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La Policía registra los teléfonos de la nueva manada de Pamplona, pero no halla vídeos

Los cuatro argelinos con antecedentes penales permanecen en prisión preventiva desde el jueves pasado

La Policía registra los teléfonos de la nueva manada de Pamplona, pero no halla vídeos

La Policía registra los teléfonos de la nueva manada de Pamplona y no encuentra vídeos.

La Policía Municipal de Pamplona ha analizado los teléfonos móviles de los cuatro argelinos detenidos por la violación múltiple de una joven en las inmediaciones de una fiesta universitaria el pasado 24 de octubre y, según ha podido saber THE OBJECTIVE, no se ha hallado ningún vídeo ni material audiovisual relacionado con los hechos.

Los cuatro hombres —de 33, 26, 26 y 25 años— permanecen en prisión preventiva desde el jueves pasado, después de que la jueza de Violencia sobre la Mujer número 1 de Pamplona apreciara riesgo de fuga y de ocultación de pruebas, dado que los cuatro se encontraban en situación irregular en España. La magistrada les imputa un delito de agresión sexual y otro de robo, después de que la ropa interior de la víctima fuera localizada junto a las tiendas de campaña donde residían los acusados.

Sin rastro de vídeos en los móviles

Las fuentes consultadas por este periódico confirman que los terminales de los cuatro detenidos fueron incautados tras su arresto y analizados en dependencias policiales con el objetivo de comprobar si alguno de ellos había grabado los hechos o compartido material sensible. La búsqueda, que incluyó el análisis de las galerías, mensajes, aplicaciones de mensajería y almacenamiento en la nube, no ha arrojado resultados relevantes hasta la fecha.

Los investigadores consideran esta ausencia de grabaciones un dato significativo, dado que en otros casos recientes de violaciones grupales la obtención de vídeos había sido determinante para aclarar los hechos y demostrar la participación de los implicados. En este caso, la investigación deberá apoyarse principalmente en las pruebas biológicas recogidas en la escena, las declaraciones de los testigos y los análisis de ADN pendientes. Las muestras genéticas, obtenidas tanto en la víctima como en el entorno en el que se produjo la agresión, están siendo analizadas en los laboratorios forenses para determinar con precisión la implicación de cada uno de los acusados. Hasta que los resultados no se incorporen al sumario, la jueza mantiene el secreto parcial de las actuaciones.

Vivían en un asentamiento ilegal

El caso ha puesto de nuevo el foco sobre los asentamientos irregulares que proliferan en las riberas del río Arga, en las afueras de Pamplona. Los cuatro presuntos agresores vivían en un campamento improvisado en el Camino del Seminario, formado por cuatro tiendas de campaña entre la maleza, a escasos metros del lugar donde la joven fue hallada desorientada, con la ropa del revés, y auxiliada por una transeúnte. Ese asentamiento era sobradamente conocido por los agentes policiales y por los vecinos de la zona. La Policía Municipal había intervenido allí en dos ocasiones durante los meses previos al ataque, alertando de la inseguridad e insalubridad del lugar. En una de esas intervenciones, el 26 de septiembre, los agentes intervinieron hachís y advirtieron de que uno de los ocupantes había sido visto vendiendo droga.

Las denuncias vecinales tampoco eran nuevas. A través del servicio municipal 010, varios residentes habían comunicado reiteradamente al Ayuntamiento la presencia de tiendas de campaña, el consumo de drogas y las condiciones insalubres junto al río. A pesar de ello, el asentamiento nunca fue desmantelado de manera efectiva. Según distintas fuentes policiales, Pamplona cuenta actualmente con entre cinco y seis asentamientos ilegales, donde podrían residir unas 100 personas, en su mayoría inmigrantes en situación irregular. El más numeroso, conocido como la ikastola okupada, ha llegado a albergar hasta 80 personas viviendo entre basura, ratas y heces.

Una agresión en un entorno festivo

La noche de los hechos, la víctima había asistido a una macrofiesta universitaria celebrada bajo una carpa en las inmediaciones del campus de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), junto a unas instalaciones deportivas y muy cerca del río Arga. Según la reconstrucción policial, la joven abandonó el recinto poco antes de las diez de la noche y emprendió la subida por una vereda asfaltada y oscura que conecta la zona de fiesta con el centro de la ciudad.

Minutos después, un grupo de jóvenes que se encontraban en el camino auxiliando a un amigo inconsciente fue alertado por un hombre que salió de entre los árboles y les dijo: «Ahí hay una chica en mal estado», según adelantó El Mundo. Cuando acudieron, encontraron a la víctima tirada entre hojas, desorientada y con signos de haber sido agredida sexualmente. Una joven que pasaba por la zona la ayudó a llegar hasta la avenida principal, donde fue atendida por una ambulancia y la Policía Municipal. Poco después, los agentes localizaron el asentamiento donde vivían los cuatro sospechosos. En las inmediaciones hallaron ropa interior femenina y otros objetos personales de la víctima, lo que llevó a la jueza a ordenar el ingreso inmediato en prisión de los acusados.

Órdenes de expulsión

Tres de los cuatro detenidos tenían órdenes de expulsión en vigor, que nunca llegaron a ejecutarse. Además, al menos uno de ellos contaba con antecedentes por delitos menores y tenencia de drogas. Según fuentes policiales, los cuatro estaban plenamente identificados antes del suceso debido a las intervenciones previas en el campamento.

El suceso se produce en un contexto de aumento de las agresiones sexuales en Pamplona. Según datos del Ministerio del Interior difundidos por UPN, las violaciones en la capital navarra se han incrementado un 77% entre enero y junio de 2025 respecto al mismo periodo del año anterior. La formación ha anunciado una moción en el pleno municipal para crear una comisión que analice las causas del repunte y proponga medidas de prevención, como la instalación de cámaras y refuerzo de la vigilancia policial.

Mientras tanto, la Policía Municipal continúa con el análisis técnico de los dispositivos electrónicos de los detenidos y el cotejo de las pruebas biológicas. La ausencia de vídeos no cierra ninguna vía de investigación, pero sí obliga a los agentes a centrarse en los indicios materiales y en los testimonios para reconstruir lo ocurrido aquella noche en el Camino del Seminario. La víctima, que continúa bajo atención médica y psicológica, solo recuerda fragmentos de lo sucedido.

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