Ignacio Varela: «El sanchismo es el resultado de una personalidad absolutamente anómala»
El analista Ignacio Varela, exasesor de Felipe González, analiza la actualidad política en ‘El purgatorio’
No quisiera compararlo con Iván Redondo, porque él no busca el foco y sabe que una condición indispensable de un asesor es la discreción. Tampoco lo hago porque Ignacio Varela (Madrid, 1954) tuvo un éxito mayor: trabajó durante la etapa más poderosa del PSOE, junto a Felipe González, cuando no había español que no quisiera ser amigo del presidente. Varela, hombre inteligente, ahora observa las «liebres» que saca todos los días el Ejecutivo de Sánchez y, como no solo prueba la comida, sino que sabe cómo la preparan los hombres del presidente, hablar con él es asomarse a la cocina donde se trazan los cuentos de esta política nuestra de todos los días. Lo que ahora llaman «relato». Siempre cargados de relatos.
P.- ¿España por lo general es un país más de izquierdas?
R.- Lo ha sido, históricamente. Y cuando digo históricamente me refiero no al periodo democrático. Lo ha sido. Pero yo no estoy seguro de que lo sea en este momento, más bien estoy seguro de lo contrario.
P.- O sea que nos estamos volviendo más de derechas.
R.- Como toda Europa. Hay una clarísima deriva a la derecha. En España y en toda Europa se está produciendo. Casi te diría que en todo el mundo occidental, pero también en Estados Unidos. Ahí es uno de los fenómenos estructurales de nuestra realidad política. Es la deriva conservadora de gran parte de la población.
P.- Si no tengo mal hechas las cuentas desde la Transición, desde el año 77 hasta hasta la fecha actual, el PSOE ha gobernado España durante más de 23 años. El PP lo ha hecho durante unos 15 años. O sea que hay una diferencia…
R.- Sí, claro, pero es que ha habido un presidente que ha durado 13 años él solo.
P.- Esto ya rompe la estadística.
R.- Claro, él solo. Y además no cuentas los cinco años de Adolfo Suárez.
P.- Claro. No lo incluimos dentro del Partido Popular, pero sí, podría ser dentro de la derecha.
R.- Dentro del centroderecha.
P.- Dijo aquí Ricardo Dudda en El purgatorio: «En España no existen las ideologías, existen los partidos».
R.- Yo lo que creo es que en el momento en que los partidos se apropian de las ideologías, las corrompen. Existen las ideologías y existen los partidos, pero la versión partidista de las ideologías se convierte inmediatamente en escolástica, o a la larga. Y en el momento en que entras en el terreno de la escolástica, ya no estás en el terreno de las ideologías. De hecho, ningún partido político español ha contribuido sustancialmente, ha hecho aportaciones sustanciales de tipo ideológico. Ni el Partido Socialista, ni el Partido Popular… Las grandes contribuciones ideológicas que hemos recibido y que practicamos históricamente han provenido de otros países. Pero España no es un país de ideólogos. Es más de teólogos que de ideólogos.
P.- Bien dicho, aquí, en este purgatorio. Lo que venía a decir Dudda era básicamente que uno puede definirse en España como progresista, pero te van a preguntar: «¿Y tú de quién eres?». Esto es como cuando te veían de niño por la calle y las señoras te preguntaban: «¿Y tú de quién eres? ¿De qué familia eres?». Pues esto básicamente es lo mismo. Es decir, aquí yo creo –y no sé si me lo compras o no–, que uno dice soy progresista o soy liberal, pero aquí lo que importa es tu de quién eres.
R.- Y automáticamente se enfunda una camiseta, y en función de la camiseta que te enfundas eso te condiciona tu discurso. Es decir, hay cosas que te sientes autorizado a decir y cosas que a lo mejor piensas y no te atreves a decir. Y además sabes que te van a juzgar en función… Primero te van a mirar el color de la camiseta y a continuación te van a juzgar. Mira, yo en una ocasión hice un experimento haciendo un estudio cualitativo de estos de ‘focus group’. Y elegí una frase de Cayetana Álvarez de Toledo. Y la solté en un grupo de votantes de Podemos atribuyéndosela a Pablo Iglesias. Todo el mundo aplaudió a favor. A continuación cogí la misma frase y la solté en un grupo de votantes del PP atribuyéndose a Cayetana Álvarez de Toledo. Todo el mundo a favor. Es decir, el problema es… Y además, eso se nota mucho en las encuestas –perdona que me enrolle–. La manera más eficaz de manipular una encuesta es redactando las preguntas. Entonces, si tú en una encuesta preguntas «¿Está usted de acuerdo con esta propuesta?», obtienes una respuesta. Pero si dices «¿Está usted de acuerdo con esta propuesta del gobierno?», obtienes una respuesta radicalmente distinta. Entonces, sí, en España se mira mucho antes el quién que el qué.
P.- Hablaremos de encuestas, hablaremos de un señor llamado Tezanos y hablaremos del CIS. Pero antes, ¿qué es ser progresista en España?
R.- Ser progresista en España no es nada distinto. Bueno, sí, es algo distinto, porque el ser progresista en España, como todo lo que sucede en España, está marcado por nuestra historia. Yo creo que la historia de España ha pesado mucho en la Transición y en el desarrollo de la democracia, pero no viene a ser nada distinto de lo que es ser progresista hoy en el mundo, que para mí es ni más ni menos que defender de modo irrestricto los tres ideales de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad. O llámalo solidaridad, equidad y justicia social. Yo creo que ese triángulo que formularon hace tres siglos sigue siendo el pivote de una actitud progresista ante la vida.
P.- ¿Un progresista en España defendiendo esos pilares tiene partido al que votar ahora mismo?
R.- Yo estoy desde hace más de una década orgulloso de pertenecer al Partido de los Huérfanos, donde me siento extraordinariamente bien acompañado, por cierto.
P.- Antes de empezar, que estamos en el prólogo, bien lo sabes, porque aparte, has visto alguna entrevista del Purgatorio, ya en su tercera temporada. ¿Quizá la última, quién sabe ya?
R.- Espero que no, porque son muy entretenidas.
P.- Yo también espero que no, por mi sustento. Bueno, vayamos a la pregunta de la relación con la fe. ¿Eres un hombre creyente?
R.- No, yo tengo una relación inexistente con la figura de Dios. Como decía el clásico, creo que es un producto de la imaginación humana. Producto quizá necesario, porque si nos lo hemos inventado y ha tenido tanto éxito, por algo será. Será que respondía a una necesidad. Pero bueno, creo que es un producto de la imaginación humana. Tengo una relación de interés y respeto por el fenómeno religioso y como fundamento de lo que llamamos la cultura occidental, que lo es sin ninguna duda. Y tengo una relación hostil con todas las manifestaciones en todos los terrenos del pensamiento eclesiástico y teológico, incluida la política. Es decir, soy integralmente laico.
P.- Ignacio Varela. Bienvenido a El purgatorio. Gracias por estar con nosotros. Aparte, yo soy fan de Varela. Porque sí, te leo, te leo.
R.- Bueno, yo te escucho.
P.- Muchas gracias. Entonces, esta entrevista es malísima, porque entrevistas entre gente que se quiere… Hay que ser agresivo y violento.
R.- Bueno, para empezar nos hemos puesto la camisa del mismo….
P.- Sí , casi como padre e hijo. Bueno, a ver. Varela hizo carrera de Derecho en la Universidad de Madrid, fue activista estudiantil en los últimos años del franquismo, ingresó en el PSOE en el año 74. Exactamente en el año 78 se incorporó al equipo electoral del PSOE. Trabajó en la victoria de Felipe González, año 1982. Trabajó 11 años en la Moncloa como subdirector del Gabinete de la Presidencia del Gobierno. Como hombre dedicado al diseño de las estrategias políticas de las campañas electorales del PSOE durante 35 años está reconocido como uno de los mejores en lo suyo. Podemos llamarlo el Messi de las estrategias electorales. Bueno, el Messi no porque tú eres de Madrid, perdón.
R.- Yo soy del Madrid. Messi todavía no se ha retirado, aunque está camino. Y yo, bueno, estoy casi en la misma fase. También camino de la retirada.
P.- Un gusto charlar contigo, porque aparte de los conocimientos que tienes, tienes una cosa que no se puede estudiar, que es la experiencia.
R.- Claro. Yo a veces hablo con mis compañeros y siempre les digo lo mismo: “La diferencia fundamental entre vosotros y yo es que vosotros sois unos extraordinarios críticos gourmet. Es decir, sabéis de gastronomía. Muchísimo. Os ponen un plato delante, lo sabéis paladear. Sabéis si está bien hecho, mal hecho, qué le sobra, qué le falta… Y yo que probablemente no tenga tanto bagaje teórico y tal, me he pasado la vida en la cocina y todo mi conocimiento es empírico”. Por tanto, el problema no es de volumen de conocimiento, sino de la fuente del conocimiento.
P.- De campo de conocimiento.
R.- Yo cuando veo un suceso político de cualquier clase, inmediatamente me sitúo imaginariamente en la cocina y pienso cómo se ha cocinado eso. Y a lo mejor pues no soy tan fino en la creación de categorías, pero sí sé lo que ha podido pasar. Es un problema de ópticas exclusivamente.
P.- O sea, tú, por ejemplo, ves lo que ha pasado estos últimos días con la cancelación de la última etapa de la Vuelta a España en Madrid. Y has visto el mitin de Pedro Sánchez en Málaga, si mal no recuerdo, digamos elogiando a los manifestantes y llamando a la manifestación, digamos, pacífica de Madrid. Tú ves ese suceso, todo lo que se forma alrededor, lo que dice el Partido Popular, lo que dice el PSOE y tú ya ahí ves cómo ha sido la estrategia. ¿Tú ves que hay alguien detrás?
R.- ¿Tenemos una mayoría de la población que simpatiza con la causa palestina? Sí. ¿El Estado de Israel en este momento suscita una intensa antipatía –por otra parte justificada, no por el Estado de Israel, sino por sus actuales gobernantes–? Sí. ¿Tenemos la oportunidad de pasar una semana sin hablar de Ábalos, ni de Cerdán ni de Begoña y tal? Sí. Bueno, pues vamos a ello. Vamos allá. Este es el proceso de decisión. Pues luego ya se reparten los papeles. Entonces tú vas el sábado, sueltas esto, tú no sé qué. Tú movilizas a la policía, pero luego la policía es incapaz de controlar esto. Imagínate simplemente que esto hubiera sucedido en París el último día del Tour de Francia. ¿Habría caído o no habría caído el ministro del Interior?
P.- Bueno, el ministro del Interior de España digamos que ha tenido una serie de motivos…
R.- Imagínate. Trasladado a París –se ha hecho el Tour de Francia hace dos meses y tal– en la jornada de cierre del Tour de Francia. ¿Habría provocado una crisis política? Sí. Bueno, el problema es que como nos van soltando liebres sucesivas y hemos adquirido la costumbre de perseguir todas las liebres que nos sueltan excepto la verdadera, pues el juego es este. Claro, es el juego de la liebre falsa. Sistemáticamente.
P.- Si el ministro del Interior francés hubiera permitido también que venga un señor que está buscado por la justicia española, que venga a dar un mitin a tal hora, de tal día, que lo anuncie, que dé el mitin y que se vuelva otra vez. Pues vaya ministro del Interior. España para eso es curiosa.
R.- Lo extraordinario es que hoy mismo el ministro del Interior, nuestro ministro del Interior, ha dicho: «El despliegue de medios fue suficiente». Y yo, cuando lo he oído –estaban indignados en la tertulia de Alsina con esa declaración– he dicho: «No, no, no, tiene razón. Fue suficiente para conseguir el efecto deseado», que era que no se pudiera hacer la Vuelta a España y que nos pasemos toda la semana discutiendo de eso en vez de hacer crónica de tribunales.
P.- ¿Cuando uno conoce la cocina, qué opinión tiene de la comida? Por hacer la pregunta razonable, para que la entienda todo el mundo. ¿Cuando uno conoce el interior de la política, qué le parece la política?
R.- Cada vez peor.
P.- Porque los cocineros son peores.
R.- Y cada vez más necesaria. Es decir, es una especie de mezcla. O sea, yo por una parte sigo pensando como he pensado toda mi vida, que lo único peor que los partidos políticos es su ausencia. Pero al mismo tiempo, creo que en estos momentos la política es el primer problema de España. Es decir, la política, que es una cosa que se inventó para solucionar los problemas de la vida en común, en estos momentos es claramente el factor que más perturba y daña la vida en común de los españoles. Es decir, no solo no resuelve los problemas, sino que los empeora y frecuentemente los provoca. Y además eso –no quiero volver siempre a lo de las encuestas– los españoles lo perciben así con toda claridad. No es verdad que los españoles digan que el mayor problema de la España de hoy sea la vivienda. Ni el paro, ni la economía, ni los precios. Claramente identifican que es la política. Lo que pasa es que aquí también nos hacen trampas. Pero bueno.
P.- Siempre está la trampa, la pregunta es la trampa. Ahora entramos en las encuestas. Esto de las liebres me parece interesante. Lo de las liebres es que esto que se ha venido en llamar últimos años, con un uso de la palabra que han, digamos, expandido este fenómeno de los politólogos. Antes no había politólogos en las tertulias, ahora están repletas de politólogos.
R.- Pero los politólogos son los que han hecho la carrera de política y la ejercen, nada más. Yo no soy politólogo. Yo soy de Derecho.
P.- Lo sé , pero hay politólogos todo el rato. Bueno, el asunto, como decía de los politólogos y del relato.
R.- Es una expresión odiosa.
P.- ¿Qué es esto del relato?
R.- El relato es lo que clásicamente se llamó el discurso. Entonces hasta que llegaron los teóricos y les explicaron a los políticos que la política hay que contarla como un cuento. Es curioso porque los políticos actuales, siempre con excepciones, no quiero categorizar, tienen el vicio de tratar a los niños como adultos y a los adultos como niños. Entonces decidieron el ‘storytelling’ famoso. Que la política es el ‘storytelling’. Cuéntele una historia a la gente. Entonces, lo que llaman el relato es ni más ni menos que convertir el discurso político de toda la vida en una narrativa. O en un cuento infantil. Claro, es que la comunicación política es una cosa bastante complicada, porque consiste en transmitir ideas complejas de manera sencilla y comprensible, sin que pierdan complejidad. Es decir. Entonces, ¿cuál es el problema? Que si sacrificas una de las dos cosas, si tú al pasar a un lenguaje sencillo, comprensible para cualquier persona, lo que haces es arrebatarle a la idea la complejidad que tiene, pues estás haciendo demagogia directamente. Y si transmites la complejidad con un lenguaje complejo, lo que estás consiguiendo es que nadie te entienda. Entonces por eso es muy difícil mantener ese equilibrio. Es tan difícil que la mayoría de los políticos han optado por sacrificar la complejidad y dar respuestas simples a problemas complejos. Y eso se llama populismo. La síntesis del populismo es esa.
P.- Cuando uno ve la televisión de repente y ve a los políticos de todo signo hay un momento en que dices: «Oye, me están tratando como si fuera imbécil».
R.- Absolutamente.
P.- No es que lo piensen, que pueden pensarlo, sino que lo hacen porque es…
R.- Absolutamente. Lo que pasa es que ahí tienes que medir en cada caso concreto. Cuánto de eso hay de imbecilidad que se quiere transmitir. Es decir, «me están tratando como si fuera imbécil», o cuánto de imbecilidad procede del propio emisor, es decir, «cuán imbécil es el tipo que te está hablando».
P.- Cuando se conjugan las dos, ya es lo peor de lo peor.
R.- Que también ocurre. Pero es verdad. A mí me asombra y me irrita y me indigna la falta de respeto con la que habitualmente los políticos y muchos opinadores tratan a los ciudadanos, a los votantes. Hablan de ellos… Hay un tipo de expresiones que me producen… Lo sabe la gente. Por ejemplo, yo he estado muchos años participando en la tertulia de Carlos Alsina y hay expresiones que me sublevan.
P.- ¿Como cuál?
R.- Los caladeros. Caladeros de votos. Uno se imagina ahí a los votantes, a los ciudadanos, como pececillos que están esperando a que alguien los vaya a pescar. Estas expresiones de «lo hace para robar votos», «rascar votos». Oiga, mire usted, los votos ni se roban, ni se rascan, se consiguen a base de persuasión. Luego hay expresiones maravillosas. Se ha generalizado una que todos utilizamos en el lenguaje cotidiano, que es «la gente». «La gente opina». Primero, no sé en qué libro de sociología han aprendido la expresión «la gente». Segundo, el que habla de la gente jamás se incluye en el concepto, para empezar. Una vez escuché a un amigo mío en una tertulia que llegó a decir –se le escapó– «es que la gente no es como nosotros». O sea, es como los viejos comunistas cuando hablaban de las masas y ellos jamás se incluían en el concepto de las masas. Entonces hay en general una falta. Y luego eso se replica en la burda simplicidad de los argumentos y en la burda manipulación de los hechos y de los datos. Es decir, se trata al electorado, a la sociedad, como si fuera una colección de retrasados mentales a los que se puede engañar fácilmente. Con lo cual, oye, a veces sale bien. Pero al final, si a eso le añades el empobrecimiento del lenguaje, que es un tema que me obsesiona cada vez más… Es que si tú hablas como un comanche, terminas pensando como un comanche. Y si tú hablas de manera burda, terminas razonando de manera burda, y al final ya no es que estés engañando a la gente, es que tú mismo te has vuelto idiota. Porque la primera norma clásica de la comunicación es no creer tu propia propaganda.
P.- No consumir tu propia mercancía.
R.- Claro, la propaganda para ser eficaz necesita dos cosas. Primero, que no lo parezca. No hay cosa más nociva que la propaganda que apesta a propaganda. Y eso, por ejemplo, en este Gobierno, es terrible, porque es que absolutamente todo lo que hace apesta a propaganda, incluso lo que no lo es. O sea, ha llegado un momento en el que incluso cuando son sinceros, apestan a propaganda. Y la segunda es no creértelo. Pero es que llega un momento en que uno sospecha que se lo creen.
P.- La propaganda, el relato, el Gobierno…
R.- Hay que tratar con un poquito más de respeto a la sociedad.
P.- A mí es una de las cosas que más me enfada. Que puedan ser corruptos o que se corrompan incluso entra dentro de los peligros del poder. Que alguien se corrompa, que meta la mano, que se lo gaste en no sé quién y no sé cuánto… Ahora bien, el que a mí me intenten vender una burra, eso sí que me… Políticos, e incluso ya como tú dices, analistas digamos de cierta esfera, que te intenta meter una cosa y dice «no, no, que Oscar López no dijo en ningún momento que el capitán Bonilla quería matar a Sánchez». Bueno, si es que lo hemos visto. Es que vimos que había varios ministros del Gobierno diciendo eso, la vicepresidenta diciendo eso y nos quieren decir que no. Nunca han pedido perdón ni lo van a pedir.
R.- No, pero el problema es cuando ya ese tipo de argumentos obvia y manifiestamente falsarios se convierten en una pauta de comportamiento tal que lo naturalizamos. O sea que Pedro Sánchez miente es una evidencia científica, no hace falta tal, pero llega un momento en que está amortizado de tal manera que bueno, sí, ya sabemos que cuando abra la boca me va a soltar una mentira y ni siquiera me enfado. O sea, a base de repetir determinado tipo de operaciones, consiguen que la gente lo incorpore, lo trate como un elemento del paisaje y ni siquiera produzca un sentimiento de rebeldía.
P.- Y que lo llamen cambio de opinión.
R.- Bueno, pero eso es una… Eso es de la famosa entrevista que le hizo Carlos.
P.- El cambio de opinión.
R.- Eso repite mucho Felipe González. Una expresión que es: «Cambiar de opinión es de sabios. Hacerlo todos los días es de necios».
P.- ¿Cuándo fue la primera vez que tú oíste hablar de un joven socialista madrileño llamado Pedro Sánchez?
R.- Bueno, antes de oír hablar de él, me lo encontré en alguna reunión de estas que hacían, él era colaborador de José Blanco. Y yo en ese momento trabajaba como consultor externo para el Partido Socialista y bueno, pues apareció ahí un chico de los que trabajaban con Pepe Blanco, que por cierto debí de estar como en 100 reuniones con él. Estaba en las reuniones como una planta. He pasado muchas horas en reuniones en las que estaba él. No le recuerdo un destello. Los listos eran otros. Vamos, los que pasaban por listos eran Óscar López, Antonio Hernando y tal. Pero este era…
P.- ¿Él hablaba poco, digamos?
R.- Sí, este no solo hablaba poco, sino que como todos estos eran pandilla de amigos…
P.- Los Blanco Boys.
R.- Sí, pues todos estos funcionaban, además eran amigos, o sea, se apadrinaban los hijos los unos a los otros y tal. Pero sabes que en todas las pandillas de adolescentes siempre está el tonto del grupo, al que le hacen las bromas pesadas, cuando habla le interrumpen. En ese momento este era Pedro Sánchez. Entonces pues él iba a las reuniones, se sentaba, escuchaba muy atentamente. Pero vamos, yo no le recuerdo…
P.- ¿No le recuerda, por ejemplo, madera de liderazgo dentro del grupo de amigos?
R.- No, no, en absoluto. No, no, no, no. Ya te digo. Era el de las bromas. Era al que le hacían las bromas, al que no le dejaban hablar, al que…
P.- Esperaba otra cosa. Siempre se dice esto, ¿no? La madera de líder, que había sido delegado de la clase del instituto…
R.- Delegado de nada. Le metían en las listas electorales, en el puesto en donde no salía, y luego resulta que se encontraban con que no salía. Pero entonces alguien tenía que dimitir para que él entrara. Le pasó para ser concejal, le pasó para ser diputado… «¿Y qué hacemos con Pedro, que se ha quedado fuera? Pobre Pedro. Bueno, pues a ver. Si dimite fulanita y entonces ya…»
P.- Dimite Solbes. Bueno, que pase lista y que entre al Congreso…
R.- En su caso, la que dimitió fue –es que se me olvidan los nombres– la que ahora es presidenta del…
P.- ¿Narbona?
R.- Narbona.
P.- ¿Dimitió del Ayuntamiento o de…?
R.- No, de diputada. Le dieron un puesto importante en Bruselas o en París, me parece, en la UNESCO o algo así. Pero para que el pobre Pedro… Todo el mundo decía «Pobre Pedro, que se ha quedado fuera».
P.- O sea que si a ti te hubieran dicho si te juegas un dinerillo a que Sánchez llega a algo, no te digo ni a presidente, a algo dentro del partido, tú hubieras dicho que ni de coña.
R.- No, porque además yo me… Me irrita mucho esta cosa de la política, de las apuestas. Yo soy de la liga anti porra. No me hubiera jugado nada. Pero por ejemplo, me pareció asombroso cuando me enteré de que aspiraba a ser secretario general del PSOE. Me pareció una cosa…
P.- Incluso te parecía más asombroso cuando lo fue.
R.- No, eso no, porque como conocí cómo se produjo el proceso… A este le hizo secretario general del PSOE Susana Díaz.
P.- ¿Cómo era eso? «Este chico no vale, pero nos vale». La frase esta es un poco apócrifa, ¿no?
R.- Sí, lo que pasó fue que primero, mi amigo íntimo y querido Alfredo Pérez Rubalcaba sintió la necesidad no de dimitir sino de abandonar el puesto de trabajo en un momento dado. Se metieron en la historia esta y el candidato obvio era Edu Madina. Edu Madina cometió una bonita colección de errores, entre otros exigir que eso no se eligiera en un congreso sino en unas primarias. Y estaba Susana Díaz también, que era presidenta de la Junta de Andalucía en aquel momento y quería presentarse, pero quería presentarse sin competir. Y Edu cometió el error de decir públicamente: «Da igual que Susana se presente o no, el que sí que se va a presentar soy yo, y por lo tanto, si se presenta, tendrá que competir conmigo”. Muy inteligente por su parte. Entonces esta se agarró un globo tremendo, y llamó a Pepe Blanco y le dijo: «Oye, cómo se llama este chico tuyo que dicen que quiere ser secretario general». «Ah, pues Pedro». «Tráemelo». Se entrevistó 15 minutos con él y a los 15 minutos decidió que iba a ser el secretario general. Y ese es el momento en donde ella o uno de sus colaboradores le dice “cómo ha ido la entrevista”. Y le dijo: “Pues no sirve, pero nos sirve”.
P.- Esa es la primera etapa.
R.- Sí, Susana Díaz ha hecho secretario general del PSOE a Pedro Sánchez dos veces.
P.- De 2014 a 2016. Después de esta etapa, la etapa del «No es no».
R.- Que por cierto, pactaron en esa entrevista Sánchez y Susana que ella le permitía que se presentara secretario general, pero que eso no prejuzgaba la candidatura electoral a la presidencia del Gobierno. Claro, este, por supuesto, le dijo a todo que sí.
P.- Caliéntame la silla, que yo vengo de Sevilla pa Madrid.
R.- Él le dijo a todo que sí. Una semana después de ser elegido, convocó un comité federal y se autoproclamó candidato electoral.
P.- Esa es la primera etapa. Llega, por hacer un poquito de memoria histórica reciente, en 2016. El no es no. O sea, Rajoy gana las elecciones pero no llegan los diputados para poder gobernar, no llega a los pactos necesarios. Sánchez dice no es no y un grupo de ocho o nueve o diez personas le siguen en ese camino del no es no, que es uno de sus grandes lemas. Y llega la tensión en el partido, llega aquel Comité Federal de las urnas detrás de una cortina, de las lágrimas, de la tensión…
R.- Bueno, la policía tuvo que separar a unos socialistas de otros para que no se mataran en plena calle.
P.- Un espectáculo, digamos… Aquí recordamos hace poco a Casado. Pero es que lo del PSOE en Ferraz en 2016, la dimisión de Sánchez como secretario general, la dimisión de diputado y él, voy a coger el Peugeot...
R.- Dices muy bien la dimisión, porque lo que ha quedado es que lo echaron. Nadie lo echó. Él perdió una votación y como resultado de haber perdido la votación, sencillamente dimitió. Esto es la defenestración de Pedro Sánchez que ha pasado a la historia… Él dimitió.
P.- Dimitió, se fue también del Congreso de los Diputados y dijo: «Voy a coger mi Peugeot para recorrer España». Va acompañado de una serie de personas.
R.- Te saltas un paso importante.
P.- ¿Cuál es el paso importante?
R.- El dimitió, se fue a su casa con intención de no volver en una temporada, pero como él había defendido el no es no, y finalmente se decidió que el PSOE se abstendría para evitar las terceras elecciones, que además hubieran sido una catástrofe para el país, pero habrían sido también una catástrofe para el propio Partido Socialista, pues se decidió abstenerse y permitir la investidura de Rajoy. Entonces, un grupo de personas, entre ellas Óscar López, Antonio Hernando y Patxi López, que habían sido colaboradores íntimos de Pedro Sánchez y amigos íntimos de Pedro Sánchez, lo convencieron de que lo mejor que podía hacer en esa tesitura era abandonar el escaño. Pedro, tienes que abandonar el escaño porque no puedes desafiar la disciplina del partido. Si quieres regresar en algún momento, pero después del no es no, no puedes ahora abstenerte. Lo mejor es que abandones el escaño. Muy bien. Les hizo caso. Abandonó el escaño y 48 horas después se hizo pública la candidatura de Patxi López, apoyada por Óscar López, Antonio Hernando…
P.- Es lo que le cabreó.
R.- Eso fue realmente lo que le disparó.
P.- ¡Ahora cojo el Peugeot!
R.- Lo que le disparó fue la traición de los suyos.
P.- Es una historia de traición.
R.- Absolutamente.
P.- Por seguir con esta historia que es una historia, digamos, apasionante de la política. Él se pilla el rebote de su vida, la traición de Patxi López y de Óscar López. Gente que había sido amiga suya, que en la política los amigos, ya saben cómo son. Y entonces es cuando de repente dice «Voy a coger mi Peugeot y voy a recorrer España para retornar a la Secretaría general del PSOE». Y ahí es donde aparecen, entiendo una serie de nuevas amistades, que hoy hemos visto que ya él dice que no son tal.
R.- Ahí aparecen los ‘apparátchik’ de turno.
P.- Claro. Aparece un señor de Valencia llamado José Luis Ábalos. Aparece este señor navarro llamado Santos Cerdán. Aparece el amigo de Santos Cerdán, que había sido un portero de, digamos, de puticlub, Koldo García Izaguirre… Aparece esa serie de personas que después le acompañan en el Peugeot.
R.- Sí, que son gente que procede en su mayoría de… O sea, en los partidos políticos es como un edificio en el que hay varios escalones, ¿no? Y luego está el inframundo, el inframundo de los partidos, donde hay una serie de gente anónima, pero que es imprescindible para que la maquinaria funcione.
P.- Bien engrasada.
R.- Yo lo llamo la mentalidad del secretario de organización. Sin tener nada en contra de los secretarios de organización, que los ha habido muy importantes y muy ilustres. Son estos que, por ejemplo, entran en una asamblea, miran desde la puerta y dicen esto está 47/23. Y después de cuatro horas de discusión y de debate, se vota y aquello termina 47/23. Pero claro, son los que conocen uno a uno la vida y milagros de cada uno de los militantes. Bueno, estos pertenecen a esa especie, ¿no? Estos salen de ese inframundo partidario que es desconocido para la gente hasta que emergen. Y estos fueron los que le ayudaron. Mira, voy a hacer una cosa que no sé si debería, porque se trata… Hay un papel escrito por un amigo mío –al que deberías llamar aquí, por cierto, te lo sugiero, Pablo Pombo–. Aquellas primarias fueron en el mes de mayo de 2017. En el mes de enero, Pablo escribió un papel que yo tengo diciendo cómo Pedro Sánchez os va a ganar estas primarias. Y se lo entregó a una serie de personas, entre ellas Susana Díaz. Bueno, leer ese papel hoy es espeluznante, porque clavó, paso por paso cómo les iba a ganar. Si había una persona en el PSOE que podía perder unas primarias contra Pedro Sánchez en ese momento se llamaba Susana Díaz. Y tú eso lo decías y te decían «Sí, pero es que no hay otra posibilidad». «Cómo que no hay otra posibilidad». O sea, no, las cosas no son imposibles, las cosas se hacen imposibles o se viven como imposibles. Es que mira, los partidos políticos –perdona que me enrolle–, una cosa que he aprendido con la práctica y que no sé teorizar, solo sé constatar, es que los partidos políticos son la única organización humana que se hace daño a sí misma a conciencia, sabiéndolo. Es decir, si tú estás en una empresa o estás en un periódico, estás en un medio, en cualquier organización tú puedes cometer un error. Puedes tomar una decisión errónea. Y bueno, pues te sale mal, pero cuando la tomaste creías que era correcta. Bueno, yo he contemplado centenares de ocasiones, no una ni dos, centenares de ocasiones, a un partido político que dice «¿Esto es una cagada?» «Sí». «¿Va a ser un desastre?» «Sí». «Adelante, hagámoslo». No hay otra organización humana que yo conozca capaz de lesionarse con plena conciencia de que se está lesionando. Y entonces dices. ¿Por qué? Pues me pasa como con el peronismo. Lo sé reconocer cuando lo veo. Lo que no sé es explicarlo.

P.- ¿Y te pasa con esto que llaman el sanchismo? ¿Lo ves y sabes explicarlo o no sabes explicarlo?
R.- Sí, sé explicarlo. Porque primero… Bueno, primero es el resultado de una personalidad absolutamente anómala. Ya está. Es Pedro Sánchez. Lo que lo caracteriza por encima de cualquier otra consideración ideológica. Por cierto, cuando trabajaba con Pepe Blanco y estaba en el grupo de economistas, era de los economistas de derechas. Pero bueno. Para mí es una personalidad completamente patológica. Cualquier profesional de la psiquiatría te lo confirmará. Y su patología tiene unos rasgos, el más destacado de los cuales tiene nombre en los libros… él siempre irá más lejos del punto en el que una persona cuerda se detiene, lo cual le da una ventaja competitiva extraordinaria. Porque donde una persona cuerda se detiene por pura prudencia, él no se detiene.
Por tanto, esa es la… Y una concepción en la cual el único valor a defender es el poder como fin en sí mismo, alejado de cualquier clase de proyecto ideológico o político. Tal es el núcleo, el centro y la esencia del proyecto: conquistar el poder y preservarlo a cualquier coste y durante todo el tiempo. Es decir, la vocación de perpetuidad. A partir de ahí se confunde Pedro Sánchez o el sanchismo con la persona de Pedro Sánchez. Yo creo que el sanchismo es mucho más que Pedro Sánchez. Sanchismo es un bloque político que se ha formado desde la convicción que no es original de Pedro Sánchez, sino de Pablo Iglesias. Me preguntabas al principio si España es más de izquierdas que de derechas. Bueno, pues en el año 2015 alguien llegó a la conclusión de que si tú conseguías compactar en un bloque estable toda la izquierda más todos los nacionalismos, eso daba como resultado una mayoría imbatible, y por tanto, un poder muy duradero. Esa es una elaboración sociológica que en aquel momento no estaba mal tirada. Hacía un disparate en términos institucionales, constitucionales y políticos, pero tenía un fundamento sociológico real. Y esto lo compra Pedro Sánchez como producto. Y de ahí el no es no y el somos más y todo lo demás. Si usted compacta a toda la izquierda y a todos los nacionalismos, usted se queda en el poder 20 años, tal como es el perfil de la sociedad española y su comportamiento histórico electoral. Bueno, y él prescinde no ya de cualquier modelo ideológico, sino incluso de los intereses de su partido. Y se autoproclama cuando formula el famoso somos más.
P.- La noche del 23.
R.- La noche del 23 de julio se autoproclama como el caudillo de un bloque político y social, más allá del Partido Socialista, que a su vez tiene una forma de practicar un entendimiento del ejercicio del poder que es la polarización, la polarización inducida en la sociedad. Hay dos tipos de polarización política: una, la que nace de la sociedad y contagia la esfera política. Cuando te encuentras con una sociedad partida en dos. Es el caso de los Estados Unidos en este momento, es el caso de la España de los años 30. Es el caso del Ulster sin el elemento terrorista. Y otra que es la polarización de laboratorio, la que es de diseño, la que se fabrica en algún laboratorio político y se inyecta o se inocula en la sociedad porque se considera que eso es lo que permite o facilita la conquista y el mantenimiento del poder. Esto es lo que sucedió en Cataluña: la polarización, la quiebra de la sociedad catalana y el procés es clarísimamente un caso de polarización de laboratorio. Y esto es también el sanchismo. Sanchismo es si yo creo y mantengo un credo, un bloque político y creo y mantengo una dinámica de bloque frente a bloque, no de ideología frente a ideología, no de partido frente a partido y tal… Esto supone para un partido como el Partido Socialista una renuncia tremenda, que es la renuncia a su vocación mayoritaria, ¿eh? Pero supone una apuesta. Y además hago todo lo que tengo que hacer, creo una confrontación entre dos bloques en la cual el fenómeno democrático de la alternancia en el poder se convierte en algo traumático para la mitad de la sociedad. Por tanto, cualquier cosa es válida para evitar la alternancia en el poder.
P.- Claro que una de las cosas que…
R.- Esto es el sanchismo. El sanchismo no es solo la forma de hacer política de Pedro Sánchez. Eso sería el principio. Ha devenido en una forma de contemplar el ejercicio del poder y la acción política, que tiene su origen mucho más en el pensamiento de Podemos que en el pensamiento socialdemócrata. Es decir, en estos años de convivencia, el PSOE se ha contagiado mucho más de Podemos que Podemos de socialdemocracia. Y eso es porque Pedro Sánchez le compró la idea estratégica de partida a Pablo Iglesias, que en vez de ser clase contra clase era de bloque contra bloque.
P.- ¿Crees que lo peor está por venir?
R.- Sí. Creo que, como le oí decir una vez a… No me acuerdo bien. Pero vamos, a un tertuliano. El final del sanchismo será bíblico.
P.- ¿Bíblico? Las siete plagas.
R.- O sea, yo creo que están dispuestos, y Pedro Sánchez en concreto está dispuesto, primero, a hacer cosas que hoy no podemos imaginar por retener el poder. Y además, estoy convencido –yo sé que esto es una apuesta de futuro, y como toda apuesta de futuro enormemente falible– que si pierde las próximas elecciones, no se irá.
P.- Ha pasado un ángel…
R.- No, no es que no se vaya del Gobierno.
P.- Ah, que no se vaya del PSOE.
R.- Es decir, él tiene la secretaría general del PSOE asegurada hasta finales del año 28. Se quedará al frente del PSOE, intentará hacer una oposición de tierra quemada al gobierno de la derecha. Cuanto más peso tenga Vox en el gobierno de la derecha, mucho mejor para él. Por eso él se tira paredes constantemente con Abascal. Son socios de hecho, son pareja de hecho. E intentará… o sea que podría ser que el año 30 o 31 no sea el final del periodo sanchista, sino sea el momento del regreso del sanchismo.
P.- Esto sí que sería novedoso.
R.- El momento del regreso del sanchismo encabezado por él o por alguien que él designe.
P.- Sí que sería sorprendente. Que hayamos visto tantas cosas sorprendentes en los últimos siete años…
R.- Tiene 51 o 52 años.
P.- Pero nunca ha pasado que alguien salga de la presidencia del Gobierno y que después la retome.
R.- Donald Trump, por ejemplo.
P.- Ha pasado.
R.- Es que la pena es que la figura más parecida a Pedro Sánchez en el panorama internacional es Trump.
P.- O sea, el trumpismo en España.
R.- Prescinde de elementos ideológicos y atiende solo al modus operandi y al temperamento y a la forma de comportarse, a la forma de relacionarse, por ejemplo, con la Constitución, con los ciudadanos, con la ley, con el principio de legalidad, con la verdad… Son figuras absolutamente gemelas. Al margen de que uno sea de extrema derecha y el otro pretenda hoy ser de izquierdas y muy rojo, es que son figuras cuya forma de concebir el ejercicio del poder… Son completamente gemelas. Son los dos tipos más parecidos que hay.
P.- Desde la oposición, hay quien ha visto en esas últimas manifestaciones, por el asunto del genocidio en Gaza y la cancelación de la última etapa de la Vuelta Ciclista, hay quien decía que esto es un ensayo general, es decir, lo que pasará si llega un Gobierno de PP y Vox es que las calles volverán a estar en una situación mucho más conflictiva. Sin duda que habrá una oposición muchísimo más férrea…
R.- A un Gobierno del PP sostenido de alguna manera por Vox y aunque no estuviera sostenido, por supuesto que le van a incendiar el país los del somos más, el bloque sanchista, que para mí es que el sanchismo no es solo el PSOE de Pedro Sánchez. Lo de arriba, si me preguntas alguna opinión sobre esto del PSOE y su evolución histórica, es, como te digo, un bloque político que tiene una determinada concepción, que ha abrazado el credo destituyente y que tiene vocación de transformarse en régimen y, por tanto, de provocar una sustitución del régimen político del 78 a otro régimen distinto. Que ha abrazado el ideario populista por completo y por tanto, forma parte del del conjunto de fuerzas populistas que hay en el mundo. Y que desde luego está dispuesto a perpetuarse en el poder. Oye, ha habido movimientos hegemónicos en España que han ejercido largamente el poder y que en algún momento tuvieron un accidente. El PNV, que es el típico partido nación que desarrolla tal volumen de control sobre los mecanismos de la sociedad que en un momento dado tuvo un accidente y perdió transitoriamente el poder. Pero enseguida regresó. ¿Por qué? Porque finalmente se confunden, se apoderan del tejido social y sobre todo del tejido institucional. Y prácticamente el país no puede funcionar si no está gobernado por ellos.
P.- ¿Qué papel juega Zapatero en este PSOE y en este Gobierno?
R.- Pues yo creo que creciente en cuanto a su influencia. Él estuvo contra Pedro Sánchez en aquellas primarias. Pero bueno, yo creo que Zapatero… Se ha abusado de su asimilación a Pedro Sánchez. Es decir, funciona mucho la idea de que el sanchismo es el zapaterismo intensificado. Yo creo que son dos personalidades completamente distintas. Zapatero introdujo la banalidad en la política española. Es un personaje cuya principal característica, si tuviera que resumir el zapaterismo en una sola frase, diría que es el método de tomar decisiones trascendentales con criterios superficiales. Es la banalidad. Tuvimos esa desgracia. Yo participé en ello, por cierto. O sea que ganó a la primera. Ha sido el único que ha ganado a la primera. Y al ganar a la primera, pues lo que se interpretó es que ese era el modelo eficaz. Y en tres o cuatro años el Partido Socialista entero se llenó de zapatitos. Tú ibas por las federaciones y todos reproducían el modelo. Pero bueno, yo creo que es una era, otra cosa es su evolución posterior, ¿eh? Yo no creo que haya sido el peor presidente. Juega en otra liga realmente, ¿eh? Pero bueno, luego la crisis económica lo pasó por encima directamente.
Estoy contando demasiadas intimidades en esta entrevista, pero ya que me has dado la oportunidad. Recuerdo una larga conversación con él donde me decía: mira, en estrategia política -porque además te daba lecciones de lo tuyo- en estrategia política el escenario desfavorable no hay que introducirlo nunca en el análisis, porque si lo introduces estás contribuyendo a que se cumpla, que es una forma de pensamiento mágico. Yo le decía bueno, pues mira, permíteme que lo hagamos, y si te molesta no te lo montamos. Ahora, en este momento, que es la pregunta que me has hecho, yo creo que él es la persona más influyente en el PSOE después del propio Pedro Sánchez, claramente. Y luego tiene el problema en este momento de él. Yo hace muchos años que no he tenido o no he vuelto a tener una conversación con él, pero él objetivamente ha hecho una apuesta y está trabajando como operador de los intereses de China en Europa y en Latinoamérica, lo cual incluye la relación privilegiada con todos los populismos autoritarios de Latinoamérica, empezando por Venezuela. Pero en estos momentos está clasificado claramente como un operador.
P.- ¿Crees que este PSOE acabará expulsando a Felipe González?
R.- No creo que se atrevan. Felipe González tiene 83 años. Pero es que ya lo han expulsado. De hecho, de facto está expulsado. Claro, es que no hace falta formalizar la expulsión. La expulsión ya se ha producido, Ya se ha producido, de hecho, renegando de él directamente y sobre todo, renegando de su herencia. Y siendo así, oye, yo no quiero dejarme llevar por la pasión, aunque sí tengo derecho a dejarme llevar, ya que de Felipe González lo que más me ha asombrado siempre es su capacidad de… Hoy, con 83 años, para mí sigue siendo el político español que tiene más capacidad de explicar claramente de qué coño va esto del siglo XXI que a todos nos está costando mucho trabajo entenderlo. Bueno, pues yo al que mejor entiendo cuando habla de qué va el siglo XXI es a un señor de 83 años que se llama González. Pero bueno, está claro que él representa una concepción política de la socialdemocracia. Es el fundador de un partido político que se había hecho invisible en la sociedad española. Ahí está su obra antes y después de gobernar. Y lo que se ha producido es un corte, una mutación de la criatura y por tanto, sí, en términos políticos. Felipe González, por supuesto, Alfonso Guerra y todo lo que ellos representan, están políticamente expulsados de esa criatura que hoy se sigue llamando PSOE, pero que lo único que le queda del PSOE que todos hemos conocido es el rótulo en la puerta.
P.- Antes de ir cerrando, te quiero preguntar por un señor de 79 años de edad que es militante del PSOE desde el año 73, un año antes que tú. Se llama José Félix Tezanos y desde 2018 es el hombre que comanda. Ya está más que en edad de jubilación. Tezanos sigue trabajando, digamos, en el CIS, en el Centro de Investigaciones Sociológicas. ¿Por qué ha conseguido cargarse la credibilidad del CIS? Tú, que eres alguien que conoce bien las encuestas, que conoce bien la estrategia, ¿por qué se ha cargado el CIS?
R.- Bueno, vamos a ver, yo es que lo primero que objeto es la propia existencia del CIS en su configuración actual.
P.- Por ser anómalo.
R.- Es decir, no encontrarás en ningún país democrático del mundo un organismo dependiente del Gobierno que se dedique a hacer y publicar encuestas de voto y mucho menos en plena campaña electoral. No existe semejante cosa. Y esto tiene su origen histórico. Esto viene de una cosa que montó Fraga, y luego Suárez descubrió el invento. Le pareció fantástico hasta muy entrado, muy avanzado el Gobierno de Felipe González.
Las encuestas del CIS eran secretas, eran solo para el Gobierno, no se hacían públicas, lo cual le da una ventaja al Gobierno fantástica. Pero es verdad que se lleva más de medio siglo estudiando a la sociedad española en todos sus aspectos y que todos los investigadores sociales de este país se nutren del banco de datos del CIS. Tiene un tesoro científico que supuso una series históricas que nadie tiene. Por lo tanto, primer problema: si tú te cargas el instrumento, te cargas la credibilidad del instrumento.
El daño en términos científicos y académicos es brutal. ¿Qué es lo que pasa con las encuestas del CIS? Yo le recomiendo a todo el mundo que haga una cosa. Una encuesta del CIS contiene 30 o 40 preguntas como mínimo y al final tiene una última página donde dice: estimación de resultados. Bueno, pues lo más sano que se puede hacer es coger esa última página, utilizarla como posavasos y leerse el resto de la encuesta, donde encontrarán un montón de información probablemente sesgada, porque si la muestra viene sesgada… Pero como llevan 40, 50 años preguntando las mismas cosas, produce material interesante.
Lo que pasa es que produce un producto absolutamente contaminado, embustero, deliberadamente embustero, que es eso que se llama estimación de resultados, que ni siquiera es el resultado de la encuesta, sino el fruto de una elaboración posterior. Esto que llaman la cocina y que es un fraude. Es decir, ¿qué sensación tengo yo? Porque a José Félix Tezanos, cuando hace estos barómetros mensuales que hacen primero, le dan la estimación de resultados que tiene que publicar y luego él hace la encuesta.
Mira la que acaba de publicar el otro día, era clara la consigna que le han dado. Hay que hundir al PP. Fíjate, dice. Y todos los medios ante el PSOE, que no se dispara gran cosa. Está ligeramente por encima de lo que tuvo en el 23. Pero ahora lees esa encuesta, la comparas con la que publicó a finales de julio y resulta que según esa encuesta, en los 30 días del mes de agosto el PP habría perdido un millón de votos.
P.- ¿Le ha ido mal el verano?
R.- Para que ese resultado se dé ha tenido que perder un millón de votos el Partido Popular durante los 30 días del mes de agosto. Estas cosas no pasan. O sea, los votos no vuelan por cientos de miles. No se evaporan de esa manera. Entonces es un fraude, directamente. Las estimaciones de resultados que publica José Félix Tezanos, que es directamente un tipo que ha convertido una institución científica académica con un buen nivel de credibilidad en un fraude, se ha convertido en un instrumento de propaganda al servicio del Gobierno. Por tanto, es un fraude político e institucional. No lo quiero calificar jurídicamente porque no me corresponde. Pero en fin, no sé cómo lo calificaría jurídicamente. Lo que pasa es que todos caemos en él, caemos en la trampa, una vez más las liebres falsas. Y hace mucho tiempo es así. Tú eres periodista. Si tú supieras que una fuente sistemáticamente te está proporcionando información adulterada, ¿seguirías publicando la información que esa fuente te suministra? Toda España sabe que los datos que suministra José Félix Tezanos de estimación de resultados son fraudulentos. Y seguimos convirtiéndolo en protagonista. Si es que lo que tendríamos que haber hecho hace mucho… Mira, la gente que se dedica a hacer medias de encuestas, es decir, que no hace sus propias encuestas, sino que coge todas las que se publican y establece la media, hace mucho tiempo que han sacado de la media de encuestas al CIS por excéntrico. Si los datos del CIS no entran en las medias de encuesta es porque es completamente excéntrico y además saben que es fraudulento. Entonces, este es él. Sin entrar en consideraciones personales.

P.- Es decir, lo de las preguntas que llaman preguntas capciosas, o sea, preguntar para intentar encontrar una respuesta. Y después ya está la ausencia de algunas preguntas. Por ejemplo, durante los meses en los que España se hablaba y mucho de la amnistía, el Centro de Investigaciones Sociológicas tuvo a bien no preguntarle a los españoles sobre qué opinaban de la justicia, porque obviamente sabían que por mucha confianza que tú metieras ahí…
R.- Sabían el resultado, efectivamente. A ver si yo quiero más y yo no he hecho encuestas. Yo no soy hacedor de encuestas. Sí soy consumidor e intérprete de encuestas, porque para hacer una estrategia es un instrumento que necesitas conocer en profundidad. Pero bueno, si a mí me encargan una encuesta, yo lo primero que le pregunto al tipo que me la encarga es vamos a ver, ¿quieres saber la verdad o quieres que te dé unos datos que te convenga? Y en función de lo que me responda, yo no necesito tocar ni un solo dato de la encuesta. Lo único que necesito es, déjame redactar el cuestionario, porque si me dejas redactar el cuestionario te aseguro el resultado que a ti te conviene.
P.- ¿Está usted a favor del bien y la bondad en el mundo? Están de acuerdo entonces con nosotros.
R.- ¿Le parece bien que trabajemos menos y nos paguen lo mismo?
P.- Hay que ser estúpido para decir que no.
R.- Claro, el 80% de los españoles está a favor de la reducción de la jornada laboral que propone el gobierno progresista. No, hombre, no. ¿Estaría usted a favor de que pagáramos menos impuestos y tuviéramos…?
P.- ¿…y los viernes por la tarde libres?
R.- ¿Los viernes por la tarde libres y servicios públicos de gran calidad? Sin duda, por eso. O sea que eso no es…
P.- Para cerrar un test que no sé si es más o menos capcioso que el del CIS, intentaremos que no. Si puede ser respuestas cortas, te lo agradezco. ¿Un lugar en el mundo?
R.- Nueva York.
P.- ¿Tienes palabrota o insulto más usado?
R.- Gilipollas.
P.- ¿Un político?
R.- Felipe González.
P.- ¿Una película?
R.- El Padrino. El padrino uno y dos, que para mí es…
P.- Es un pack.
R.- Para mí es una película, no son dos.
P.- ¿Un libro para regalar?
R.- El príncipe de Maquiavelo.
P.- Creí que me ibas a decir Tierra firme de Pedro Sánchez. ¿Cuál es tu idea de éxito?
R.- Mi idea de éxito vital –te va a parecer muy macabro– es estar en condiciones de elegir tu modo de esperar a la muerte.
P.- Bueno, está bien. ¿Un hecho histórico que te hubiera gustado presenciar?
R.- El descubrimiento de América.
P.- ¿La cualidad que menos te gusta de ti?
R.- El síndrome del impostor.
P.- ¿Cocinas o te cocinan?
R.- No, ni cocino ni me cocinan. Preparo comida. Es decir, si cocinar significa coger un filete, darle vuelta y vuelta y comértelo, entonces cocino. Pero vamos, nada más.
P.- ¿Un deporte para verlo, para practicarlo?
R.- El fútbol, por supuesto. Yo de lo único que sé algo en esta vida es de fútbol.
P.- ¿Para ti España es…?
R.- Una nación histórica.
P.- ¿Y qué opinión te merece esta casa? O sea, THE OBJECTIVE.
R.- Me parece un periódico extraordinariamente interesante de leer. Me parece un ejemplo de prensa libre. Y me parece uno de los cuatro o cinco periódicos que para mí son de lectura obligatoria diariamente.
P.- Esta opinión no le va a gustar a Óscar Puente. Ignacio Varela, gracias por venir.
R.- Gracias a ti.
P.- Quede con Dios y que vaya bien.