Jon Juaristi: «Había menos temor a hablar libremente en los últimos años del franquismo»
El filólogo y exdirector de la Biblioteca Nacional conversa con Esperanza Aguirre sobre ETA, Israel y la libertad intelectual
Jon Juaristi (Bilbao, 1951) ha vivido en carne propia las contradicciones de la España moderna: fe, nacionalismo, desengaño y razón. Hijo de un organista de la basílica de Begoña y formado en el Opus, militó fugazmente en la ETA juvenil —aquella cuyos miembros aún no asesinaban— antes de entregarse por completo a la filología, la poesía y la defensa de la libertad intelectual. Catedrático, exdirector de la Biblioteca Nacional y del Instituto Cervantes, conversa con Esperanza Aguirre sobre el País Vasco, la deriva mafiosa del terrorismo, su conversión al judaísmo y la alianza inquietante entre la izquierda global y el islamismo. Con su lucidez escéptica y su ironía templada, Juaristi alerta sobre el empobrecimiento del debate público y la cobardía intelectual de una época que confunde la corrección con la verdad.
P.- Bueno, Jon, yo estoy tan ilusionada y tan contenta y tan agradecida de que hayas querido estar en este espacio que el director Álvaro Nieto me ha dado, que se llama El rincón de Espe, que no sé por dónde empezar, pero creo que a lo mejor hay que empezar por tu infancia en el País Vasco.
R.- Bueno, pues es un honor. Sí, yo viví en el País Vasco hasta el año 99, desde el 51, con algunas estancias en el extranjero. Pero mi infancia transcurrió entre Bilbao y Guecho.
P.- ¿Dónde en el extranjero?
R.- En Londres, en México, en Nueva York…
P.- Caray.
R.- Y luego estancias más cortitas. Pero bueno.
P.- Y luego Madrid.
R.- Y luego Madrid.
P.- Donde te has afincado, y estamos los madrileños muy orgullosos.
R.- Yo no soy madrileño, más bien de Alcobendas. Es que no se como se llaman los de Alcobendas todavía.
P.- Yo tampoco.
R.- ¿No? Pero bueno, ahí estoy. Sí, sí.
P.- Pues yo querría que le contaras a los espectadores del Rincón de Espe un poco la trayectoria de tu vida, que a mí me tiene tan impresionada. Desde el Colegio de Gaztelueta, que es Opus, hasta el paso por ETA, no por ETA la asesina, sino por ETA la independentista, en su momento. Y luego en las cátedras, primero fuiste profesor de instituto y luego la cátedra de la Universidad de Literatura Española.
R.- Bueno, cátedra de Filología Hispánica. Es que las denominaciones importan poco, digamos que son, muy en general, en Filología.
P.- Y luego creo que eres lo que se llama euskaldun berri, que es decir, que…
R.- Que aprendí vasco de mayor. Bueno, no de muy mayor. Empecé a estudiar Vasco por mi cuenta a los 11 años.
P.- ¿Pero tu madre hablaba en vasco?
R.- No, mi madre no habla vasco. Mi abuelo materno sí hablaba vasco, mi madre no. Y mi padre lo mandaron a aprender vasco a Arratia, el riñón de Bizkaia, porque era de una familia nacionalista bilbaína que no hablaba vasco.
P.- Pero tu padre, aparte de ser nacionalista y bilbaíno, tengo entendido que era el organista de Begoña durante muchos años.
R.- Bueno, vamos a ver. A mi padre le mandaron aprender aprender vasco a Arratia con unos amigos suyos, compañeros de las escuelas vascas en la época de la República. Enseñaron español a todo Arratia. Yo creo que fueron un elemento de…
P.- De españolización.
R.- De civilización en Arratia. No sé por qué no les han hecho un monumento todavía pero…
P.- Si te oyeran los bilbaínos…
R.- No aprendió mucho vasco en Arratia, todo hay que decirlo. Pero dejaron huella también. Y bueno, fue, efectivamente, organista, maestro de capilla en Begoña, de la Basílica de Begoña, cuando ya se había jubilado. Nosotros venimos de familia del ladrillo, no voy a decir nosotros, pero somos constructores, arquitectos y vendedores de materiales de construcción… Entonces mi padre se dedicaba a eso, a lo último, cuando se jubiló, pues se dedicó a lo que realmente le gustaba desde niño, que era el órgano, porque él había aprendido a tocar el órgano con dos excelentes musicólogos. Uno de ellos un poco la gran figura de la musicología vasca de comienzos de siglo, con un cura que se llama Don Resurrección. En fin. Y eso, se dedicó a tocar el órgano desde entonces en Begoña, pues prácticamente desde su jubilación hasta que tuvo ya los 90 años. Pero estaba muy mayorcito, Maese Pérez, el organista. El de Bécquer. Pero sí.
P.- ¿Pero cómo llegas tú a ETA?
R.- Bueno, llegué a través de unos parientes míos que ya estaban en ETA. Yo tuve un primo carnal, un hijo de un hermano de mi padre, que fue uno de los primeros caídos, caídos, debo decir detenidos en principio, a comienzos de los años 60. Estudiaba Económicas y terminó siendo un empresario, yo no diría que boyante, pero un empresario bastante típico de Bilbao, y muy egoísta en principio. Y realmente quien me inició directamente fue un primo mío, jesuita. Jesuita y además, curiosamente, de la parte más franquista de mi familia, que también la hay. O sea que este era un joven exalumno de los jesuitas de Bilbao, que, en fin, se fue después a la compañía, se fue a Venezuela, tuvo su época de incipiente misionero. Allí supongo que tuvo algún tipo de revelación, porque estaba la guerrilla de Douglas Bravo por los montes, etcétera. Total, que en Bilbao, cuando yo tenía 15, 16 años, había un grupo de jesuitas jóvenes que estaban estudiando ahí el teologado y que eran prácticamente una célula de ETA. Pero era una ETA de aficionados. Eso, como decía Mario Onaindia, que perteneció a ETA en aquel momento…
P.- Yo estoy picada con Onaindia. Desde hace mucho.
R.- ¿Estás picada con Onaindia?
P.- Sí, porque yo cuando fui presidenta del Senado por segunda vez, me eligieron en el 99 y tú hiciste unas palabras en euskera, y dijo Onaindia que eran un petardo de palabras.
R.- Por supuesto.

P.- Si hubieran sido mías, pues lo hubiera comprendido. Pero siendo tuyas…
R.- No, me las pediste y yo las hice, pero sin más.
P.- Pero no le gustaron.
R.- No. Pues realmente yo estuve entre el 67 y el 69. Entre el 69 y el 72 prácticamente ETA desapareció. Los que quedábamos después de unas caídas muy generales que hubo final de la final de los 60, pues montamos otra cosa diferente que se llamaba ETA VI Asamblea, pero ya con la extrema izquierda del momento. Yo recalqué en ETA VI trotskista con Patxo Unzueta, que después fue el jefe de opinión de El País en su momento. Y bueno, pues ttuve un final del paso por el antifranquismo muy convencional dentro de lo que era la izquierda o la extrema izquierda española de esos momentos. Habíamos roto con el nacionalismo ya.
P.- Y de ahí a director de la Biblioteca Nacional.
R.- Lo que quería decirte es que entre el 69, cuando ETA se recompone, se recompone realmente yo creo más como una organización mafiosa que como un grupúsculo político, incluso terrorista. Es cierto que practicaban el terrorismo, lo que se llama la lucha armada, pero está mucho más vinculado a la extorsión y a una economía de tipo mafioso. Hay que tener en cuenta que ya en los 70 el País Vasco ya es una zona muy en declive. Es el mundo de la desindustrialización. En fin, hay una especie de depresión económica fuerte en esos momentos. Y entonces se reconvierte.
P.- Los 200 y pico mil que tuvieron que huir.
R.- Ya, pero yo creo que los 200 fue más tarde, durante los años 70 y 80, fundamentalmente. Y huyen del impuesto revolucionario, de los secuestros, de la extorsión, del chantaje. Es pura mafia. Yo diría que sí que se compara.
P.- ¿Qué opinas de Bildu, siendo el lacayo más fiel del Gobierno de Sánchez?
R.- Pues que es el lacayo más fiel del Gobierno de Sánchez. Yo creo que es el abrazo de la muerte. Creo que todo esto pertenece a una izquierda que es altermundista.
«El estado ha desaparecido del País Vasco»
P.- ¿Qué quiere decir altermundista?
R.- Son los del otro mundo posible, es decir, subglobalista, digamos, antioccidental y anticentralista, por supuesto antiliberal no digamos nada y por supuesto wokista y antisemita. O sea que no se diferencian gran cosa. Quizás los de Bildu tengan ese, ese toque folclórico, un poco vasco y demás. El hecho de haber de venir de ETA, pero de la ETA estéril, digamos. Y que bueno, que realmente quien tuvo retuvo. Ahí siguen un poco en esa línea. Se han convertido en estos momentos en la pesadilla del PNV. Obviamente lo que ha ocurrido…
P.- Yo es que creo que le están comiendo la tostada al PNV. ¿Tú qué opinas de eso?
R.- Sí, pero bueno. El estado ha desaparecido del País Vasco, el acuerdo de paz del Partido Socialista con ETA sirvió fundamentalmente para una limpieza ideológica y política —e iba a decir étnica, pero esa ya se había producido antes—. Entonces lo que ha quedado del río Ebro al mar Cantábrico, desde el río hasta el mar, digamos, el Estado ha desaparecido. Entonces es ahí ha quedado esa presencia de esa ETA posible en estos momentos que es Bildu, y de un PNV cada vez más débil, más impugnado por su propia gente. Y que se le está pasando, por supuesto, los jóvenes hacia Bildu.
P.- ¿Los jóvenes se pasan del PNV a Bildu?
R.- Sí, el voto es…
P.- ¿Y por qué no votan a la derecha, ni al PP, ni a Vox en el País Vasco?
R.- Hombre, porque el atractor fuerte fue en su momento ETA, y fue un atractor de izquierda. Lo que sucedió en toda España después de la Transición fue que la extrema izquierda se agrupó en torno al Partido Socialista. Incluso la izquierda comunista, incluso Carrillo, que no era exactamente extrema izquierda en aquel momento. Pero todo ese mundo acabó en torno al Partido Socialista, con una excrecencia ahí de lo que Izquierda Unida, pero bueno, mínima en ese momento. Y en cambio en el País Vasco se agrupó en torno a ETA, se formó en torno a ETA, sin entrar en ETA. Pero todo este mundo de las siglas de la extrema izquierda, los trotskistas, los maoístas, etcétera, se agruparon en torno a esto. El PSOE no fue un atractor en el País Vasco de la extrema izquierda. Y bueno, pues además les encanta esas cosas de hablar en euskera…
P.- ¿Pero y el PNV se dejó atraer por ETA desde el minuto uno?
R.- El PNV no, el PNV lo que hizo fue, proteger, digamos, a ETA. Yo no diría blanquearla porque al mismo tiempo, pues podía tener un discurso muy contra ETA, pero estaba en esa especie de equidistancia curiosa y cuando llegaba la hora de la verdad…
P.- De las nueces, como decía…
R.- Eso decía Arzallus, aunque Pradales me lo atribuye a mí. Y es injusto porque…
P.- ¿Ah sí?
R.- Hace poco, en una entrevista dijo: «Eso se lo inventó Juaristi». Yo no me inventé nada. Eso fue Arzallus, claro. Y además es una cosa archiconocida. Pero estos chicos jóvenes…
P.- Qué mal citan estos chicos jóvenes, porque esta vicepresidenta segunda ha dicho que lo del dinero público no es de nadie, lo ha dicho el PP y lo dijo Carmen Calvo siendo vicepresidenta.
R.- Lo dijo Carmen Calvo, pero les da igual. Yo creo que es lo mismo. No es que sean unos indocumentados, que lo son, obviamente, sino que son profundamente maniqueos. Entonces, todas estas cosas que son negativas para sus propias tradiciones, las tiene que haber dicho el enemigo. Hombre, yo cuando Pradales dijo esto en una entrevista, que fue la primera que concedió un periódico después de ser lehendakari.
P.- ¿Y lo dijo, «Eso se lo inventó Juaristi»?
R.- No, no. Fue una entrevista con ABC. Entonces cuando le preguntan…
P.- Ah, porque el lehendakari da entrevistas al ABC, mira qué bien.
R.- Bueno, ABC pidió una entrevista, como Alandete, que hace preguntas en estos momentos a Trump y que se enfadan mucho.
P.- Se han enfadado la ministra de Defensa y el ministro Puente. Han dicho que es un antipatriota el pobre Alandete, que lo único que ha hecho es preguntar por España.
R.- Viniendo de Puente y Margarita Robles yo creo…
P.- Ya sabes que Leguina dice en su libro que la factótum de la moción de censura que derribó a Rajoy y que puso a Sánchez, que no era ni siquiera diputado en ese momento, fue Margarita.
R.- Es una enredadora. Y además yo creo que acumula un resentimiento esta chica muy grande.
P.- Sí, podemos seguir a Regino, nuestro amigo…
R.- Sí. Bueno, pero es otro personaje que me interesa muy poco.
P.- A mí también.
R.- Creo que es una antisemita de cuerpo entero. Poquito cuerpo, pero bueno.
P.- ¿Además antisemita?
R.- Ah, sí, por supuesto. Fue la primera que habló de genocidio en el censo de Gaza. Sí señor. O sea que es la que rompió un poquito el fuego. Yo creo que sí. Pero bueno.

P.- Jon se convirtió al judaísmo. ¿En qué momento?
R.- Pues hace bastante tiempo ya. Como de hacer las bodas de oro.
P.- ¿Vas a hacer las bodas de oro con el judaísmo?
R.- Sí, dentro de poco. En el 80 me convertí.
P.- Te falta para las bodas de oro, porque yo he hecho las mías el año pasado y me casé en el 74, o sea que te falta.
R.- Yo he hecho las de plata este año. Mucha alharaca.
P.- Hay que decir que yo fui a visitar a Mira Milosevich, su mujer, al hospital donde había dado a luz a ese niño maravilloso que ahora se ha convertido en un ser excepcional.
R.- Creo que la primera foto que tiene Íñigo es contigo en el hombro, como un koala.
P.- Bueno, y después catedrático de Filología en la Universidad del País Vasco y más tarde catedrático también de Filología en la Universidad de Alcalá, que fue de donde tú te jubilaste.
R.- Sí, estuve en la Universidad del País Vasco desde su fundación.
P.- Ibas con escolta, creo recordar.
R.- Bueno, sí, llevaba escolta bastante gente en el País Vasco. Yo creo que fui de los primeros profesores a los que se puso escolta, en el año 96. Y sí, estuve ahí hasta el 99. Seguí con escolta en Madrid, cuando llegué a Madrid.
P.- ¿Porque en la Biblioteca Nacional, fuiste director de Biblioteca Nacional en qué año?
R.- En el 2000, cuando Ganó el Partido Popular de las elecciones, el entonces director de la Biblioteca Nacional pasó a ser secretario de Estado de Cultura.
P.- Que era Fernando…
R.- No, Luis Alberto de Cuenca.
P.- Ah Luis Alberto, claro, el que había nombrado yo. Pero yo me fui al Senado y entonces…
R.- Y entonces me propuso ser director de la Biblioteca Nacional. Yo dije «espera un momento, yo nunca he sido director ni de mi junta de vecinos». No tenía ninguna experiencia de eso que se llama de gestión y de dirección. Y le pregunté a Juan Pablo Fusi, que había sido director de la Biblioteca Nacional antes, un gran director de la Biblioteca Nacional. Dijo «Pues mira, aunque no haya sido, los vascos tenemos un cromosoma burocrático que se dispara cuando nos ponen una situación de este tipo, porque venimos de una casta oficinesca, de mucho secretario de Estado».
P.- Una casta que todos los verdaderos ayudantes de los reyes desde el siglo XIV eran todos vascos.
R.- Eso decía Juan Pablo. Entonces «no te preocupes, puesto ahí rendirás lo que tengas que rendir». La verdad es que estuve poco tiempo en la Biblioteca Nacional porque pasé al Cervantes once meses después.
«La guerra contra Hamás ha servido de pretexto para la precipitación y para la aparición pública de una gran internacional antisemita global»
P.- Mira, Jon, como yo estoy siendo muy vilipendiada porque me he negado a decir que es un genocidio lo que Israel, en la guerra que no ha tenido más remedio que declarar a Hamás como organización terrorista, está haciendo en Gaza. Y ojalá que la paz llegue de verdad. Pero me da la impresión de que no va a ser fácil que Hamás entregue las armas. Yo sé que tú eres un especialista en este tema, además de ser judío, y me gustaría que los espectadores supieran cuál es tu opinión de este asunto.
R.- Bueno, no soy especialista en nada de esto. Pero sí, obviamente no es que simpatice, estoy con Israel a muerte, y clarísimamente, esto ha sido una guerra no declarada, porque Israel no declara guerras a un ejército en las sombras, un ejército terrorista, etc. Pero no, yo lo que creo es que esto ha servido de pretexto para la precipitación y para la aparición pública de una gran internacional antisemita global, que curiosamente no ha partido de Europa porque en Europa tenía poca fuerza, sino de América y de las universidades de EEUU.
P.- Es que las universidades de EEUU… Bendito sea Trump que les está poniendo firmes.
R.- Están podridas, como las universidades…
P.- ¿Las europeas? Tampoco están…
R.- Pero el fermento ahí ha sido un fermento universitario y estudiantil. Lo han visto como una especie de…
P.- Bueno, si no recuerdo mal hicieron unos campamentos como el que aquí hizo Podemos en la Puerta del Sol, en las universidades más prestigiosas de los EEUU, ¿no?
R.- Han hecho todo tipo de payasadas de este tipo. Un modelo que ellos no han conocido, que era la protesta contra Vietnam. Entonces han conseguido ya su causa global, su causa universal, que son los palestinos. Y sobre todo, lo que creo es que hay una alianza en marcha en estos momentos ya muy avanzada entre lo que es esta nueva izquierda globalista, woke, buenista, porque pretenden llegar a la revolución sin mover un dedo, o por lo menos sin que les aplasten…
P.- Sin que haya nada de violencia.
R.- Sin que haya nada de violencia.
«Sánchez se lo pasa mejor que un tonto con una tiza soñando en la posibilidad de ser el líder global de la nueva alianza islamoizquierdista»
P.- O que se la puedan achacar a ellos la que haya.
R.- Y los yihadistas, que no tienen un objetivo muy distinto. Se trataría de llegar a una humanidad absolutamente sometida a la sumisión a una ideología, en el caso de la izquierda, y a una religión en el caso del islam. Entonces, la paz entre estos dos rivales por llegar a un objetivo común, de alguna forma, y la constitución de un gran movimiento islamoizquierdista, requiere una prenda, un chivo expiatorio que se entregue como prenda de paz por la izquierda al islamismo. Y esta es el Estado de Israel. Esta necia que acabo de decir, esta señora de Podemos, que «lo que hay que hacer es destruir el Estado de Israel, porque hasta que no se destruya el Estado de Israel seguirá el genocidio», pues simplemente está expresando lo que en estos momentos es el objetivo común de la izquierda y el objetivo común del yihadismo. Esto creo que es básicamente lo que está pasando en estos momentos.
P.- Sin duda. Y no sé, yo es que creo que es una vergüenza que a nuestro presidente del Gobierno le felicite Hamás.
R.- No, pero es que él quiere ponerse al frente de este movimiento. Yo creo que se lo pasa mejor que un tonto con una tiza soñando en la posibilidad de ser el líder mundial, el líder global de la nueva alianza islamoizquierdista, el yihadismo. Por probar algo más.
P.- Es que yo pienso que si el islamismo fuera una religión, pues bueno, pero es que no es una religión. Se ha convertido…
R.- Bueno, llámale como quieras.
«El Islam es una religión de esclavos. Todos son esclavos del califa, el califa es esclavo de Dios, etcétera»
P.- No, pero no es religión. Las demás religiones te dejan practicar otras cosas. El islamismo no. Es una ideología. ¿Cómo lo definirías tú?
R.- Bueno, pienso que es una ideología mezclada con la religión, etcétera. Yo no me voy a quedar ahí por un problema de marbetes, bloqueado en ese asunto. Digamos que sí, que tiene mucho de ideología y que tiene una base religiosa, en el islam clásico, que siempre ha sido una religión de sumisión. Islam quiere decir eso.
P.- Sumisión.
R.- Y una religión de esclavos, obviamente, donde todos son esclavos del califa, el califa es esclavo de Dios, etcétera, etcétera. Entonces, lo que no tiene es una tradición liberal.
P.- Exactamente.
R.- Para entendernos.
P.- Bueno, pues para terminar, como tú eres liberal y yo también, yo quiero preguntarte: ¿Qué opinas de cómo está la libertad de expresión y la de opinión en España?
R.- Bueno, pues he conocido momentos mejores. Quiero decir, había menos temor a expresarse libremente en los últimos años del franquismo que ahora.
P.- ¿Ah, sí?
R.- Ahora hay mucho más temor, mucha más cautela, mucha más prudencia a expresarse libremente por miedo a la cancelación, por miedo al ser un apestado social, por miedo a estas descalificaciones públicas. Porque además todo lo unen en estos momentos. Tú eres un liberal, pues estás entonces, contra la normalización climática, estás contra los gazatíes, estás contra todo lo que hay que estar a favor, según ellos. Por tanto, hay ese miedo, yo creo que es palpable, a expresarse.
P.- Que es lógico. Porque ya en las universidades españolas hace tiempo se tomó la la costumbre de no dejar hablar al que no les gustaba.
R.- Qué me vas a decir, si yo salí… ¡a defenderte, además!
P.- Este sí que es un buen final, Jon. Estábamos en…
R.- En una inauguración de curso.

P.- Una apertura de curso en la Universidad Autónoma de Madrid. Jon era el director general de Universidades y yo la presidenta de la Comunidad.
R.- ¡Inauguré el curso en tu nombre!
P.- Y se estaba poniendo la cosa fea. Entonces, de repente, Jon, con una voz maravillosa, empieza: «Gaudeamus igitur…» Y aquello se acabó.
R.- Con un buen tono, porque soy hijo de músicos.
P.- Por eso, porque tu padre era el organista de Begoña. Pues muchas gracias Jon. Muchísimas gracias.
R.- A ti.
