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Los robos en el cementerio de Zaragoza afloran una guerra entre clanes: «Los han desterrado»

Un clan del pueblo gitano afectado por los destrozos de las tumbas ordena la expulsión de los detenidos y sus familias

Los robos en el cementerio de Zaragoza afloran una guerra entre clanes: «Los han desterrado»

Varias tumbas, en una imagen de archivo. | EP

El robo de crucifijos y todo tipo de ornamentos metálicos en medio millar de nichos y lápidas del cementerio de Zaragoza ha aflorado una guerra entre dos clanes del pueblo gitano en la capital aragonesa. La Policía Nacional detuvo hace dos semanas a tres hombres como presuntos autores de las sustracciones, que después vendían en chatarrerías para obtener un beneficio económico. En total, según revelaron fuentes de la investigación, habrían conseguido unos 4.000 euros. Lo que ignoraban estos delincuentes es que este golpe les costaría el destierro de la ciudad. Y no solo a ellos, también a sus familias.

Según revelan fuentes próximas al caso, que está a cargo del Grupo de Robos de la Jefatura de Policía de Aragón, entre las tumbas que esta organización destrozó estaban algunas de un poderoso clan asentado en Zaragoza. Una grave afrenta por la que esta familia del pueblo gitano no ha tardado en responder. Tras quedar en libertad con cargos, al menos uno de los investigados por los robos recibió una paliza como consecuencia de los hechos. Un incidente que, según ha publicado un medio local, generó gran desasosiego entre todos los detenidos, que temían salir a la calle por temor a más represalias, pues sabían que les estaban buscando.

Finalmente, según señalan estas mismas fuentes, el clan citado ha desterrado de la ciudad tanto a los investigados como a sus familias, tal como marca la ley gitana. En un principio, los ladrones, de nacionalidad española y con antecedentes policiales por robo, lesiones y amenazas, cometieron los delitos con un objetivo económico y en ningún caso para crear un conflicto con una familia rival de la capital aragonesa. Aun así, se han visto obligados a abandonar sus casas ante la advertencia de la otra familia tras haber faltado al respeto de esta última vandalizando varias tumbas de miembros del clan. La Policía incluso tuvo que darles protección ante las protestas que hubo en el zaragozano barrio de El Oliver, donde viven estas familias.

1.500 kilos de material sustraído

Esta organización llevaba cerca de un mes destrozando tumbas y nichos para cargar después con el material de las lápidas (cruces, placas, jarrones, esculturas…) y venderlo en chatarrerías de la capital zaragozana, señalan fuentes policiales. Con todo lo sustraído, los investigadores calculan que los detenidos podrían haber obtenido unos 4.000 euros de beneficio. Gracias al trabajo de los policías se han podido recuperar gran parte de los objetos sustraídos, tal como se advierten en las fotos que ilustran este artículo. La operación continua abierta y la Policía Nacional todavía busca a un cuarto implicado.

Los agentes localizaron el botín en una chatarrería al por mayor de Zaragoza, que había comprado previamente a otro establecimiento todo el material robado. Los ladrones habían acudido a este último para vender todos los crucifijos que, junto con otros objetos sustraídos, apuntan las mismas fuentes, sumaban más de 1.500 kilos de peso. Los detenidos tenían gran interés por todos los objetos de latón, porque se venden a mejor precio en este tipo de negocios. El metal acaba en plantas de reciclaje o de refinado. 

El coste de los destrozos: 50.000 euros

El escenario aún sigue siendo desolador en el camposanto zaragozano. En un breve paseo por algunas manzanas del camposanto podían observarse lápidas fracturadas, elementos decorativos tirados e incluso marcos de fotos rotos tras haber sido pasto de los ladrones para arrancar crucifijos y todo aquello que tuviese latón. Fue el propio Ayuntamiento de Zaragoza el que, tras una «minuciosa inspección», detectó más de 500 nichos afectados, condenó los actos vandálicos y aconsejó a los propietarios afectados presentar las denuncias de forma individual ante la Policía. 

En las últimas semanas, ha sido habitual ver a más visitantes en el cementerio por este motivo. Los zaragozanos, así como ciudadanos de otras regiones, acuden para comprobar si han saqueado las lápidas de sus familiares. El Consistorio ha habilitado una zona en el camposanto para dar información de cómo proceder si los ladrones han destrozado una lápida y se quieren recuperar las piezas robadas. La Policía tiene previsto entregar todos los efectos que ha recuperado, por lo que interponer la denuncia es crucial.

Sin seguridad en el cementerio

Según los cálculos que han hecho los investigadores policiales, el coste de los destrozos podría ascender a más de 50.000 euros. Centenares de familias han descubierto con dolor los destrozos sufridos. «No puedo creer que haya gente tan mala. De verdad, no lo entiendo, porque no tiene explicación. No te puedes hacer a la idea de esta maldad», se lamentaba una mujer afectada por los robos. Otra de las tumbas vandalizadas es la del poeta Miguel Labordeta. La familia ya ha interpuesto la denuncia, al igual que otras muchas, y la Policía todavía espera que haya más. El Ayuntamiento de Zaragoza ya ha informado de que se presentará como perjudicado en el caso, una vez avance la causa judicial contra la banda del latón.

El problema, según advirtieron a este periódico fuentes policiales, es que el cementerio de Torrero no cuenta con seguridad por las noches ni tampoco con cámaras de vigilancia. Los ladrones aprovechaban para colarse de madrugada a través de los accesos que, pese a estar vallados, son fáciles de superar. Tras varias horas en busca de su objetivo entre largos pasillos de nichos, cargaban todo en bolsas y trasladaban la mercancía en furgonetas a un lugar seguro para después colocarla en los negocios de chatarra.



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