The Objective
España

Interior colocó a un mando de Barcelona al frente del dispositivo de la Vuelta en Madrid

«Un error de planificación gravísimo» que se sumó a otras deficiencias en la jornada de la Vuelta, según fuentes policiales

Interior colocó a un mando de Barcelona al frente del dispositivo de la Vuelta en Madrid

El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska.

La gestión del dispositivo de seguridad durante la fallida etapa final de la Vuelta a España 2025 sigue generando polémica dentro de las fuerzas policiales. Al malestar por la falta de medios, la desorganización y los 22 agentes heridos en los disturbios, se suma ahora una nueva crítica interna: el mando operativo del dispositivo en Madrid no fue asumido por ninguna de las unidades con experiencia en la capital, sino por un jefe de la Unidad de Intervención Policial (UIP) con base en Barcelona, cuyo indicativo es «Jaguar».

La indignación entre los agentes desplazados no ha tardado en hacerse pública. Uno de ellos, herido durante las cargas y recién salido del hospital, lanzó un mensaje que resume el desconcierto dentro del cuerpo: «¿Por qué dirige esto un Jaguar, que no conoce Madrid, en vez de Puma o la UCI? Siento las horas, pero acabo de salir del hospital», reza el mensaje de un policía herido enviado a sus compañeros. En el argot interno de la UIP, cada base territorial tiene un indicativo: «Jaguar» corresponde a los grupos desplazados desde Barcelona; «Puma» es el nombre del grupo fijo de la UIP en Madrid, con base permanente en la capital; y «UCI» (Unidad Central de Intervención) es una unidad élite de intervención con competencias nacionales, pero también con base en Madrid y con profundo conocimiento operativo del terreno.

La presencia de los Jaguar en Madrid no es en sí un hecho excepcional, ya que en eventos de gran magnitud es habitual que se refuerce el dispositivo con efectivos de otras ciudades. Lo que sí ha resultado incomprensible, incluso entre mandos intermedios, es que la dirección táctica del operativo haya recaído en un mando de una unidad desplazada y no en quienes conocen el terreno, los accesos, los puntos críticos de manifestación y las vías de repliegue. Fuentes policiales consultadas califican la decisión como un «error de planificación gravísimo» que se sumó a otras deficiencias en la jornada del domingo, como la falta de equipamiento, subestimación del número de manifestantes y una instrucción política de no cargar hasta que la situación se volvió insostenible. Cabe destacar que no todos los agentes desplegados estaban bajo el mando de un único responsable, sino que el dispositivo se organizó por zonas, con distintos jefes al frente de cada sector. Así, algunos grupos sí recibieron instrucciones de mandos con experiencia operativa en Madrid. Sin embargo, en los sectores donde las órdenes provenían de un superior ajeno al conocimiento del terreno, el resultado fue calificado por varios agentes como «un caos».

Caos sin coordinación y sin respuesta

Durante la jornada, miles de manifestantes propalestinos bloquearon las principales arterias del centro de Madrid, impidiendo el desarrollo de la última etapa de La Vuelta. La organización tuvo que detener la carrera a 56 kilómetros de la meta y cancelar todos los actos previstos, incluido el podio en Cibeles. La tensión se trasladó a las calles, donde los agentes –según el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, eran más de 2.000 afectivos en total– fueron desbordados sin la posibilidad de actuar con contundencia. «Nos han tirado vallas, botellas, conos, nos han rodeado y hemos tenido que replegarnos sin cobertura ni material», denunció otro agente en un mensaje interno. «Cuando pensábamos que cargaríamos, nos dejaron en línea, quietos, mientras se reían de nosotros. Nos sacaban vídeos. Fue humillante».

El sentimiento general en la UIP es que la falta de una dirección efectiva y sobre el terreno fue clave en el caos operativo que se desató. Y, para muchos, esto se explica por la elección del mando: «Los Jaguar no tienen culpa de venir, pero que les pongan a ellos al frente, sin conocer Madrid, fue una temeridad. Eso se nota en la respuesta, en la lectura del entorno y en cómo se ordenan los movimientos», señalan fuentes del cuerpo.

Silencio oficial y críticas sindicales

Desde el Ministerio del Interior no se ha ofrecido ninguna explicación oficial sobre quién estuvo al frente del dispositivo ni por qué no se designó a un jefe de unidad de Madrid o de la UCI. Sin embargo, los sindicatos policiales sí han arremetido duramente contra la gestión política del operativo. El Sindicato Unificado de Policía (SUP), JUPOL y la Confederación Española de Policía (CEP) denunciaron que la seguridad del evento fue sacrificada «por conveniencia política» y alertaron de que el diseño del despliegue fue «claramente insuficiente». SUP fue especialmente duro al señalar que los agentes fueron «atados de pies y manos» y que los políticos «han comprometido nuestra seguridad en la actuación». JUPOL, por su parte, pidió «depurar responsabilidades» y acusó directamente al Gobierno de alentar el clima de confrontación que terminó estallando el domingo.

El saldo final del operativo no pudo ser más negativo. 22 agentes resultaron heridos con contusiones y traumatismos, dos personas fueron detenidas y una de las pruebas deportivas más importantes del país quedó suspendida en su etapa más simbólica. Pero quizás el daño más profundo es el que queda dentro del cuerpo policial. «Es difícil explicar lo que sentimos cuando te están lanzando piedras y tú no puedes hacer nada. Pero lo peor no fue eso. Lo peor fue ver que ni siquiera quienes planificaron esto pensaron en nosotros», afirma otro miembro de la UIP.

Publicidad