Juan Carlos I ajusta cuentas con Pujol en el libro: «Siempre intentaba sobrepasar los límites»
«Yo sabía que había que marcarle límites firmes», revela sobre su relación con el expresidente de la Generalitat catalana

El rey Juan Carlos I, en una imagen de archivo. | EP
El rey Juan Carlos I ajusta cuentas con el expresidente de la Generalitat catalana entre 1980 y 2003, Jordi Pujol, en su libro de memorias. «Yo sabía que había que marcarle límites firmes a Pujol, que siempre intentaba sobrepasarlos», relata en Reconciliación en vísperas del juicio al que se enfrenta el antiguo líder de Convergencia i Unió (CiU) en la Audiencia Nacional junto a varios miembros de su familia.
«Las reivindicaciones nacionalistas vascas eran llamativas y violentas», señala el emérito en la página 34. «Acaparaban la atención de los medios de comunicación y del Gobierno. Pero, repito, advertí a todos los gobiernos al respecto: los independentistas catalanes son menos vociferantes, pero más aguerridos», recuerda el padre de Felipe VI sobre la situación en Cataluña.
El monarca se queja de la prolongada presidencia de Pujol a lo largo de 23 años tras suceder a Josep Tarradellas. «Una hegemonía y una longevidad política únicas en democracia», subraya al respecto. Desde su investidura en 1980, el político catalán «declaró que ‘la reconstrucción nacional de Cataluña’ sería el eje principal de su política para forjar una identidad catalana», algo que molestó al anterior jefe del Estado.
«Alimentó una cultura catalana basada en la exaltación de la Historia y, sobre todo, llevó a cabo una ‘catalanización’ de la vida administrativa y cotidiana. En diez años, decenas de miles de funcionarios pasaron de la función pública española a la Administración catalana. Llegamos a una situación absurda en la que, en las estadísticas oficiales catalanas, las ‘relaciones comerciales con el extranjero’ incluían los intercambios con el resto de España», critica sobre la etapa del expresidente de la Generalitat.
«Jordi Pujol acudía regularmente a Madrid para negociar más derechos y prerrogativas. Primero se dirigía a la Moncloa para reunirse con el presidente del Gobierno y luego se reunía conmigo en la Zarzuela. Yo ya estaba al corriente de sus reivindicaciones, ya que el presidente del Gobierno me llamaba para informarme de su reunión. Yo sabía que había que marcarle límites firmes a Pujol, que siempre intentaba sobrepasarlos», sentencia Juan Carlos I en Reconciliación.
El rey emérito también desliza críticas al Gobierno de Pedro Sánchez por un hecho ocurrido en diciembre de 2018, al poco de llegar al poder, cuando una plataforma ciudadana organizó un referéndum sobre la forma del Estado con motivo de una «jornada de democracia participativa y libertad de expresión».
«El presidente del Gobierno, o su portavoz», en aquel momento Isabel Celaá, «no lo condenaron, lo que equivale a autorizarlo», se queja el monarca. «Como veremos con más detalle más adelante, el 78% de los españoles votó a favor de nuestra Constitución, que proclamaba la monarquía como forma de Estado. Pero hoy en día, los ministros pueden denigrar abiertamente a la Corona sin ninguna consecuencia. Al faltar al respeto al Estado, faltan al respeto a nuestro país. ¿Cómo garantizar su desarrollo en la escena internacional, cómo ser tomados en serio por nuestros socios de todo el mundo, si nos desprestigiamos a nosotros mismos?», se lamenta.
Prácticamente al mismo tiempo, la Justicia suiza empezó a investigar al Emérito por la donación de casi 65 millones de euros que había recibido del rey de Arabia Saudí. «La justicia española siguió sus pasos. El Gobierno convirtió estas investigaciones judiciales en una caza de brujas, en un juicio moral que afectaba a todo mi reinado y a mi acción política», recuerda el anterior jefe del Estado.
Críticas a Dolores Delgado
Poco después de su marcha a Abu Dabi, «la exministra de Justicia, convertida en Abogada General del Estado —Dolores Delgado—, convocó una rueda de prensa en septiembre de 2020 en la que me acusó, sin pruebas, de tener una cuenta bancaria no declarada en Jersey, un paraíso fiscal. Todo era falso, pero alimentaba la máquina de rumores y sospechas que se había quedado sin combustible», prosigue en sus memorias.
La desinformación, a su juicio, no tenía límites en aquel momento, con él ya en un exilio voluntario en Emiratos Árabes Unidos. «Incluso se intentó incriminarme por supuestas comisiones procedentes del contrato de construcción del tren de alta velocidad entre Medina y La Meca, el ‘tren del desierto’. Estas habrían sido pagadas por el empresario saudí un año antes de que se lanzara la licitación en 2009, que luego ganó en 2011 un consorcio de 12 empresas españolas, en competencia con empresas francesas y alemanas», concluye en su descargo.
