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Fugas del erario

Albares envió 150.000 euros para «arte transformista» en Brasil

Los fondos se entregaron a Distrito Drag, una entidad dedicada a «difundir la cultura LGTBI»

Albares envió 150.000 euros para «arte transformista» en Brasil

El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europa y Cooperación, José Manuel Albares. | Marwan Naamani (Zuma Press)

Habitualmente el Gobierno distribuye el dinero público en subvenciones dinerarias sin contraprestación. Las que otorga Aecid (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo) suelen tener montantes relativamente pequeños, pero son muy frecuentes y en no pocos casos, son periódicas y para los mismos entes. Atendiendo a los datos publicados por el Ministerio de Hacienda en la Base de Datos Nacional de Subvenciones y haciendo una contabilización aproximada de los últimos cuatro años (hasta finales de 2024), las cantidades de dinero público que ha repartido Aecid en este tipo de subvenciones (recordemos, sin contraprestación) es superior a 1.850 millones de Euros. Y no es el único instrumento público estatal dedicado a este menester. Existen más instituciones públicas que reparten un total muy aproximado a 4.000 millones de euros al año (datos de la OCDE) ¿No creen que merece la pena auditar cada euro de esa monstruosa cantidad de dinero público?

Pero dejen que les muestre un ejemplo de ayuda que el Gobierno considera necesaria para que un país se desarrolle. En este caso, el destinatario es un colectivo ubicado en la Brasil de Lula Da Silva. El nombre del mismo es Distrito Drag, que se define como «un colectivo que tiene el objetivo de difundir la cultura LGTBI a partir del arte transformista, en la perspectiva de ver la cultura como acción política, participando activamente en la escena cultural de Brasil…»

A este ente se le otorgaron presuntamente 150.000 euros el 22 de julio de este año. La resolución del Ministerio de Hacienda versaba literalmente así «Brasil. Programa Indígena 2025. Fortalecimiento y protección de Indígenas LGTBIQIA+ pueblo guaraní…» Me surgen varias preguntas que espero Aecid conteste, pues parece que esta agencia pública es uno de mis lectores incondicionales, ¿cuántas personas LGTBQIA+ indígenas existen en Brasil? ¿A qué se han destinado estos 150.000 euros de nuestros impuestos? Sean concretos, es el dinero de los impuestos de los españoles, y nos deben las explicaciones oportunas.

Los miles de subvenciones públicas que otorga el variado instrumento de cooperación internacional para el desarrollo (Aecid, Fonprode, Fiiap, etc.) por el mundo gozan de presunción de veracidad y hasta de bondad gracias a la buena prensa que tradicionalmente ha tenido la «labor solidaria» de estas agencias públicas de cooperación al desarrollo. Pero precisamente esa presunción puede generar, (y no tengo dudas de que es muy probable que así haya podido suceder), que personas aprovechadas y, por qué no decirlo, corruptas, «distraigan» dinero público a través de proyectos en el extranjero que no contribuyan en nada al desarrollo del presunto receptor. Y lo sugiero por una sencilla razón: los controles de lo público en el extranjero, en países subdesarrollados o en vías de desarrollo, son evidentemente más laxos que en nuestro país. Y ya vemos lo que sucede en España, miren a los juzgados.

¿Se acuerdan del DOGE en EEUU? Era el departamento de eficiencia gubernamental que propuso Trump y dirigió Elon Musk. Pues este instrumento fiscalizador del gasto público comenzó su trabajo por la agencia estadounidense de cooperación internacional para el desarrollo (USAID) Nada más comenzar el análisis y la auditoría comenzaron a saltar los escándalos. Solo diré que muchos de los destinos que se denunciaron por el DOGE se asemejan a muchos que se desprenden del análisis que llevo varios años realizando. Las barbas del vecino ya están afeitadas, sería el momento de poner las nuestras a remojar. 

No creo que haya quien dude de que la cooperación internacional para el desarrollo ha sido un instrumento que, partiendo de una bienintencionada idea de solidaridad, ha ido poco a poco convirtiéndose en un instrumento ideologizado del que surgen no pocas dudas. Les invito a leer el título de este artículo otra vez, y les propongo una reflexión en forma de pregunta: con muchas poblaciones sufriendo problemas serios en la manutención en el mundo, ¿cooperamos al desarrollo del país subvencionando a este tipo de entes y obviando las necesidades básicas de la población supuestamente receptora?

Los tiempos de cheques en blanco para decidir el destino de lo público se están acabando. Los ciudadanos cada día quieren saber más del destino de sus impuestos, impuestos que asfixian las economías familiares. En la firme propuesta de analizar los datos públicos que se conocen de este ente público me encuentro en la obligación de publicar sus claroscuros. Seguimos…

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