El campo español frente a la despoblación y los retos de la globalización alimentaria
En Jaén se han arrancado 48.000 olivos para un centro de defensa del Ejército y otros para viviendas

Felipe González, expresidente de España, y Manuel Pimentel, exministro de Trabajo. | Grayling
El periodista deportivo Juanma Castaño dio la bienvenida a la I Edición de Desayunos del Campo, un encuentro que sorprendió desde el primer momento con una decoración apocalíptica. El escenario mostraba un futuro desolador: el campo arrasado, los alimentos escasos y caros, y la calidad de los productos en caída libre. El evento buscaba impactar y concienciar sobre lo que podría ocurrir si el mundo rural desapareciera, subrayando la urgencia de proteger un sector estratégico para España.
El evento, organizado en torno a dos mesas redondas, reunió a voces de la política, la economía y la ciencia para reflexionar sobre los desafíos que afronta el sector agrario y su papel en la sostenibilidad, la cohesión territorial y la identidad cultural del país. Entre los asistentes se encontraban agricultores, empresarios, académicos y periodistas especializados, consolidando a Desayunos del Campo como un foro de referencia para el debate sobre el futuro rural.
El reto de la España despoblada
La primera mesa redonda, moderada por Castaño, abordó uno de los desafíos más acuciantes: la despoblación rural y la pérdida de conexión entre la sociedad urbana y el campo. Participaron Felipe González, expresidente de España, y Manuel Pimentel, exministro de Trabajo, quienes ofrecieron un análisis profundo sobre la situación actual y los riesgos de ignorar el mundo rural.
González defendió la interacción del ser humano con la naturaleza y alertó sobre los peligros de la desertificación, los incendios y la falta de planificación europea en el sector primario. «Sin sector primario no hay país», subrayó, recordando además su experiencia personal cultivando una pequeña finca, que ha servido para ilustrar las dificultades del relevo generacional y la importancia de mantener la producción agraria viva y sostenible.
Pimentel contextualizó la situación con un análisis histórico y económico: la globalización, la expansión de las grandes cadenas de distribución y la caída de precios han transformado la relación entre la ciudad y el campo, provocando que la sociedad subestime el valor de los agricultores. Abogó por políticas de gestión forestal sostenible, agua y apertura de fronteras con igualdad de condiciones. Citando a Ortega y Gasset —«Toda realidad ignorada prepara su venganza»— advirtió sobre los riesgos de olvidar al mundo rural y destacó la importancia de la inmigración y las políticas de fronteras abiertas para garantizar su sostenibilidad y continuidad.
Competencia desleal
La segunda mesa redonda puso el foco en la competencia desleal que enfrentan los productos agropecuarios españoles. Contó con Susana Díaz, expresidenta de la Junta de Andalucía; Juan Carlos Rodríguez Ibarra, expresidente de Extremadura; el bioquímico José Miguel Mulet y con el abogado Manuel Lamela.
Díaz defendió que el campo español es clave para el presente y el futuro del país: «Cuando uno vende aceite o jamón ibérico está vendiendo nuestra identidad». La expresidenta reclamó un plan nacional que preserve el suelo agrario, que incluya tres medidas: que el suelo fértil de regadío no se utilice para ningún otro fin, que exista un catálogo nacional sobre suelos degradados y que se potencien los usos compartidos. Como ejemplo, citó Jaén, donde se han arrancado 48.000 olivos para un cuartel militar y otros para viviendas o diferentes actividades, subrayando la necesidad de alcanzar un consenso para proteger esta riqueza y patrimonio de la tierra.
Rodríguez Ibarra destacó que decisiones históricas, como la construcción de embalses y centrales eléctricas en Extremadura para abastecer a otras regiones, vaciaron progresivamente el territorio. «Detrás de cada kilovatio que se va, se va también un trabajador extremeño», afirmó. El expresidente defendió la descentralización del Estado, acercando organismos a las ciudades productoras, y subrayó la protección de la empresa familiar agrícola frente a productos importados que no cumplan los mismos estándares.
Mulet alertó sobre los riesgos internos que afectan la competitividad de los agricultores españoles. Señaló que Europa limita la producción de ciertos transgénicos mientras se importan libremente desde Mercosur, y advirtió que países como Sri Lanka, Arabia Saudí, China e India adquieren tierras en África para garantizar su independencia alimentaria. «Si queremos abrirnos a Mercosur, debe haber igualdad de oportunidades», afirmó, destacando la necesidad de políticas europeas coherentes.
Manuel Lamela cerró la mesa recordando que la defensa del sector no puede delegarse en las ONG y que se requiere un enfoque coordinado, basado en diagnóstico sectorial y consenso político. «El campo debe ser gestionado desde el conocimiento y la política, con propuestas claras y coordinación entre administraciones», concluyó, recordando que la rentabilidad del sector es clave para su supervivencia y su capacidad de competir internacionalmente.
Reconocimiento al mundo rural
Además de los debates, la I Edición de Desayunos del Campo sirvió para reconocer el trabajo de agricultores y personalidades destacadas en el mundo rural. La primera edición de Desayunos del Campo dejó patente que el mundo rural sigue siendo un eje estratégico para España, tanto por su valor económico como por su papel en la sostenibilidad, cohesión territorial e identidad cultural. Los debates y propuestas de las mesas redondas pusieron sobre la mesa la urgencia de proteger el sector primario, fortalecer la empresa familiar, garantizar la competitividad frente a los productos extranjeros y fomentar un relevo generacional que mantenga vivos los pueblos.
El mensaje del evento fue claro: con políticas coordinadas, planificación estratégica y un compromiso real con el mundo rural, España puede asegurar un futuro sostenible y próspero para su campo, preservando no solo los recursos, sino también la identidad y la memoria de sus territorios.
