The Objective
El purgatorio

José Luis Pérez: «No veo ninguna gana en el presidente Sánchez de convocar elecciones»

El periodista, nuevo conductor de ‘El Cascabel’ en Trece, analiza la actualidad política y social en ‘El purgatorio’

Llámenlo azar, suerte o destino, pero la vida de José Luis Pérez (Berriozar, Navarra, 1975) cambió cuando, un verano de finales de los noventa, decidió no ir a la Cadena Ser para unas prácticas y eligió la Cope. Allí estaba Juan Pablo Colmenarejo; allí conoció a la que sería su esposa; allí empezó a labrarse un camino profesional lleno de elogios y de puestos sacrificados, en un entorno donde la exigencia siempre es máxima. Con el corazón repartido entre Pamplona, Valencia y Madrid, este periodista educadísimo, encantador en las distancias cortas y siempre atento, acaba de asumir una responsabilidad importante: tomar el relevo de Antonio Jiménez al frente de El Cascabel de Trece Televisión.  

PREGUNTA.- Si te digo Juan Pablo Colmenarejo, ¿tú qué me dirías? 

RESPUESTA.- Un maestro con todo lo que eso significa. Letra por letra: lo que supone un maestro, y para mí un mentor. Y mira, se me ponen todavía los pelos de punta sólo de hablar de él y de recordarle. 

P.- Fue un verano en el que él te llamó para la Cope. 

R.- Eso es. Él fue mi profesor en la Universidad de Navarra. En el año 97 me habían cogido para hacer las prácticas en la Ser y en la Cope. Entonces algún amigo de la Ser me dijo: «Vente aquí»… Bueno, algún amigo no, lo puedo decir porque además es público. Es Pedro Blanco, que es un año mayor que yo y había terminado la carrera, una voz radiofónica excepcional. Le llamé a él. «Vente aquí, porque aquí de vez en cuando se quedan los becarios y tal». Y bueno, pues nada, me voy. Llamo a Juan Pablo para decirle: «Oye, joe, gracias porque sé que has empujado para que pueda entrar a hacer las prácticas, pero me voy a la Ser». Y dice: «¿Por qué te vas a la Ser?». «Porque ahí en la Cope me habéis dicho que es muy difícil que los becarios se queden y en la Ser me dan alguna opción». Y me dice: «Yo me vendría a la Cope». Y me lo pensé y dije bueno, él me ha enseñado tanto, para mí ha sido un referente, él ha apostado por mí, le he tenido de profesor y de maestro, como te decía. Bueno, pues que sea lo que Dios quiera. Y me fui para la Cope y hasta hoy. Esto fue en el 97. 

P.- Cambio de vida. Porque allí conociste también a una serie de personas que después han influido, digamos. 

R.- ¡Incluso a mi mujer!

P.- Incluso a tu mujer. Llegaste allí y ella era redactora. ¿El programa era La linterna o…? 

R.- No, estaba en el informativo de mediodía. Después ya pasamos a La linterna por la mañana… Yo creo que a todas horas. Pero sí, sí, originalmente era en el informativo de mediodía. 

P.- Siempre al final… 

R.- Te veo muy, muy bien informado. 

P.- Bueno, es que intentamos estar a la altura de la entrevista, porque me parece una historia apasionante por un cambio que ahora lo ves y tiene mucha trascendencia. La ha tenido, afortunadamente para bien en tu vida. Pero ¿y qué hubiera sido de tu vida si de repente le dices a Pedro Blanco: «Oye, que que al final voy para allá, hacedme un hueco»? 

R.- Es inevitable no pensarlo, incluso 30 años después. Claro que lo piensas, pero… Pues no lo sé qué hubiera sido, pero no me quejo de la vida que he tenido. Claro, todo lo contrario. Somos privilegiados. 

P.- Yo pude conocer a Juan Pablo en la última etapa en la que estuvo en Onda Madrid, porque también colaboraba allí. Excepcional.

R.- Un tipo increíble, de verdad. Es un tipo increíble, excepcional. Esas personas que te marcan para bien toda tu vida. 

P.- Tengo un regalo para darte. 

R.- ¿En serio? 

P.- Sí. Es un libro que… Este es un regalo de un regalo, pero creo que tú lo vas a valorar incluso más que yo. Es un libro de Terceras de ABC de José Luis Garci prologado por Juan Pablo Colmenarejo. 

R.- ¡Qué maravilla! Eran muy buenos amigos porque… Muchísimas gracias, de verdad. Muchísimas gracias. Porque además Garci es también un referente. 

P.- Es un referente. 

R.- Además, no le tenía la pista a este libro. Sé que eran muy buenos amigos, que Juan Pablo le quería además muchísimo a Garci. Garci también he tenido conversaciones con Juan Pablo y le adoraba, con lo cual es un regalazo. Es un regalazo, sí señor. 

P.- Creo que tú lo vas a valorar mucho porque tienes una relación con Juan Pablo excepcional. Hay varias frases de él que yo tengo a veces anotadas en la memoria. Por ejemplo: «Uno trabaja para el público, pero no a las órdenes del público». 

R.- Qué importante es eso, efectivamente. No nos podemos dejar arrastrar. Claro que buscamos darle al público lo que le interesa y que estudiamos mucho para saber qué es lo que le interesa al público. Pero qué fácil sería en el fondo darle sólo al público lo que le interesa, lo que busca, lo que quiere y lo que ni siquiera le ayuda en su vida y a la hora de crecer. Sería muy fácil. Y todo el mundo sabe maneras muy sencillas de mejorar en la audiencia, por ejemplo. Pero creo que tenemos un compromiso con la sociedad, que esto va de otra cosa. Y todo eso lo recoge la frase de Juan Pablo que me decías. 

P.- Otra que me gusta mucho que es: «El micrófono no es un megáfono, no se puede usar como megáfono». 

R.- No. Y además el micrófono o la cámara lo capta todo. O sea, es que te profundiza hasta hasta el alma, es una cosa… Y la gente que está al otro lado del micrófono o al otro lado de la cámara, de una manera natural, inconsciente si quieres, capta eso, capta cuando hay verdad, y capta cuando tú quieres al micrófono y no le tratas a gritos, que es lo que supone también esa frase. 

P.- No sé si ves que hay muchos megáfonos hoy en día en los medios de comunicación. 

R.- Por desgracia, efectivamente, hablan a gritos. 

P.- Hablan a gritos, que no entiendo porque hablan a gritos. Yo creo que confundimos en este país, creo, los decibelios con la razón. 

R.- Sí, sí. Y con la pasión, o tratar de ser incluso vehemente defendiendo tus argumentos. Pero para eso no hace falta gritar. ¿Qué necesidad de gritar ? Al revés, necesitamos un poquito de sosiego. Cuántas veces has oído –yo lo comparto– eso de «queremos aburrirnos, necesitamos aburrirnos». Que volvamos a cierta normalidad. Todo lo que estamos viviendo tiene ese componente de anormalidad y de griterío que yo estoy convencido que les molesta incluso a quienes lo practican. Estoy convencido que en algún momento hay que poner el freno, hay que ponerlo y hay que ponerlo ya. 

P.- Después había otra de Paco González, a raíz de esto de los micrófonos, que me gusta mucho, que siempre la tengo apuntada, que es: «A mí me dieron el micrófono no para quedarme a gusto, sino para que se quede a gusto el oyente o el espectador». O sea que a veces también confundimos el yo, yo, yo, yo, yo. 

R.- Aquí el orden de los factores sí que altera el resultado, en el sentido de que si tú piensas primero en el espectador o en el oyente y después en ti, harás el programa que quiere el oyente y seguramente te amoldarás mejor a lo que le interesa, pero también a lo que interesa. Las dos cosas. 

José Luis Pérez. | Kevin Borja

P.- Estamos en el prólogo de El purgatorio. Llevamos ya camino de los tres años consecutivos todas las semanas haciendo la misma pregunta que no deja de interesar a la gente —y a mí me parece razonable—, que es la relación con la fe de los invitados. ¿Cómo es la tuya? Tú eres hombre creyente. 

R.- Tú quieres que uno de Trece en THE OBJECTIVE… 

P.- También puede ser que digas no respondo, no contesto, no pasa nada. 

R.- Qué va, qué va. Si yo voy a responder a todo, pero digo que a los que se mueven por prejuicios, que son tantos hoy en día, el «fachómetro» se les va a explotar. 

P.- Porque ya estamos acostumbrados. 

R.- A ver, yo, eh, yo soy un humilde pecador, diría. Pero sí, sí soy creyente y soy practicante. Y es más, estoy convencido de que mi ángel de la guarda hace muchas horas extras, porque si no, ¿de qué? O sea, es que me ayuda mucho. Tengo al pobrecito explotado, al ángel de la guarda. 

P.- Me ha gustado eso de humilde pecador. Al final, todos somos pecadores. José Luis Pérez, bienvenido a El purgatorio de THE OBJECTIVE. Gracias por estar con nosotros. 

R.- ¡A ver cuándo salimos —y si salimos— del purgatorio! 

P.- Salir siempre que hay que salir. A mí me explicaron esto como que a ver, una vez que tú ya estás en el purgatorio, estás como en un ascensor en el que vas a purgarte y vas a subir. 

R.- Bueno, estás en evaluación. 

P.- Estás en el proceso. Estás en el examen de la oposición.

R.- Eso es. 

P.- José Luis es un tipo, como pueden ver los espectadores, majísimo, educado, cortés y que está de estreno. Todavía está de estreno, en la primeras semanas de temporada, al frente de El Cascabel de Trece televisión, después de que Antonio Jiménez, el jienense, dejara de presentarlo después de 12 años. Se dice pronto. Doce años en televisión es una barbaridad. 

R.- Bueno, es lo que merece un trabajo bien hecho durante tanto tiempo por parte de Antonio. 

P.- ¿Cómo es la llamada? Cuando es la llamada en la que te dicen: «Oye, José Luis, ve un momento al despacho» o «tomamos un café» o «cómo te vendría esto…» 

R.- Digamos que hay varias llamadas en las que te van dejando caer la posibilidad. «Oye, tú cómo lo verías, te ves preparado…»

P.- «¿Lunes a jueves de 10 a 12 cómo lo tienes?» 

R.- Y luego ya, «estamos pensando…»; «cómo lo tendrías…». Y bueno, pues la verdad que es una llamada que dices puede producirse o puede no llegar nunca. Puede no llegar nunca, porque hay mucha gente que está preparada, por supuestísimo, para hacerlo y hacerlo muy bien. Pero cuando la recibes sientes esa llamada también de responsabilidad. Por lo que decíamos, porque Antonio ha hecho un trabajo extraordinario, porque son 12 años haciendo el programa, porque le quiere muchísimo la gente y claro, es su casa. De hecho, yo me he metido en su casa. Entonces sientes la responsabilidad por muchas cosas. Por eso, porque es el programa más importante de la cadena de producción propia… Con lo cual sientes esa responsabilidad, claro que sí. 

P.- ¿Y cómo fue el día del estreno? ¿Había nervios especiales o una tensión especial? 

R.- Había nervios, y había mucha gente alrededor que la notas nerviosa también. Los jefes, claro. 

P.- Y te ponen nervioso a ti también. 

R.- Te ponen un poco nervioso, sí, sí, eso es así. Pero la verdad es que para mí, yo dije: «Bueno, tengo que divertirme, como he intentado hacer toda mi vida». Tengo que ir ahí y contar lo que yo creo que es más importante y tratar de que la gente lo entienda. Tratar de explicárselo, como tantas y tantas veces en tantos programas que has hecho. Pero sí es verdad que estás un poco más nervioso. Yo no lo noté. Yo salí relativamente satisfecho del primer programa, pero la gente que está cerca de ti, que te quiere, te dice «Estabas nervioso». 

P.- No, yo no. Pero inevitablemente uno está más tenso al final en los estrenos. Pero está yendo además de maravilla en audiencia, en la recepción de la gente. Tú lo notarás más en la gente, imagino. 

R.- Sí, sí, sí. 

P.- Incluso por la calle. 

R.- La gente es muy cariñosa por la calle. Habrá gente que no me soporte. Esto es inevitable también. Pero estos no te dicen nada. Vamos, son muy pocos los que te dicen algo. La gente en general es súper amable. Se acerca para decirte «Oye, joé, que bien», o «mi padre siempre te ve», o «qué bien poder saber ahora que estás también por la noche»… La gente es muy, muy, muy amable. 

P.- ¿Cómo afrontas tú esta esta temporada, o este cambio? ¿Cuál es tu visión del programa? No sé si es muy diferente de la que tenía Antonio, si las piezas clave van a seguir estando… ¿Qué visión tienes de El Cascabel, ahora que tú lo comandas? 

R.- No hemos hecho grandes cambios. Cada uno, evidentemente, tiene su estilo. Antonio tiene el suyo, yo tengo el mío. Entonces eso sí que va poco a poco moldeando el programa a la personalidad del presentador. Pero en realidad en el formato, en la puesta en escena y demás, hemos cambiado más bien poco. Yo, por ejemplo, sí que me muevo más por el plató, trato de hacer más, digamos pantallas explicativas, en fin. Pero que son lo que te digo, cambios, digamos, de detalle. Poco a poco, claro, nos vamos haciendo, el programa a mí y yo al programa, pero pero el equipo también es el mismo. O sea que tratamos de que sea, digamos, una continuidad, no un cambio radical, sino una continuidad en la que poco a poco irá, también temporada temporada, cambiando, claro. 

P.- ¿Por qué nos gustan tanto las tertulias? 

R.- España es un país de tertulia. Fíjate que llevo escuchando que lo de las tertulias va a morir tantas veces como se ha dicho que va a morir la radio o que va a morir la tele. Nos gusta, pero también es verdad que que cada vez se pide más del tertuliano o del analista, que se está poniendo más de moda ahora decir analista que tertuliano. Aunque no habría que renunciar a lo de tertuliano. Tertuliano era un abogado magnífico de la época de los romanos, que se hizo famoso por su capacidad de argumentar. O sea que los tertulianos deberían, o deberíamos, estar orgullosos. Pero sí que es verdad que que la gente que te decía antes capta muy bien las cosas de lo que ve y de lo que escucha, cada vez yo creo que está más cansada del tertuliano que simplemente suelta lo primero que se le viene a la cabeza y que supuestamente sabe de todo, y cada vez busca más exposiciones razonadas. Gente que le aporte algo, que diga pues esto es diferente, o porque se ha salido del carril, o porque me da datos que no tenía. Pero sí que esta persona… sí que creo que que merece la pena seguirla. Y yo creo que el mundo de la comunicación va por ahí, va hacia contenidos y personas. Una persona en la que confías, te cuenta lo que está pasando, te lo explica y a poder ser desde donde está pasando. O sea que tenemos que tirar hacia ello. 

P.- ¿Te preocupa mucho el asunto este de las cámaras de eco, que yo llamo? De las tertulias donde todos están de acuerdo, todos vienen a decir lo mismo. Hay que combatir un poco esa idea de que todos estén de acuerdo y que haya voces discrepantes también. Incluso hasta el propio espectador. O sea, iba a decir acostumbrarle a decir oye, no todos van a estar de acuerdo. Incluso respecto a decir qué hace este personaje que defiende tal o cual cosa. Pues no, es razonable que esté, porque todo el mundo no piensa lo mismo. 

R.- Efectivamente, es que fíjate, justo eso este mediodía se lo decía a mi hijo. A raíz del testimonio de un político que le ha llegado a TikTok, dice: «Oh, pues hoy estoy de acuerdo con él», y digo: «Eso es maravilloso, eso es maravilloso». No todo el mundo tiene la razón absoluta. ¡Claro que no! Y si hablamos y tratamos de entendernos, pues va a ser mejor para todos. Pero me temo que eso, efectivamente, empieza a ser rara avis y es un problemón para el país. 

P.- Tu tienes doble condición. Me refiero, tú eres presentador del programa de El Cascabel, pero aparte eres tertuliano en algunos programas, si mal no tengo entendido, de Televisión Española. 

R.- Estoy con Ana Rosa, que estuvo aquí, y en Televisión Española. 

P.- Tú eres una persona educada, como digo, y cortés, y un hombre muy majo. En las tertulias no siempre hay hombres majos, ni mujeres majas, ni hay gente muy civilizada, y hay más bien gente que pega voces. ¿Cómo ha de hacer un tertuliano frente a eso? O sea, ¿cómo puede combatir frente a eso? No sé si tiene maneras. 

R.- A ver, somos humanos. Somos humanos y a mí a veces se me hincha la vena también y entras al trapo, pero no me gusta. La verdad es que no me gusta. De hecho, hace unos días tuve un incidente. No es un incidente, pero… un momento un tanto desagradable con un contertulio que me insultó directamente. Yo le decía al moderador: «Es que me han insultado, y esto es intolerable». Yo no voy a entrar ahí a ese trapo, ni tampoco voy a dar el espectáculo de irme porque procuro ser profesional, y se lo dije al moderador. No me he ido porque he intentado mantener el respeto a los espectadores y ser profesional. Pero no son maneras. Yo llevo 30 años en esto. La del insulto es una barrera que no se puede traspasar nunca jamás. Yo creo que en 30 años no he pronunciado un insulto en público jamás. No porque sea un tipo especial, sino porque es que me parece lo mínimo, lo mínimo. Pero a veces sí se saltan esas barreras. 

P.- Tú no lo nombres si no quieres, ya lo nombro yo, por si alguno se pregunta de quién está hablando. Está hablando de, entiendo yo, Ernesto Ekaizer en el programa Malas Lenguas, donde Ernesto –y no lo dirás tú, ya lo digo yo– estuvo realmente muy maleducado. Yo me hubiera ido. 

R.- Yo me lo pensé. Claro que lo pensé, y estuve muy cerca. 

José Luis Pérez. | Kevin Borja

P.- Porque no acepto que me insulten en un plató. 

R.- Claro, estuve muy cerca de irme, pero dije: «No les voy a dar este espectáculo, y además la gente no lo merece». Y además sería dar la razón al que insulta, con lo cual todo eso te pasa por la cabeza, como podrás imaginar, en décimas de segundo. Pero sí, sí, es intolerable, es intolerable. 

P.- Claro que sí. Volviendo a tu casa, a Trece y al grupo Ábside Media donde también está la Cope, está Cadena 100, está  MegaStar, está RockFM… ¿Qué tiene este grupo de comunicación que no tenga el resto de grupos de comunicación de España? 

R.- Pues mira, te lo voy a decir con una frase que me dijeron, además, nada más entrar en Cope y fue: «Una cosa es ser de Cope y otra es estar en Cope». Y es verdad que ese «ser de Cope» lo notas en la gente. No te sabría explicar por qué, pero ese sentimiento de pertenencia, de defender el escudo. Buff, a mí me cuesta verlo en otras empresas. De verdad te lo digo, esto no es corporativismo, hay sentimiento de pertenencia de verdad. Tiene algo. No me digas qué es, pero de verdad que tiene algo. De hecho, seguramente la permanencia pues es altísima. Los números de años de permanencia media… es altísima, altísima. Tiene sus cosas también, como todas las empresas. Pero ese «ser de Cope»… Además el jefe que me lo dijo según llegué, me dice: «y rapidito te vamos a ver si tú eres o estás». Y yo parece que era. 

P.- También te lo voy a contar por los valores de la cadena, valores por ejemplo del humanismo cristiano. Y no sé si notas que a veces una cosa que sí puedo ver en algunos medios. Cuando se habla de cristianismo o de la religión, se habla para mal casi siempre. Se habla para desgracia, se habla para crímenes y se habla para delitos… que los hay, por supuesto, y que son condenables. Pero después hay también una obra social, hay una ayuda al prójimo que se da en la Iglesia Católica, como se da en otras religiones, en donde no digo yo que no, pero que no se cuenta tanto los medios de comunicación. 

R.- No, no, no. A ver, todos sabemos aquello de que las malas noticias son noticias, que yo combato también esa manera de pensar. Las buenas noticias también lo son. Claro que sí. La gente está ávida, además de buenas noticias. Pero si tenemos… digamos que nos dejamos arrastrar muchas veces por eso y la Iglesia lo sufre de verdad. Yo digo, a ver, no es porque trabaje en un medio que pertenece a la Iglesia, pero yo he hecho programas y programas de misioneros, por ejemplo, que están en los lugares donde no queda nadie, absolutamente nadie, y están para echar una mano y entregan su vida por los demás. Eso es, sean católicos o no, de quitarse el sombrero. Pues no se habla de ellos. Algo que no se habla en absoluto. Las malas noticias en torno a la Iglesia. Además, en muchas ocasiones fomentadas de manera incluso artificial, aunque ha cometido errores, por supuesto muy graves, y que ha habido delitos. Por supuesto que ha habido delitos. Pero yo creo que desde los medios de comunicación se es muy injusto con la Iglesia.

P.- Sin duda de lo más emocionante que has hecho en toda tu carrera ha sido el cónclave. 

R.- Es que ya llevo dos. 

P.- ¿Dos cónclaves? 

R.- Sí, el de Francisco y el de León. 

P.- León XIV. 

R.- Sí, sí, el de León. 

P.- ¿Son igual de emocionantes los dos? 

R.- Sí, sí, sí. La verdad que son momentos… Es que es muy difícil de describir también. Pero ves tanta emoción de tanta gente y ves la enorme trascendencia mundial que tiene… Cuando hablas de noticias realmente de trascendencia mundial, de ese calibre encontrarás pocas. Y lo palpas. Cuando estás en Roma te das cuenta. Y luego hay unos protocolos, una liturgia también establecidos y unos ritos que es bonito. Luego ese secretismo también, en la manera de hacerlo, todos encerrados y demás. Que es verdad que no se filtra nada porque es imposible que se filtre nada. 

P.- Es decir, que se nota que es imposible. No nos enteramos de nada. 

R.- Nada, pero de nada. 

P.- Ya los periódicos italianos de las apuestas que había no dio ni uno. 

R.- Esos días de cónclave previos que trabajas en un escenario, trabajamos, y todo el mundo te llama. ¿Pero quién va a ser? Y yo siempre decía lo mismo. Oiga, si alguien te dice que el favorito es este o el otro te está engañando, porque no tiene ni idea. Es que no lo saben ni ellos cuando entran. No lo saben. Porque el trabajo previo que hacen en secreto, esas deliberaciones, esas charlas, evidentemente tiene las conversaciones previas también antes del cónclave propiamente dicho, pero donde de verdad se define es ahí, en esas conversaciones que mantienen. Y sí, es una cosa que de las que le contaré a mis nietos. 

P.- Como tú dices, los periodistas contáis muchas informaciones todos los días y porque la vida es así, pues el periódico se hace para envolver pescado al día siguiente y hasta se va olvidando. Pero pocas veces se dan noticias sabiendo que esas noticias dentro de 100 años o de 200 años van a seguir siendo noticia, porque es un hecho histórico. O sea, es un rito que se hace igual ahora, se hará igual dentro de 200 años y se hacía igual hace 500. 

R.- Yo me acuerdo cuando renunció Benedicto XVI, que tuvimos la noticia. Ahí estaba entonces en Cope, y pusimos en marcha una programación especial y yo esa programación especial la comencé diciendo algo así como: «Tengo que contarles una noticia que ningún ser que esté vivo ha contado antes, y es que el Papa ha renunciado». Es que la anterior había sido hacía un montón de siglos. Nadie vivo había contado una cosa parecida. Cada vez que nos movemos, los tiempos de la Iglesia no son de este mundo. Y es verdad. 

P.- De lo más emocionante, entiendo, es el cónclave. ¿Qué otras informaciones, qué otras coberturas recuerdas con especial cariño? 

R.- Pues, por desgracia, con dolor, atentados. Atentados, el metro de Valencia, también. Otro accidente en el metro de Valencia que dejó muchas víctimas y que yo viví muy, muy de cerca. Entonces trabajaba allí. Y esas son esas noticias que tampoco te puedes quitar de la cabeza, porque en el momento en el que estás trabajando lo estás dando todo. Pero como la pandemia, yo recuerdo la pandemia, que lógicamente nosotros tampoco paramos. Ya estaba entonces en la televisión y tú estabas todo el día contando lo que había que contar en aquellos días tan, tan duros, y volvías a casa, las calles completamente vacías. Y yo más de una vez me derrumbé en el coche. Es decir… Pero de ponerte a llorar en el coche de impotencia, de temor, de pena, de todo. Entonces son noticias que te marcan y que mientras lo estás contando tienes que mantener ese impulso de intentar… Pero después somos humanos y te vienes abajo. 

P.- Es curioso lo del covid y el coronavirus. Parece que hubiéramos olvidado esa etapa positiva. Individualmente y como sociedad. No hay una película del coronavirus porque la gente no quiere saber nada. 

R.- Ni libro, ni… 

P.- No quiere volver a ese tiempo, no quiere volver a verlo. 

R.- Fue muy doloroso, claro. Y que yo creo que ha cambiado incluso hasta la manera de comportarnos, de consumir. Ha cambiado un poco todo. Ahora buscamos eso, mucha más experiencia, mucho más… Oye, lo que tenga que venir, que venga. Pero no quiero volver a aquello, claro. 

P.- Y de política digo, por ejemplo, por hacerte una pregunta: ¿crees que contaras en esta temporada en El Cascabel la convocatoria electoral? ¿Crees que contarás unas elecciones, o lo ves crudo?

R.- Yo creo que no. No veo ninguna gana en el presidente Sánchez de convocar elecciones y, desde su punto de vista, puramente partidista, ningún incentivo tampoco para convocarlas. Al menos ahora. El otro día me decía un socialista que están pensando en mayo del 26. No lo sé. Es verdad también que este apretón a la división, a la tensión social y tal, pues es verdad que puede invitar a alguien a pensar que estamos ya en una pre-precampaña electoral. Pero hoy por hoy no le veo ningún interés, ningún incentivo y ninguna intención de convocar las elecciones. Y estoy diciendo que creo al Presidente, que creo en su palabra. 

P.- ¿Y crees que acabarás contando la llegada de Feijoó a la Moncloa?

R.- Si vemos las encuestas, creo que sí. Pero hay que ver en qué condiciones. 

P.- También hay un trauma ahí, yo creo, en el Partido Popular. Hay un trauma con lo que pasó en esa semana de campaña en la que… el tiro en el pie y los diputados que no suman y… 

R.- Y lo teníamos ahí, y casi nos estamos ya repartiendo ministerios y nos encontramos con que no hay nada que repartir… Entiendo que habrán aprendido también de ese trauma y que las cosas cambiarán si hay unas elecciones. Pero pero hay que ver, hay que ver primero que se llegue. Yo soy de los que cree que habrá partido. Que cuando se convoquen, sea en el 26, sea en el 27, habrá partido. 

P.- Victorias triunfales no. 

R.- Ninguna. Y que después habrá que ver lo que ocurre. Feijóo ha dicho que no va a gobernar con Vox. A Vox tampoco se le ve mucha intención de querer gobernar con Feijóo. A ver qué pasa. A ver qué pasa. 

José Luis Pérez. | Kevin Borja

P.- ¿No te cansa la política? 

R.- Lo estábamos –no vamos a guardar secretos para nuestros espectadores–, estábamos contando que cuando te gusta esto, y a ti y a mí nos gusta, eres un friki de esto. Entonces estás todo el día maquinando no sé qué, leyendo, estudiando, hablando…

P.- Tu familia te dice: «¿Puedes parar ya?» 

R.- Es al revés. 

P.- ¿Ah sí? 

R.- Sí, es al revés. Yo en casa a veces incluso se enfadan conmigo porque procuro no hablar de política, de no hablar de nada de esto. Yo digo «es que es mi trabajo, entended que es mi trabajo». Entonces cuando llego a casa, en mi ámbito más cercano, es el único rato en el que no me apetece hablar de eso. 

P.- ¿Cómo son tus ratos de desconexión? Iba a decir desconexión, pero claro, al ser muy friki como somos, uno ya sabe que el móvil casi siempre está pendiente. Aunque pase el fin de semana y llegue el domingo también uno está leyendo cosas. ¿Pero cómo consigues evadirte un poco?

R.- La familia ayuda mucho en eso. Los niños. Todavía tengo niños relativamente pequeños. Tengo tres. Tengo al mayor que tiene 18, y luego tengo gemelos que tienen 14 ahora. Entonces pues el fútbol de los niños procuro no perdérmelo, llevarles, tal, no sé qué… Y esa es una buena manera de desconectar. Los amigos. En vacaciones, por ejemplo, nos vamos con un grupo de amigos, nos recorremos Estados Unidos con una furgoneta… No son del mundo periodístico, con lo cual procuras que se hable de otros temas y eso te oxigena mucho, te llena mucho y nos lo pasamos muy bien. Y después en el día a día, leyendo. Me gusta mucho leer. Pero es una desconexión relativa, porque al final acabas leyendo muchas veces libros que tienen que ver con el trabajo. Me estoy leyendo ahora a Martin Baron, cuando estaba en el Washington Post. Pero es una manera de desconectar y los domingos viendo una peli. Ya está. 

P.- ¿Estuviste en Estados Unidos este verano? 

R.- Llevamos tres años seguidos. 

P.- Tres años yendo en furgoneta con amigos. ¿Qué ruta ha tocado este año? ¿Se puede contar? 

R.- Sí. Este año hemos hecho Florida entera. Habremos hecho 2.500 millas, 4.000 y pico kilómetros. De este a oeste. 

P.- ¿Cómo notas a la población? Porque desde aquí, siempre… Por supuesto, cuando pasó el asesinato de Charlie Kirk, este señor, y claro, había gente que decía. «Oye, oye. No, no, no podemos trasladar la polarización que hay en Estados Unidos a la a la de España», afortunadamente. ¿Tú notabas cuando has estado de viaje esa división entre ciudadanos? 

R.- Sí se nota, pero lo he comentado mucho este este año… Hemos notado una diferencia bestial en Florida, entre Florida y el año pasado, que estuvimos en toda la costa oeste. Florida parece otro país a nivel de infraestructuras, de desarrollo, de infraestructuras de todo tipo. Miami lo están haciendo entero otra vez. Prácticamente todas las carreteras. Es una cosa… Es una locura. Y en cambio, en la zona del oeste vimos muchas más zonas más empobrecidas, más resentimiento social. Por supuesto, muchísimo más problema con el fentanilo que en Florida. Era tremendo, tremendo. Y veías ese resentimiento y ese enfrentamiento social más que en Florida. No sé si ha sido casualidad, pero desde luego la sensación, insisto, parece, es verdad que estamos hablando casi de un continente. Pero parecen dos países distintos la costa oeste y Florida. 

P.- Hay un libro interesante que me he comprado y quiero leérmelo, es un libro famoso, es el libro de JD Vance. 

R.- Sí, lo leí hace mucho, antes de que… 

P.- Hillbilly elegy es, ¿no? 

R.- El libro está mucho mejor que la película. 

P.- Es su biografía.

R.- Efectivamente. Los hillbilly eran como los pueblerinos y él era uno de ellos. Y él, su teoría es que con el esfuerzo, con el sacrificio, logró salir de aquello. Entrar en una de las mejores universidades, Estados Unidos, progresar… Está bien, el libro está bien. Luego ya se convirtió en otra cosa. La película a mí no me gustó, creo que no se ajusta demasiado al libro. Pero el libro está bien. 

P.- Vamos a ir cerrando ya con un tipo test. 

R.- ¿Ya? 

P.- Sí, llevamos media hora. 

R.- Qué rapidez. 

P.- También lo iba a mencionar en el tipo test, porque siempre preguntamos si cocinas o te cocinan, pero es que quería mencionar ese tema, que es el tema de tu hijo Josetxo, que ganó –yo es que veo poca televisión de cocina, entiéndeme– ganó MasterChef Junior. ¿Él tenía cuántos años, 14? 

R.- No, menos. Doce añitos tenía, sí. Sí, tiene 18 ahora. 

P.- Y te dedicó, te dedicó platos y demás. ¿Acabaste ahí emocionado? 

R.- Bueno bueno, sí, sí, sí. 

P.- Se te caía la baba… 

R.- Los lagrimones, la baba, de todo. A ver, es que a mí me gusta cocinar. Y entonces una buena manera de pasar tiempo juntos cuando era pequeño era cocinando. Yo cocinaba mucho con él cuando era pequeño y veía la tele. Y bueno, ¿Por qué no nos apuntamos a MasterChef? Y dijo mi mujer: «Pues vamos a apuntarle si total, no le van a coger, pues para qué  le vamos a quitar el capricho al niño».

P.- Apúntalo y ya está. 

R.- Entonces fue pasando castings, fue pasando castings, y luego fue pasando programas, fue pasando programas hasta que lo ganó. Sí, sí. 

P.- Joder. O sea, una emoción… 

R.- Orgullosísimo. 

P.- ¿Y ha seguido cocinando? 

R.- Bueno, ahora tiene 18 años. 

P.- Ya está en otras aficiones. 

R.- También en otro mundo. Pero sí, sí tiene mano. El tío tiene mano. 

P.- No sabía que venía de ti su afición por la cocina. 

R.- Venía de cocinar juntos, claro. Eso le lleva a él a ver programas de cocina como MasterChef. Y a partir de ahí, pues se apuntó. 

P.- ¿Y de dónde surge tu afición por la cocina? ¿Por familia? 

R.- Bueno en el norte tú sabes que muchas veces los platos… Mi padre cocinaba, y cocinaba muy bien, y mi madre también. Entonces siempre me llamó la atención y ahora me relaja, la verdad. Es una cosa que no es lo mismo cocinar para el día a día que cocinar el fin de semana, platos que quieres cocinar, que te relajan y que le dedicas tiempo, vas a la compra… Es una afición. Esa se me ha olvidado antes cuando me decías aficiones que me relajan, apunta. Cocinar. 

P.- ¿Pero tienes un plato, digamos, que te gusta mucho hacer y que te salga muy bien? 

R.- Yo soy de cuchara. Los platos de cuchara, todos. Y luego en mi casa triunfan las carrilleras, por ejemplo, o la paella. La paella de carabineros también es uno de mis últimos platos. Algún día la probarás. 

P.- ¡Por favor! Yo estaré encantado. Cuando dice la gente «me relajo cocinando», yo lo paso mal. También puede ser porque como no sé cocinar me cabreo. Conmigo mismo. 

R.- Esto es como todo en la vida. Es estudio, prueba y error. No hay más. Y alguien que sea ligeramente benévolo que tengas cerca, alrededor, que te diga las primeras veces «bah», pero que se lo coma. 

P.- Te habrá pasado alguna vez, un plato que está incomible. Pero bueno, son riesgos del cocinero. 

R.- ¿Sabes lo bueno para esto? Que los niños no tienen filtros, entonces te lo dicen. 

P.- Amigos, profesores y demás. Y digo no, no, es decir, yo prefiero antes las críticas que me caigan a mí por esta entrevista o por las que haga antes que la crítica de un niño. 

R.- No te quepa la menor duda. 

P.- Son devastadoras. No tienen ningún filtro. Te dicen «Pues esto es una mierda» y, con perdón, te lo dicen a la cara. Bueno, para ir cerrando, el test del Purgatorio. Si puedes ser respuestas cortas, yo te lo agradeceré. ¿Un lugar en el mundo? 

R.- Pamplona. 

P.- O sea, Navarra, Valencia, Madrid… Siempre tira la casa. 

R.- Claro, te tiran las raíces. También te digo, Madrid es una ciudad maravillosa. Yo venía ahora dando un paseo, estamos muy cerca, tus instalaciones y las mías, y es el centro de Madrid. Y es que vienes con la boca abierta y dices qué suerte tengo de vivir en Madrid. Es así. Y Valencia, donde además nacieron mis hijos, yo creo que seguramente en calidad de vida, es de las ciudades que en las que he vivido con mayor calidad de vida. Sin lugar a dudas lo tiene todo. Tiene todo lo de una gran ciudad sin las pegas de una gran ciudad, de atascos…

P.- ¿Tienes palabrota o insulto más utilizado, más usado?

R.- No, no. Uso mucho capullo, pero eso suele ser más bien en tono cariñoso. 

P.- ¿Un político? Nacional o internacional. 

R.- Mira, Suárez. 

P.- ¿Una película que siempre recomiendas? Que entiendo que no es Hillbilly elegy, la adaptación del libro de Vance. 

R.- No, no. A ver, en esto barremos mucho para casa. Yo soy muy de Primera plana de Billy Wilder. Es que nos retrata, nos retrata con un poco de crudeza, pero es muy divertida. 

P.- Cómo era esto de… «¿Pero dónde está en el periódico? Está en el segundo párrafo. ¡Eso no lo lee nadie!» ¿Un libro para regalar?

R.- Joé, depende a quién. Es que eso no es fácil, ¿eh?

P.- Por ejemplo. ¿Qué libro le regalarías a Pedro Sánchez? 

R.- A Pedro Sánchez… El conde duque de Olivares, de Elliott. 

P.- ¿Cuál es tu tu idea de éxito? 

R.- Intentar ser feliz y por momentos conseguirlo. 

P.- ¿Un hecho histórico que te hubiera gustado presenciar, o incluso contar? 

R.- Pues mira, te lo digo a lo mejor un poco condicionado por  este verano que te decía, pero vimos un lanzamiento de un satélite y tal y dije «Joé, me hubiera encantado contar la llegada a la luna». Esto que dicen los terraplanistas que no existe, pues me hubiera encantado contarlo. 

P.- Igual te toca contar la llegada a Marte. 

R.- Lo veo difícil. 

José Luis Pérez. | Kevin Borja

P.- ¿La cualidad que menos te gusta de ti?

R.- ¿La cualidad que menos me gusta de mí? A veces soy demasiado exigente conmigo mismo. Y esto te machaca. Machaca un poco. Es bueno, ¿eh? Es que es un poco de las dos cosas. Es cualidad, pero que no… 

P.- A mí me han contado, me ha llegado información, ya sabes que me ha llegado información., tengo amigos, que tú les diste clase en un máster de televisión y yo les he preguntado. Me dijeron: «Muy majo y muy exigente». 

R.- Sí, claro. Es que si eres exigente contigo mismo… Pero yo a los alumnos siempre les digo, además se lo advierto el primer día, yo soy muy exigente porque a la gente que quiero le exijo. Si no me importarais, no os exigiría. Pero como me importáis y quiero que estéis bien preparados, os voy a exigir. Es verdad.

P.- Hablaban bien de ti, hablaban bien de ti. Como profesor hablaban bien de ti. Luego te chivo el nombre y ya lo despides. ¿Un deporte para verlo, para practicarlo?

R.- Hace mucho que no jugaba al fútbol, pero jugué. Y para practicar ahora que ya uno ya tiene una edad, el pádel, por ejemplo, es más, más tranquilo. Y para ver, pues ya te decía, mi Osasuna y el Atleti también, voy con toda mi familia a ver todos los domingos al Atleti también, o sea que… 

P.- ¿Para ti, España es…? 

R.- España es un grandísimo país del que deberíamos estar todavía más orgullosos. Fíjate lo que somos y lo que hemos sido. Decíamos antes, viajas por Estados Unidos, vayas por donde vayas, casi a cada paso te encuentras todavía el pasado español, muy presente, desde el idioma hasta monumentos hasta la manera de entender la vida. Si es que te la encuentras, fíjate. Y estamos al otro lado del charco. Yo creo que tenemos, con todas las singularidades de cada región, de cada comunidad autónoma… Es que eso nos enriquece, con cada idioma. Es que eso de verdad que no es una manera de hablar, es que nos enriquece. Yo me siento muy orgulloso de que en Cataluña se hable catalán, en el País Vasco el euskera…. Todo eso nos enriquece. Y sobre todo, estoy orgullosísimo de tener el patrimonio que tenemos, la mejor herencia que le podemos dejar a nuestros hijos, que es el idioma. El español, que es el segundo idioma más importante del mundo, que te sirve para moverte prácticamente por cualquier lugar del mundo. Es que no somos conscientes de lo que tenemos. 

P.- Por eso entiendo que te entristece la polarización. 

R.- Mucho. Y me preocupa, me preocupa. 

P.- Que vaya a más, claro. 

R.- Me preocupa mucho porque es que no te lleva a ningún sitio. Ya la que tenemos, que puede ir a más, pero ya la que tenemos no te lleva a ningún sitio bueno. A ninguno. 

P.- No, si lo hemos visto esta semana pasada, o sea, el tema de la Vuelta y de Gaza. Además cuando, en verdad no es por decir nada, pero tanto el Partido Popular como el PSOE coinciden en algo evidente, que es que, por ejemplo, lo de Gaza hay cosas inasumibles. Es una barbaridad. Ahora vamos a pelearnos por el concepto de un genocidio, si es o no es genocidio… Si es que buscamos diferencias cuando deberíamos encontrarnos los acuerdos, pero bueno. 

R.- Completamente. A mí lo que está haciendo Israel en Gaza, efectivamente me parece una atrocidad, que hace ya muchísimo tiempo que fue más allá de su legítimo derecho a defenderse por lo que pasó en los bestiales atentados del 7 de octubre. Creo que hay indicios incluso de que ha podido su Gobierno cometer crímenes de guerra. Incluso creo que hay motivo para para investigar posibles delitos de genocidio. Que se investigue. Yo llego hasta ahí. Si digo humildemente que no me considero preparado para decir si jurídicamente estamos todavía ante un acto de genocidio, por decir eso, y después de haber dicho todo lo demás, qué pasa, ¿ya soy cómplice de que asesinen a niños? Que me lo han llegado a decir. Estamos locos, en serio. O sea, fíjate todo en lo que estamos de acuerdo. 

P.- Y toda la escala de grises que hay hasta llegar a llamarte cómplice con esto. No, no, es que yo creo que la mayoría, es decir, hay encuestas, pero no hace falta que las hagas. Sales a la calle y lo que se respira, la mayoría de la gente ni es antisemita ni nada, pero defiende una idea que es oye, es una barbaridad lo que está pasando. El legítimo derecho a la defensa que tiene Israel por los atentados que cometió Hamás el 7 de octubre del 23, si mal no recuerdo, hace tiempo que se dio la respuesta. 

R.- Claro, si es que es así. 

P.- Pero claro, ahora vamos a buscar el conflicto promovido desde alguna parte del Gobierno por la palabra. 

R.- Es que no tiene ningún sentido y solo busca eso, solo busca enfrentarnos. Y a mí eso de verdad que me desespera. Que busquen enfrentarte y que busquen rédito político electoral puramente partidista en el enfrentamiento de la sociedad. Yo recuerdo que, y eso para mí es el principal reproche para Pedro Sánchez, y es verdad que de ahí se deriva todo lo demás… Pero yo recuerdo que estaba comentando el día de la investidura en Mediaset, en Telecinco, y fue lo primero que dije cuando en la investidura habló de levantar un muro. ¿Pero cómo un presidente del Gobierno que tiene que hacer lo contrario, quiere levantar muros y quiere gobernar solo para el 30%, que es lo que aspira a que le voten? Un presidente tiene que gobernar para todos, no solo para su 30% que quiere. Y es que es peligroso. 

P.- ¿Tú nos ves más divididos que nunca en los años que llevas de carrera y de seguir la actualidad nacional y política? 

R.- A ver, en todos los procesos preelectorales, siempre se alimenta esa tensión, pero es verdad que llevamos tanto que sí, posiblemente estamos en el momento de mayor tensión, aunque afortunadamente la tensión ficcionada, perseguida, buscada por parte de algunos partidos no se traslada 100% a la sociedad. Quiero decir que la sociedad no está tan dividida, tan tensionada como a veces parece viendo a algunos representantes políticos. 

P.- Y por cerrar, ¿qué opinión te merece esta casa? ¿Qué opinión te merece THE OBJECTIVE?

R.- Tiene un mérito bestial lo que estáis haciendo. Y fíjate que el otro día se lo decía a vuestro director. ¿Cuántas veces han dicho de noticias de THE OBJECTIVE que eran un bulo? Y lo que inicialmente era un bulo, ¿en qué se ha convertido? En una realidad demostrada en investigaciones judiciales y demás. De manera que es el periodismo de verdad, el periodismo que vale la pena, y el periodismo que cuenta cosas. ¿Cuántas veces hemos dicho eso de que el periodista es quien cuenta cosas que alguien no quiere que se cuenten? Pues eso es THE OBJECTIVE. 

P.- Lo demás, relaciones públicas. De lunes a jueves, de 22.00 a… ¿Cuándo es? Dime la hora.

R.- ¡Ojo! ¿No lo ves? 

P.- ¡Yo me voy a otro sitio a la vez, ya lo sabes! 

R.- De 22 a 00.30. 

P.- Aparte, yo estoy en otros lares, pero quiero decir que si no lo pueden recuperar por YouTube. Bueno, José Luis, gracias por venir. 

R.- Gracias a ti, de verdad. ¡Y por este regalazo! 

P.- No, no, nada, nada. Esto es a cambio del arroz.

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