Societat Civil Catalana reivindica la fuerza, dignidad y unidad de una España plural
Cinco galardones fueron reconocidos por su compromiso por la democracia, la palabra y la libertad

VI Premios 8 de octubre de Societat Civil Catalana. | TO
En plena Puerta de Alcalá, a un costado del Retiro, el Espacio Abante abrió sus puertas a una velada que trascendió la política para convertirse en un acto de reconocimiento, memoria y emoción. Allí, Societat Civil Catalana (SCC) celebró la VI edición de los Premios 8 de Octubre, un encuentro que rindió homenaje a figuras que han defendido la democracia, la Constitución y la unidad de España.
Desde la entrada se respiraba solemnidad y cercanía. Un centenar de asientos se fueron ocupando mientras los asistentes se saludaban de una fila a otra, con abrazos y gestos de complicidad. En el escenario, cuatro banderas -la de España, la de Cataluña, la de la Comunidad de Madrid y la de la Unión Europea- reflejaban el espíritu de la noche: la convivencia entre la pluralidad y la unidad.
El público reunía a exdiputados, senadores, exministros, exsecretarios de sindicatos y académicos, además de periodistas, familiares y ciudadanos. El ambiente era formal, pero cálido; político, pero humano. Desde el primer instante, se sentía que no era una gala cualquiera, sino un acto de gratitud hacia quienes, desde distintas trincheras, habían defendido los valores que sostienen la convivencia democrática.
El primero en tomar la palabra fue Santiago Satrústegui, presidente de Abante, quien dio la bienvenida a los asistentes y subrayó la importancia del acto. Sus palabras, breves y sinceras, marcaron el tono de la noche: «Cuando son causas que se deben apoyar, abrimos este espacio con orgullo para que se pueda hacer algo tan importante como lo que se va a hacer hoy», animando de esta manera a SCC a que sigan luchando con el mismo esfuerzo.
A continuación, subió al escenario Ana Isabel Ruiz, coordinadora de SCC en Madrid. Con voz firme y templada, recordó los orígenes de su compromiso con la organización: «El problema catalán no deja de ser un tema español, y por eso me impulsó a ser parte de Societat Civil Catalana». Su discurso giró en torno a la idea del diálogo y los acuerdos como esencia de la democracia. «La democracia es diálogo y acuerdos», recalcó, evocando la gran manifestación del 8 de octubre de 2017, cuando un millón de personas llenaron las calles de Barcelona bajo el lema de la unidad. Sus palabras resonaron en el salón con fuerza, devolviendo al público el recuerdo de aquella jornada histórica.
Luego, fue el turno de Álex Ramos, presidente de SCC. Subió entre aplausos, agradeciendo a los familiares de los dos homenajeados fallecidos. Su discurso fue tan sereno como firme. «Nacimos en 2014 para hacer frente al movimiento independentista, que pretende dividir lo que tanto nos costó construir. Conceder impunidad a condenados o prófugos debilita nuestras instituciones», afirmó.
Advirtió sobre «las políticas insaciables de los independentistas», pero también habló de futuro: «España necesita paz social y diálogo, no crispación. Basta ya de dividir a los ciudadanos». Su intervención fue seguida por un silencio respetuoso, luego un aplauso intenso, sincero, que unió por unos segundos todas las sensibilidades presentes.
Primer homenaje: Javier Lambán, el compromiso de un aragonés
La entrega de premios comenzó con un momento profundamente emotivo. El primero en ser recordado fue Javier Lambán, doctor en Historia y expresidente del Gobierno de Aragón (2015–2023), fallecido este año. Fue definido como un político «íntegro, coherente y defensor de la igualdad entre comunidades autónomas». El presidente de SCC destacó su figura como «un hombre que nunca renunció a sus valores» y que creyó en la unidad de España con la misma convicción con la que defendía la justicia social.
Su esposa, María Luisa Lázaro Bermejo, subió al escenario con serenidad, aunque visiblemente emocionada, asegurando que «es un honor y una enorme emoción recibir este premio en nombre de mi marido. Sé que Javier estaría orgulloso. Fue un hombre íntegro y coherente; su legado es un testimonio de pasión por la convivencia y la libertad democrática». La sala se llenó de aplausos. Muchos se pusieron en pie. Había lágrimas discretas entre el público.

Juan Luis Cebrián: «La democracia es el escudo del ciudadano»
El siguiente en subir al escenario fue Juan Luis Cebrián, periodista, escritor y fundador de El País, presentado como «una de las voces más influyentes de la Transición». El presidente de SCC, Álex Ramos, lo presentó como un hombre «comprometido con la libertad de prensa y con la Constitución que ayudó a consolidar la democracia».
Cebrián habló con naturalidad y con la serenidad que da la experiencia: «La democracia es un invento para que los ciudadanos nos defendamos del Estado». A su vez, recordó su relación con Cataluña -donde han nacido algunos de sus familiares- y reafirmó su fe en el periodismo libre como instrumento de defensa ciudadana: «Seguiré siendo periodista toda mi vida, con libertad y frente a los abusos del poder». Sus palabras fueron recibidas con una ovación prolongada, mientras algunos se ponían de pie, como reconocimiento a una trayectoria que ha acompañado medio siglo de historia de España.
José Varela Ortega: el pensamiento frente a la confusión
El tercer galardón fue para José Varela Ortega, historiador, ensayista y expresidente de la Fundación Ortega-Marañón. Fue presentado por Teresa Freixes, vicepresidenta de Societat Civil Catalana, quien destacó su «trayectoria ejemplar como demócrata convencido y español comprometido con su tiempo». Varela subió al escenario con una carpeta en la mano y la mirada firme. Empezó con ironía: «Yo nunca leo, el precio de no leer, es el precio que no tengo», un comentario que desato las risas de todos los asistentes. Su intervención fue una lección de historia, filosofía y política. Analizó la confusión ideológica de los últimos años, el riesgo del populismo y la perversión del término «progresista» en ciertos discursos actuales. «Sustituir el internacionalismo obrero por un tribalismo nacionalista no es una pirueta filosófica, es una amenaza para la democracia. El nacionalismo siempre ha provocado el rechazo del socialismo». Citó incluso a Karl Marx, subrayando cómo las luchas por derechos no pueden convertirse en privilegios identitarios.
«El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente. Pero el sujeto que corrompe es el hombre cuando se aferra al poder». Su discurso, fuerte pero extenso, fue recibido con aplausos intensos y una atención reverente. La sala entera escuchaba con la concentración que solo provoca quien tiene el peso de la historia en su voz.
José Antonio Zarzalejos: el valor de la lealtad y la prensa libre
El cuarto galardonado fue José Antonio Zarzalejos, exdirector de ABC y colaborador de El Confidencial. Antes de su intervención, la tesorera de SCC, Maraya Perinat, recordó su trayectoria y el atentado que casi le cuesta la vida en 1994 a manos de ETA. «Representa la integridad moral y periodística», dijo, mientras el público asentía en silencio.
Zarzalejos subió al escenario entre aplausos. Comenzó su discurso con un gesto de gratitud hacia los homenajeados fallecidos y habló de los desafíos actuales de la democracia española: «La Constitución es imperfecta, pero lo que hiere a España no es su texto, sino la falta de lealtad a sus valores. Cataluña fue la vanguardia del constitucionalismo del 78; debe ser también el punto de partida de la recomposición colectiva». Advirtió sobre el populismo y la erosión del periodismo libre, pero terminó con una nota de esperanza «mientras exista una prensa libre, existirá una sociedad capaz de resistir». Sus palabras fueron recibidas con una ovación larga y sincera.

Manuel de la Calva: la música como símbolo de resistencia
El acto concluyó con el homenaje In memoriam a Manuel de la Calva, cantante y compositor del Dúo Dinámico. En la pantalla se proyectó un vídeo con imágenes del artista y un mensaje grabado de su compañero Ramón Arcusa, quien recordó cómo Resistiré se convirtió en himno de esperanza durante las manifestaciones de SCC y la pandemia. El presidente de SCC, Álex Ramos, lo describió como «un símbolo de la fuerza colectiva de España, alguien que desde la música unió a millones bajo una misma voz».
Su hija, Vicky de la Calva, subió al escenario con los ojos brillantes: «Mi padre fue un hombre recto, con grandes valores, que siempre creyó en la unidad y en la esperanza. Este premio le habría hecho muy feliz». Su voz temblaba, pero la emoción era genuina. Al terminar, la sala estalló en aplausos y algunos asistentes se secaban discretamente las lágrimas al recordar al cantante y compositor español.
El evento concluyó con una invitación a la planta superior del edificio, donde se sirvió un «buen vino español». El ambiente se relajó, las emociones se mezclaron con risas y conversaciones. Muchos brindaban por los premiados, por los ausentes y por la idea que unió a todos esa noche: la de una España diversa, libre y unida. A las puertas del Retiro, Madrid seguía viva, iluminada. Dentro del Espacio Abante quedaba la sensación de haber asistido a algo más que una ceremonia: una noche en la que la palabra, la memoria y la emoción recordaron que resistir también es creer.