaptar aviones A400M ante la falta de medios contra los incendios

Se plantea la compra de kits que pueden convertir estos aviones de transporte en apagafuegos en apenas dos horas

Defensa apuesta por adaptar aviones A400M ante la falta de medios contra los incendios

Un A400M con kit apagafuegos realizando una descarga de prueba en Francia. | AIRBUS

La flota de aviones anfibios apagafuegos, operada cada año por pilotos y personal del Ejército del Aire, disminuye en cada campaña de incendios. La mayoría de los CL-215T y CL-4153 en aún en servicio están próximos al fin de su vida útil, y el plan para modernizarlos ha quedado paralizado por un fallo de cálculo del Gobierno, tal y como ha informado THE OBJECTIVE. Pero en el Ministerio de Defensa valoran muy positivamente una posible alternativa ‘de casa’: convertir los aviones de transporte A400M en apagafuegos con un kit que está desarrollando Airbus y que ya ha sido probado con éxito en España. Serían capaces de lanzar 20.000 litros en una sola descarga -la capacidad de los actuales es de 4.500 litros- y no requiere hacer modificaciones permanentes en las aeronaves. Su compra ya está sobre la mesa y en las Fuerzas Armadas ven muy factible que se produzca en vista al nuevo ciclo de gasto en materia militar que se avecina.

Lo que hace solo un año se veía como un proyecto interesante, pero de encaje económico complejo, es ahora algo más próximo a hacerse realidad. A finales de 2024, Airbus realizó un test técnico en El Cubillo de Uceda (Guadalajara) con el objetivo de evaluar la eficacia de su kit antiincendios sobre la plataforma del A400M. Consiste en un tanque y dos tubos de descarga que se instalan en la bodega y rampa de la aeronave, capaz de instalarse en poco más de dos horas, y que permite lanzar 20 toneladas de agua o retardante. Una capacidad que le permite no solo atacar el foco de los incendios, sino también crear una gran cortina de barrera de alrededor de medio kilómetro para evitar que el fuego se extienda a ciertas zonas donde el acceso del personal de tierra sea más complejo o imposible. El hándicap: que el avión debe volver a base para recargar sus depósitos, ya que no tiene capacidad anfibia como los Canadair actuales.

Según explican fuentes del Ejército del Aire a TO, personal militar estuvo presente en las pruebas de evaluación de este sistema en Guadalajara y las referencias que se trasladaron al Estado Mayor sobre el desempeño del sistema fueron muy positiva. Lo que en su momento fue una opción más de configuración para el A400M a evaluar en futuras compras, en estos momentos se ve como una solución rápida para un problema cada vez más acuciante: España tiene cada vez menos apagafuegos disponibles.

Las pruebas iniciales de 2024, realizadas en Guadalajara, fueron fundamentales para validar el prototipo junto al 43 Grupo del Ejército del Aire, especialistas en la lucha contra incendios. A raíz de este avance, Airbus extendió su fase de pruebas a Francia, donde en abril de 2025 el Centro de Ensayos e Investigación de la Entente-Valabre (CEREN) llevó a cabo una exhaustiva campaña de pruebas en Nîmes-Garons. Allí confirmaron la precisión y eficacia del sistema al reproducir condiciones reales de extinción, con altitudes inferiores a 30 metros y velocidades de unos 230 km/h. El parámetro de la altura de descarga, explican fuentes del Aire, es una de las claves de la operatividad del sistema.

Primero, para Francia

Francia lleva la delantera a España en este proceso para convertir los A400M en apagafuegos. La Dirección General de la Seguridad Civil y Gestión de Crisis firmaron una carta de intención en marzo de 2025 para acceder a la fase final del proyecto, e incluso contemplaron una posible entrada en servicio urgente de los prototipos ya disponibles en la temporada de incendios de 2025.

Los primeros kits de producción se esperan para finales de 2026, por lo que entrarían en servicio en la campaña de 2027. Fuentes militares aseguran que es probable que en los próximos meses España de el paso para adquirir estos kits. En estos momentos, explican, el proyecto tendría más prioridad que la de adquirir la configuración de guerra electrónica para estos aparatos. Llegarían en ese 2027, año en el que la Unión Europea espera tener operativa una flota de apagafuegos con alrededor de una docena de aeronaves, de las que dos tendrán su base estable en España.

Menos aviones y sin modernizar

La campaña de incendios de este verano ha puesto de manifiesto la falta de medios apagafuegos. El Gobierno de Pedro Sánchez ha tenido que recurrir a solicitar dos aviones de refuerzo a la Unión Europea. A esa situación se une la paralización de la flota de helicópteros Kamov, claves en las labores de extinción y en tierra por las sanciones a Rusia, así como la pérdida de un 20% de su flota de aviones apagafuegos por el fin de su vida útil. El Gobierno puso en marcha un plan para modernizarlos en 2022, con el objetivo de tener 10 de los 14 aparatos actualizados y listos en 2026. Sin embargo, aplazó el contrato sine die tras detectar que la empresa adjudicataria no disponía de los permisos del fabricante para acceder a la documentación técnica y podría «vulnerar los derechos de propiedad intelectual».

«El coste de oportunidad de no realizar dicha tarea de modernización», incidía el Ministerio para la Transición Ecológica en los pliegos, «puede suponer una disminución relevante en las capacidades de apoyo a la extinción de incendios forestales a nivel nacional y europeo, dado que en situaciones excepcionales, parte de esta flota ha permitido prestar ayuda a otros Estados miembros de la Unión Europea».

Sin embargo, pocos meses después de firmar el contrato con Gestair comenzaron a aparecer los problemas. Tal y como consta en documentos oficiales, el 6 de octubre de 2022 se produjo una reunión conjunta entre el Ministerio de Transición Ecológica, el Ejército del Aire y los representantes de la UTE formada por Gestair y Sirium, en las que se pone sobre la mesa la imposibilidad manifiesta de seguir adelante con el plan de modernización. La empresa adjudicataria no tenía los permisos necesarios del fabricante para modificar las cabinas y la aviónica de las aeronaves, por lo que el proceso quedó paralizado.

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