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El Júcar sigue sin tener sistemas de detección de riadas un año después de la dana

El dispositivo vigente, dañado el 29-O, no es una herramienta predictiva, por lo que no pudo anticipar la catástrofe

El Júcar sigue sin tener sistemas de detección de riadas un año después de la dana

Ilustración de Alejandra Svriz.

Un año después de la histórica dana que dejó 237 muertos debido al desbordamiento de los caudales de los ríos en tres comunidades, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) sigue sin implantar ninguno de los dos sistemas principales para la detección de inundaciones. Así se acredita a través de la Plataforma de Contratación del Estado y de diversos documentos a los que ha tenido acceso THE OBJECTIVE. Mientras, otras grandes cuencas disponen de Sistemas de Atención Temprana (SAT) o de Sistemas de Ayuda a la Decisión (SAD) desde hace años, incluso décadas.

El organismo dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y responsable de la vigilancia de la cuenca del Júcar admite que a día de hoy está desarrollando obras y reparaciones de emergencia y distintos proyectos para controlar las inundaciones. Asignará a 17 iniciativas posdana más de 200 millones de euros, una cantidad muy superior a la que se ha ido destinando durante los últimos años para evitar las riadas. Así se constata tras el análisis de los numerosos contratos adjudicados —la mayoría a dedo— y los que están programados.

Solo un día antes del primer aniversario de la dana, la Confederación del Júcar admitía que la implantación del SAT tiene de momento carácter piloto para probar su viabilidad. Se centra, aseguraba, en las «zonas que resultaron más afectadas por el episodio extraordinario del 29 de octubre: el río Magro, la cuenca del Poyo y el tramo bajo del río Turia». La primera versión del SAT se ampliará «próximamente» mediante un contrato ordinario, que ya está licitado, para que el sistema cubra todo el territorio de la demarcación hidrográfica del Júcar.

Otros proyectos pendientes

Los SAT son sistemas integrales que utilizan tecnología y monitorización para predecir y alertar de inundaciones de carácter inminente. La herramienta permite integrar en tiempo real datos meteorológicos e hidrológicos, mejorar el conocimiento sobre el comportamiento de los cauces y optimizar la gestión de los embalses en caso de aumentos de caudales. Todo esto permite la evacuación y la toma de medidas preventivas.

La CHJ está trabajando, un año después de la dana, en el desarrollo de distintos módulos predictivos, tanto meteorológicos como hidrológicos. Los datos, proporcionados por diversos organismos, entre otros la Aemet y la Avamet, se irán integrando en una plataforma, denominada Delft-FEWS, para crear un visor operativo que facilite la anticipación en la toma de decisiones.

La complejidad del Júcar

El módulo de gestión de datos pluviométricos se encuentra muy avanzado. Sin embargo, el módulo de estimación de caudales se encuentra en estado de desarrollo para las cuencas más afectadas por la dana. Para el resto de zonas, se irá implantando de forma progresiva. La Confederación justifica el lento proceso destacando que la puesta en marcha de estos modelos en la cuenca mediterránea resulta especialmente complejo.

«La rapidez con que se produce la respuesta hidrológica de sus cauces y barrancos, tipo ‘crecida relámpago’, supone un alto grado de incertidumbre. Los primeros sistemas de este tipo fueron desarrollados como Sistemas de Ayuda a la Decisión (SAD) en los ejes de los grandes ríos: Ebro, Tajo y Guadalquivir. Estas cuencas tienen crecidas más lentas, por lo que permiten un mayor tiempo de respuesta».

¿Estamos preparados para otra dana?

Los sistemas SAD son herramientas que apoyan a los operadores humanos para procesar datos complejos y modelar escenarios tales como el impacto del clima o las operaciones de embalses. Para justificar la demora en la implantación, la Confederación incluso ha restado valor a estos sistemas. «La información que ofrecen este tipo de sistemas SAT en ningún caso puede sustituir a los órganos competentes en emergencias ni emiten alertas de protección civil por sí solos», reconocían.

Por su parte, en un documento del Ministerio para la Transición Ecológica fechado el 25 de septiembre de 2025 y centrado en el estado de implantación de los SAD/SAT en las cuencas intercomunitarias españolas, se admitía la complejidad de la ejecución de estos sistemas en el Júcar y en el Segura.

El Ministerio reconocía, como posteriormente haría la Confederación, que en la cuenca del Júcar «la predicción de avenidas tiene una especial complejidad». La razón principal es que es necesaria una rápida respuesta a episodios de lluvia intensa y la torrencialidad. También señalaba que la CHJ ha comenzado ahora la ejecución de un contrato específico para el desarrollo del sistema.

Vigilancia en tiempo real

La Confederación del Júcar ha confiado el seguimiento de los caudales a un sistema que no es predictivo. Durante estos años, ha desarrollado el Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH). Esta herramienta ofrece información en tiempo real cada cinco minutos. Al no tratarse de un sistema de detección de crecidas a corto, medio o largo plazo, no se pudieron facilitar avisos y alertas anteriores a la riada con este método.

Para la reparación de daños producidos, el Sistema Automático de Información Hidrológica cuenta con una inversión estimada de 22,5 millones de euros, y comenzó días después del 29-O con la instalación de caudalímetros provisionales en los cauces donde el paso del agua había arrastrado los existentes. Conforme se vayan reparando las estaciones de aforo o las infraestructuras sobre las que estaban instalados los sensores, estos se verán sustituidos por los definitivos.

Demasiadas incógnitas

La reparación de los daños producidos en el SAIH supondrá un gasto superior a 22,5 millones. Los trabajos comenzaron días después de la riada, con la instalación provisional de caudalímetros. Poco a poco, se fueron sustituyendo por los definitivos. Las obras se centran en la mejora del sistema de telecomunicaciones, la puesta en marcha de nuevos puntos de control en tramos fluviales y la implantación de un SAT. 

Pese a los millones invertidos y a los compromisos del Ministerio, la cuenca del Júcar sigue siendo una de las menos preparadas para afrontar una nueva dana. La falta de un sistema predictivo operativo, la lentitud administrativa y la dependencia de soluciones provisionales hacen que, un año después del 29-O, Valencia continúe en situación de vulnerabilidad ante un episodio similar en plena época de lluvias.

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