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España

El tráfico de drogas se dispara un 71% en Barcelona y ya duplica los casos de Madrid

Los fiscales vinculan el auge del narcotráfico con «la empatía con el fenómeno cannábico» que hay entre los catalanes

El tráfico de drogas se dispara un 71% en Barcelona y ya duplica los casos de Madrid

Una plantación ilegal de cannabis. | EP

Los procedimientos por tráfico de drogas en España marcaron una cifra récord en 2024 con 29.758 causas relacionadas con estas sustancias, lo que supone un 23,21% más que el año anterior (con 23.949 casos), según desgrana la memoria anual de la Fiscalía General del Estado. Pese a lo impactante de la cifra, el informe destaca que son aún más alarmantes los porcentajes de crecimiento que presentan algunas comunidades autónomas y provincias en relación con estas diligencias. Es el caso de Cataluña y, en concreto, de Barcelona. El Ministerio Público alerta de un incremento del 71,49% en los procedimientos sobre narcotráfico en cuestión de 12 meses, lo que confirma «el preocupante problema» que padece la provincia barcelonesa con el tráfico de cannabis

Frente al aumento en las diligencias previas que presentan las fiscalías de Lérida (0,53%), Gerona (2,60%) y Tarragona (11,03%), la de Barcelona amplia con diferencia el dato, pasando de 4.234 a 7.261 casos en 202. Se destaca además «un incremento notable» en aquellos casos que están relacionados con sustancias que causan un grave daño a la salud (4.082), como la cocaína, la heroína o las anfetaminas. Según expone la Fiscalía General, «se trata del número más alto de todas las provincias españolas —por encima de Cádiz— y prácticamente dobla a Madrid, que mantuvo activos 3.891 casos en el mismo periodo de tiempo». 

«Empatía con el fenómeno cannábico»

Los fiscales enmarcan en tres factores la problemática del tráfico de drogas en Cataluña. Dos son por circunstancias geográficas: la primera es la frontera con Francia, que, explican, sitúa a al territorio como paso terrestre del transporte a Europa tanto del hachís procedente de Marruecos como de la cocaína trasladada a través de los puertos, y del cannabis de producción en gran parte catalana; y la segunda el litoral, con un puerto como el de Barcelona, de gran importancia y con un intenso tráfico comercial. A esas dos circunstancias le sigue una tercera, de carácter más social y que deriva en lo que el delegado de Barcelona denomina como «empatía con el fenómeno cannábico». 

A juicio de este fiscal provincial, al igual que mantienen sus otros tres colegas en la comunidad autónoma, en Cataluña se viene dando un «fenómeno de cierta tolerancia respecto a la implantación resistente y sostenida del cultivo y producción de cannabis como del tráfico a gran y pequeña escala, que se sustentan en un consumo extendido, en la proliferación de clubes cannábicos que se promocionan incluso como un atractivo turístico de la ciudad de Barcelona y en la canalización del uso del cannabis en sus distintas presentaciones». 

Ante este escenario, los delegados del Ministerio Público de Cataluña advierten del «peligro» que  supone el que esta comunidad pase de ser zona de tránsito, esencialmente de hachís, a territorio principal de producción. Según el informe, se observa en las incautaciones policiales y en los procedimientos por tráfico de drogas un «descenso de intervenciones y consumo de hachís a vez que se incrementa el de la marihuana que se produce en el propio territorio». Una circunstancia que los fiscales vinculan con la «benevolencia con que se observan las plantaciones de cannabis», que no se corresponde, en ningún caso, con el peligro que arrastra esta actividad. 

Una amenaza para la seguridad

La Fiscalía advierte de que el gran volumen de cultivo y producción de marihuana en Cataluña es una gran amenaza para la seguridad del territorio porque da lugar a la implantación del crimen organizado. Tanto es así, prosiguen, que las memorias de las cuatro provincias catalanas constatan ya episodios de enfrentamientos con armas de fuego entre tramas delictivas relacionadas con el vuelco de plantas y cosechas de marihuana (…), que reflejan con claridad «una oscura realidad que viene creciendo desde hace años». 

Otra realidad que define a España y en concreto a Cataluña como territorio productor del cannabis se refleja en el hecho de que cada vez crece más la actividad de los «muleros de marihuana», que ahora salen de Barcelona, según los datos que recoge la Guardia Civil en los aeropuertos. «Tras el notable incremento en 2023, cuando se interceptó a 23 personas, en 2024 se detuvo a 15 viajeros que viajaban a destinos como Tailandia, Reino Unido, Dinamarca, Islandia, Países Bajos, Malta, Hungría, Alemania y Gambia. 

Respecto a los clubes cannábicos, apunta la memoria anual de la Fiscalía General, la actividad delincuencial «sigue siendo reseñable como un fenómeno que deriva también de esa tolerancia y benevolencia respecto a esta droga». Al parecer, prosiguen, el modus operandi de muchas de estas asociaciones es «el suministro de la droga del mercado negro que paradójicamente afirman combatir» y se realiza a través de los conocidos como «agentes verdes». Estos son captadores de consumidores, muchos extranjeros, en los alrededores de las Ramblas. Se ofrecen incluso a acompañar al turista al local donde les hace inmediatamente el carné de socio y se les proporciona marihuana.

En el puerto de Barcelona

Por otro lado, los fiscales, como ya hiciesen en 2023, alertan sobre el puerto de Barcelona, en la medida que en 2024 incautaron en este puerto un total de 24 contenedores con más de 25.000 kilos de cocaína, superando en un 31,17% el que se denominó «punto crítico» de 2023, en el que fueron intervenidos 21 contenedores con 19 toneladas de la misma sustancia ilegal. En cualquier caso, la memoria apunta que estos datos serán solo la «punta del iceberg de una importación clandestina seguramente múltiplo de la aflorada». La Fiscalía reclama más medidas para fortalecer el control de la zona aduanera pese a los avances, dado que, critican, «la cocaína sigue entrando en alarmante ritmo, como lo demuestra el volumen de incautaciones». 








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