El Gobierno minimizó la alerta europea que predijo 48 horas antes la dana de Valencia
Los avisos del Sistema Europeo de Concienciación de las Inundaciones fueron constantes días antes de la riada

Ilustración de Alejandra Svriz.
El Sistema Europeo de Concienciación de las Inundaciones (EFAS, en sus siglas en inglés) emitió el 28 de octubre de 2024, un día antes de la devastadora dana que dejó 229 fallecidos solo en Valencia, una serie de alertas advirtiendo del riesgo extremo de riadas en la cuenca del Júcar. Pese a lo relevante de la información, los organismos que la recibieron, desde la Confederación del Júcar al Ministerio de para la Transformación Ecológica y Emergencias -dependiente de Interior-, no profundizaron en el aviso.
El EFAS, un sistema especialmente fiable, forma parte del Servicio de Gestión de Emergencias de Copernicus y depende de la Comisión Europea. Su misión es anticipar inundaciones para alertar a los servicios de emergencia y las autoridades nacionales. Esa información queda en mano de los receptores para que actúen en consecuencia. Sus alertas los días anteriores a la dana fueron constantes y sus mapas interactivos, a los que ha accedido THE OBJECTIVE, evidenciaban cuando menos una situación excepcional en 20 años.
Concretamente, a las 00:00 del día 28 de octubre de 2024 se mostraba una franja crítica que se extendía desde Paterna, Torrent y Quart de Poblet hasta la desembocadura del Turia y La Albufera. El mapa dinámico estaba teñido de rojo intenso y violeta, colores que identifican una situación especialmente grave. Era la mayor advertencia hidrológica registrada en la zona desde 2003.

Las alertas de la dana
El EFAS, un sistema europeo y del que España es socio operativo desde 2012, permite anticipar crecidas con hasta 10 días de margen mediante modelos hidrológicos y meteorológicos combinados. Su misión es alertar a las autoridades nacionales competentes —en este caso, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y la Dirección General de Protección Civil y Emergencias (DGPCE)— con el objetivo de activar medidas preventivas, coordinar con las comunidades autónomas y, si es necesario, movilizar medios de apoyo. El aviso llegó a tiempo; sin embargo, no ocurrió lo mismo con las respuestas y actuaciones frente a la catástrofe.
La dana que golpeó el Levante español el 29 de octubre de 2024 descargó 771 litros por metro cuadrado en apenas doce horas en Turis (Valencia). Los muertos causados por el desbordamiento de ríos en tres comunidades fueron 237. El Turia se desbordó en varios tramos, los barrancos de Torrent y Poyo se convirtieron en ríos y centenares de viviendas quedaron anegadas. Las pérdidas económicas superaron los 17.000 millones.
Los mapas interactivos del EFAS
Los mapas del EFAS proyectaron con 48 horas de antelación y con sorprendente exactitud el escenario. Las zonas sombreadas en rojo coincidieron casi punto por punto con los municipios más afectados: Torrent, Aldaya, Benetúser, Catarroja y La Albufera. Las capas azules de simulación hidrológica, generadas el día 28 a las 00.00 horas, reproducían el patrón exacto de inundación que finalmente afectó a La Albufera y su entorno. Las coincidencias fueron tan precisas que, en términos técnicos, constituyen una predicción confirmada.
La función del EFA es emitir avisos técnicos y son los organismos y países vinculados al sistema los que deben activar los protocolos de emergencia. España, como miembro desde 2012, cuenta con acceso directo y continuo a los productos EFAS a través de la red de Servicio de Gestión de Emergencias de Copernicus (CEMS).

Un sistema probado y fiable
Un informe técnico de fiabilidad de los avisos EFAS en España, elaborado en 2021 por la Subdelegación del Gobierno en Castellón y la Dirección General de Protección Civil, ya reconocía una eficacia predictiva del 86,18% en los episodios de inundaciones analizados entre 2018 y 2020. En la Comunidad Valenciana, el porcentaje de acierto alcanzó el 72,7%, con especial precisión en los avisos previos a las borrascas Gloria y Karine.
El documento, de carácter interno, pero oficial, al que ha accedido THE OBJECTIVE, destacaba que el sistema europeo «permite anticipar fenómenos de crecida con márgenes de entre 24 y 72 horas y con una notable coincidencia entre las zonas modelizadas y los eventos reales». El EFAS funciona, y su capacidad predictiva estaba validada por los propios servicios nacionales. El 28 de octubre de 2024, la predicción no fue una conjetura: fue una advertencia documentada, enviada a los organismos españoles designados como puntos de contacto.
¿Quiénes pudieron saberlo?
La cadena de recepción de alertas EFAS en España está claramente definida. El punto nacional de contacto principal es la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), encargada de recibir los avisos europeos y de evaluar su fiabilidad técnica. Otro receptor oficial es la Dirección General de Protección Civil y Emergencias, dependiente del Ministerio del Interior. Activar mecanismos de coordinación es clave, y en ese esquema están incluidos el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y la Unidad Militar de Emergencias.
Bajo la órbita del ministerio de Transición Ecológica actúa la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), responsable del control de caudales, presas y mantenimiento de cauces en la cuenca. Su papel, en episodios de riesgo extremo, es comunicar alertas a los servicios de emergencia autonómicos y adoptar medidas preventivas en los embalses y derivaciones hidráulicas.
La Aemet, por su parte, emitió un aviso amarillo la tarde del día 28 y lo elevó a naranja pocas horas antes del desastre, sin llegar a activar el nivel rojo que hubiera implicado comunicación directa con Protección Civil nacional. Los organismos dependientes del Estado contaban con información trascendental y anticipada, medios de análisis y recursos de intervención. En este caso no faltaron datos e información, sino decisiones acertadas y anticipo. El EFAS cumplió su función, que era prever la catástrofe.
