Un grupo de españoles crea una IA para evitar los delitos antes de que se cometan
Agatha, que debe su nombre a ‘Minority report’, nace para ayudar a las instituciones y a los particulares a eludir peligros

Alejandra Svriz
La película Minority Report, estrenada en 2002, proyectaba una sociedad distópica en la que la lucha contra el crimen se fundamenta en su previsión gracias al sistema PreCrime, que permite anticipar crímenes futuros. Se ambientaba en Washington D.C., en 2054. Pero la realidad ha superado la ficción, y Agatha, una inteligencia artificial (IA) que debe su nombre a una de las precognitivas del filme, ha nacido en España. Sus creadores explican a THE OBJECTIVE los pormenores de esta máquina que viene a revolucionar el mundo de la criminología y a ayudar a evitar delitos.
Se trata de un grupo de españoles aglutinados en BIAS, entre quienes destacan Cristina Vañó, Juan Carlos Pérez y Nicolás Rodríguez, expertos en Comportamiento Humano, Inteligencia Artificial y Análisis de Datos. Llevan dos años trabajando en el proyecto, de capital privado, que está ya prácticamente listo para su distribución y con el que pretenden crear «una vacuna para la enfermedad» en violencia e inseguridad. Su uso está pensado sobre todo para Gobiernos y Administraciones, incluyendo fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, así como para instituciones penitenciarias, pero también para ciudadanos particulares, en especial para mujeres y menores de edad.
Agatha está diseñada para ayudar al sector público y privado, a profesionales y administraciones, a gobiernos nacionales e internacionales, «dando forma a un futuro tecnológico basado en la predicción y prevención de sucesos, en ser proactivos más que reactivos». Diseñada para el análisis conductual, entre sus objetivos se encuentra «predecir comportamiento humano para prevenir amenazas optimizando así la toma de decisiones de alta volatilidad y las estrategias operativas».
Siete funciones principales
La máquina cuenta con siete módulos: Inteligencia Penitenciaria, Análisis Criminológico, Análisis de Delitos Sexuales, Contraterrorismo, Centinela Predictivo, Laboratorio de Escenario y Orquestador de Misiones. Los creadores adelantan que hay «otros módulos en fase de aprendizaje, desarrollo y testeo». Los dos módulos que más interés suscitan entre potenciales socios y clientes han sido el de Inteligencia Penitenciaria y el Centinela Predictivo, al que han llamado Argos, en referencia al gigante de cien ojos, conocido en la mitología griega por su vigilancia constante.
Argos es capaz, entre otras cosas, de reportar incidencias para ponerlas en común. También puede construir un modelo de amenaza en tiempo real, planificar rutas seguras según medio de transporte y franja horaria, mapear infraestructuras urbanas y puntos ciegos, localizar hospitales y comisarías, activar un modo disuasorio ante la presencia de posibles acechadores, incluso activar un sistema de alerta a contactos en una situación de riesgo o activar la opción de mandar mensajes automáticos a autoridades ante la mera advertencia de un peligro.
Agatha también tiene una «unidad de investigación y análisis» para homicidios, violaciones y personas desaparecidas, incluso para recrear crímenes de principio a fin a partir de indicios o trabajar en escenas criminales de casos complejos a la inversa y cruzar casos sin resolver. En el caso de las cárceles, es capaz de establecer un sistema de relaciones jerárquicas entre presos, identificando a los conflictivos, y de predecir incidentes a partir del «clima» de los módulos y su nivel de ruido. Incluso cuenta con un evaluador judicial y diseño de planes de reinserción para la transición a la libertad.
«Es un sistema centrado en la predicción, ya que sabiendo o intuyendo lo que va a pasar podríamos ahorrarnos muchos actos violentos», explica Cristina Vañó, perito judicial y CEO de BIAS. Ella comenzó el proyecto, al que se han ido sumando más personas en los últimos dos años. «Nos gustaría que se utilizase. Casi todos los países del mundo necesitan y van a necesitar cada vez más de un sistema así», considera Vañó, que tiene contactos con gobiernos y prisiones de otros países. Su objetivo es vender el producto en diferentes formatos gracias a sus múltiples enfoques y su escalabilidad nacional e internacional, por ejemplo en el sector de la salud mental y la prevención del suicidio, en el que incluyen profesiones de riesgo y estrés como son policías o veteranos de guerra.
«Hay un problema de delincuencia»
Según expone la CEO del proyecto, han hecho ya algunas pruebas a nivel local, con resultados positivos. «La línea de comportamiento de asesinos y violadores se puede en cierto modo predecir, basándonos en datos históricos y en el entorno», dice la perito judicial, que considera que esta herramienta puede ser especialmente útil para mujeres y menores de edad: «Es extraordinariamente útil en el actual contexto, por los peligros que corren las mujeres. Queremos tranquilidad en su entorno. También está enfocada a los menores, una de las funcionalidades es que los padres puedan estar al tanto de lo que sucede en torno a ellos».
«Es una vacuna para la enfermedad, que es la inseguridad», explica Nicolás Rodríguez, analista de Inteligencia de Datos, que considera que va a tener «un impacto brutal» en manos de las autoridades. «Hay un problema de delincuencia. En España somos ya 49 millones de personas, pero sólo hay 175.000 miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Esta herramienta podría descargar a los agentes», expone Rodriguez, que es otro de los miembros del proyecto, de capital privado y abierto a negociar escalabilidad y traslado internacional.
Sin apoyo español
Pese a que el proyecto es obra de unos jóvenes emprendedores españoles, entre ellos varias mujeres, y de su indudable utilidad, España no ha mostrado el más mínimo interés ni por financiarlo ni por comprarlo y aplicarlo. «No he sentido que se haya valorado la iniciativa, no se nos ha apoyado como pensaba», confiesa Cristina Vañó, que se ha puesto el próximo 1 de enero como fecha límite para determinar qué hace con Agatha. «Llevamos meses con mucho interés externo y hemos decidido no mendigar más. Espero que antes de llevárnoslo fuera tengamos la oportunidad. Es una pena que nuestros proyectos terminen en otro sitio, porque el despliegue va a ser rápido y vamos a generar empleos», afirma la CEO de BIAS.
«Nos perdemos en administraciones, burocracia, proyectos que no sirven para nada… y se compra todo fuera. Es una vergüenza que estemos utilizando equipos tecnológicos dirigidos por españoles que están residiendo fuera porque aquí no han tenido oportunidades», denuncia Nicolás Rodriguez: «El sistema VioGén lleva 20 años en España y no ha servido para nada, es un sistema fallido, y siguen matando a unas 50 mujeres al año. Si yo vendo una maquina para proteger a las víctimas, y en veinte años no ha prosperado, habrá que usar otra. Pero parece que no importan las víctimas».
El analista de Inteligencia de Datos asegura sentir «vergüenza» ante el hecho de que cada año más de 60 menores y adolescentes se suiciden o que una de cada tres víctimas de violación sean menores de edad, y que todo eso no sea motivo de reacción a muchos niveles, pero también de la falta de apoyo institucional: «Este tipo de herramientas deberían estar a la orden del día, apoyarse en ellos y servir a los gobiernos para proteger y ayudar a la sociedad. Hablan de digitalización pero no hay cultura del dato ni transformación tecnológica. Y hay fondos para innovación, pero no se usan o no se usan bien por lo que al final muchos de estos proyectos terminarán fuera. Y cuando eso ocurra llegará una empresa grande del extranjero, comprará los 7 módulos y nos los venderá por trozos porque aquí dentro solo damos valor a lo de fuera».
