La periodista que comió con Mazón el día de la dana: «Me he convertido en una diana»
Maribel Vilaplanas ha escrito una carta abierta para dar a conocer su versión

El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, y la periodista Maribel Vilaplana
La periodista y portavoz del Levante Unión Deportiva, Maribel Vilaplana, ha hecho pública una carta en la que relata su versión de lo ocurrido el pasado 29 de octubre, el día de la dana que azotó la Comunidad Valenciana y ella comió con el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, en el restaurante El Ventorro. Vilaplanas denuncia el «acoso brutal» que asegura haber sufrido desde entonces.
«Antes de nada, quiero expresar mi respeto y mi solidaridad más profunda hacia todas las víctimas de la dana y hacia sus familias», comienza la misiva, en la que reconoce que decidió permanecer en silencio para «no avivar el circo mediático» y para «evitar que mi nombre pudiera ser utilizado como un instrumento político».
Vilaplana detalla minuciosamente su agenda de aquel día: un curso en Ford Almussafes por la mañana y, posteriormente, una comida con el presidente de la Generalitat en Valencia. Explica que acudió a esa cita «con el objetivo de explorar posibles vías de colaboración profesional», aunque asegura que rechazó de forma «clara» una eventual candidatura a la televisión autonómica. Durante la comida, apunta, el president recibió llamadas continuas, pero ella permaneció «completamente ajena a esas comunicaciones».
La periodista subraya que abandonó el restaurante entre las 18:30 y las 18:45, sin ser consciente de la magnitud de la tragedia que se vivía en otras localidades. «En la ciudad no llovía y eso me hizo sentir todavía más ajena a la situación», señala.
Su silencio inicial, explica, buscaba protegerse, pero acabó teniendo el efecto contrario: «Ese fue mi error, porque ese silencio, aunque bienintencionado, alimentó la especulación y, cuando finalmente se supo, desembocó en un acoso brutal». Asegura que la presión la llevó a un ingreso hospitalario y que actualmente sigue un tratamiento por estrés postraumático.
Vilaplana denuncia además el componente de género que, a su juicio, ha marcado todo este episodio: «¿Realmente habría pasado lo mismo si en lugar de una mujer hubiera sido un hombre quien se reunió con el presidente? ¿Se habrían dicho las mismas cosas, con el mismo tono y el mismo juicio?».
«Me he convertido en una diana. Una diana utilizada políticamente y alimentada con insinuaciones machistas que han condicionado esta historia desde el principio», lamenta, al tiempo que insiste en que lo ocurrido aquel día fue «una maldita coincidencia y un horrible golpe de mala suerte».
La periodista concluye reclamando respeto para poder reconstruir su vida: «Respeto hacia mi persona, hacia mi familia y hacia mi vida privada. Pero, sobre todo, pido respeto para las víctimas. Porque a ellas es a quienes les debemos sensatez».