Una agresión con botellas contra dos agentes agrava la tensión por los ataques a la Policía
Los policías culpan a Interior por la desprotección y denuncian que hay una «perdida total de autoridad»

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. | EP
Los ataques contra las fuerzas de seguridad no cesan. Dos policías nacionales sufrieron en la tarde del pasado miércoles una agresión con una botella de cristal durante una intervención por una reyerta en el distinto madrileño de Ciudad Lineal. Según revelan a THE OBJECTIVE fuentes policiales, cuando la dotación de agentes llegó al lugar de los hechos, dos individuos se estaban pegando y uno de ellos portaba una botella rota en la mano. Al advertir a los policías, la pelea terminó, pero, insisten estas fuentes, ambos «se pusieron de acuerdo» para arremeter contra los funcionarios. Ante esto, los agentes tuvieron que utilizar la pistola taser para inmovilizar al hombre que portaba los cristales.
Al parecer, el agresor, de nacionalidad peruana, perseguía a otro hombre, pero cuando vio a los policías decidió dirigirse hacia ellos. Los agentes le reclamaron sin éxito que tirarse el arma, y tras aproximarse cada vez más a ellos con la intención de atacarles, se vieron obligados a hacer uso de la pistola de descarga eléctrica. Tras caer al suelo, el individuo, que estaba ensangrentado por una brecha en la cabeza, fue esposado y detenido. En ese momento, el otro individuo aprovechó para huir. No obstante, fue detenido también poco después por otro agente. La Policía los investiga por delitos de lesiones y de atentado contra la autoridad.
Este suceso se produce tras una semana crítica para las fuerzas de seguridad por la oleada de ataques que han sufrido varios agentes, algunos de ellos cuando estaban fuera de servicio. En primer lugar, tres policías resultaron heridos, uno de ellos de gravedad, tras recibir varios disparos en un operativo contra el narcotráfico en Isla Mayor (Sevilla). Días después, otros dos agentes del Grupo Operativo de Respuesta (GOR) en Alcalá de Henares (Madrid) fueron brutalmente agredidos por un grupo de seis individuos que los reconocieron al salir de una cena con otros compañeros; y a las pocas horas, un agente también fue atacado después de ser reconocido cuando estaba fuera de servicio en Puente de Vallecas (Madrid).
Protesta de los sindicatos
La concatenación de agresiones contra funcionarios policiales en tan poco tiempo ha desatado la alarma en la Policía y la Guardia Civil. El pasado miércoles, Jupol y Jucil se concentraron frente al Ministerio del Interior para denunciar «la grave situación de inseguridad que sufren los miembros de ambos cuerpos» y exigieron la dimisión del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Durante el acto, los representantes de las organizaciones criticaron que «la falta de medios, la desprotección jurídica y la ausencia total de reacción política están llevando a los agentes a un escenario límite e insostenible».
A juicio del sindicato mayoritario de la Policía, Jupol, el aumento «descontrolado y extremadamente violento» de las agresiones contra agentes en toda España evidencia «la pérdida total del principio de autoridad y el crecimiento del odio explícito hacia los policías por parte de delincuentes cada vez más violentos e impunes».
Los últimos episodios, que incluyen emboscadas, ataques con armas de guerra —cada vez más comunes entre los narcos que custodian la droga—, agentes hospitalizados en estado crítico, brutales palizas y amenazas de muerte, confirman, según esta organización policial, que los delincuentes ya no respetan a las fuerzas de seguridad. «Atacan, disparan y buscan causar el mayor daño posible, alentados por un marco jurídico débil y por un Gobierno incapaz de garantizar la seguridad de los profesionales que protegen a todos los ciudadanos».
17.000 agresiones en un año
«El Ministerio del Interior no nos protege», afirman fuentes sindicales. La prueba de ello es que, según los datos oficiales, solo en 2024 se registraron cerca de 17.000 agresiones a policías nacionales y guardias civiles, un récord «que demuestra que España se ha convertido en un país donde agredir a un agente sale prácticamente gratis», según denuncia esta organización policial. A su juicio, los ataques ya no son «incidentes aislados», sino que responden a un «clima de odio creciente alentado por la impunidad y la ausencia total de un discurso institucional que defienda y respalde la labor policial».
Los policías denuncian que la escalada de violencia también está ligada a la falta de medios en la Policía. Hay agente que aún patrullan sin chaleco antibalas individual, material caducado o en mal estado, y unidades de riesgo —como aquellas que luchan contra el narcotráfico— sin cascos, escudos o vehículos balísticos, pese a enfrentarse a amenazas cada vez más letales. A esta circunstancia se suma «la indefensión jurídica». «Cada intervención en la que un agente debe usar la fuerza se convierte en un proceso donde el policía pasa de víctima a investigado, generando un efecto desmoralizador y un abandono institucional sin precedentes», censuran fuentes sindicales.
Por otro lado, la citada organización policial, liderada por Aarón Rivero, reclama la puesta en marcha de «medidas urgentes», entre ellas un endurecimiento real de las penas por agresiones a agentes de la autoridad, así como la inclusión de una agravante penal específica para quienes ataquen a policías. Además, consideran «imprescindible» que se impulsen campañas institucionales que refuercen el respeto al principio de autoridad. Al mismo tiempo, demandan la incorporación del equipamiento balístico adecuado y el refuerzo de plantillas en las zonas más conflictivas, acompañado de la declaración de Zonas de Especial Singularidad cuando sea necesario, como por ejemplo, en el Campo de Gibraltar, donde la violencia contra los agentes es cada vez mayor.
