La Policía confirma la motivación terrorista del ataque de Vallecas: «Es de manual yihadista»
Los investigadores dan por hecho que el joven que acuchilló a tres personas y lo intentó con agentes estaba radicalizado

Una detención policial, en una imagen de archivo. | Policía
Los investigadores de la Brigada Provincial de Información (BPI) de la Policía Nacional de Madrid ven clara la motivación terrorista en el ataque del joven que acuchilló el pasado sábado a tres transeúntes y se atrincheró en su casa, en el barrio de Puente de Vallecas. Tras ello, intentó atacar con un cuchillo a varios agentes al grito de «Allahu akbar (Alá es grande)», según refieren a THE OBJECTIVE fuentes del caso, a cargo del Juzgado Central número 3 de la Audiencia Nacional. Para la Policía, la forma en la que actuó el individuo, Mohamed A.K.B, de nacionalidad española y origen marroquí, no deja lugar a dudas del carácter radical del atacante. «Es de manual yihadista», aseguran las mismas fuentes.
Lo que tratan de averiguar ahora los agentes de la lucha terrorista es el camino que llevó a este joven español a materializar esos ataques, qué pasos siguió antes de entrar en acción. Desde que sucedieron los hechos, la Policía indaga en el entorno del detenido, así como en sus centros religiosos de referencia, para tratar de recabar pruebas. En el atestado policial consta que el detenido dijo a su madre que «su misión era matar cristianos y debía purificarse». Respecto al consumo de drogas que había hecho el joven, los agentes le quitan peso, habida cuenta de que en muchos casos los terroristas suelen tomarlas para inhibir el miedo ante actuaciones de gran calado o impacto. En el caso de Boko Haram, por ejemplo, es un modus operandi muy habitual.
La actuación policial requirió la activación del Subgrupo Operativo Antiterrorista de Reacción (SOAR) de la Unidad de Intervención Policial (UIP), los antidisturbios especializados en intervenciones terroristas. La Policía Municipal fue el primer cuerpo que se personó en la vivienda del detenido, tras recibir la llamada del hermano menor en la que alertaba de que su familiar estaba «muy nervioso» y se había atrincherado en la casa. Antes de ello, ya había acuchillado de forma aleatoria a tres personas en el barrio madrileño. Mohamed, que llevaba un cuchillo, se mostraba cada vez más agresivo y los agentes utilizaron sus pistolas táser para reducirlo, pero no lo consiguieron. Fue entonces cuando requirieron la presencia de la UIP.
La intervención de los antidisturbios
Cuando los antidisturbios llegaron a la vivienda, la puerta estaba abierta. Al entrar, el agresor salió al pasillo con el arma blanca y comenzó a amenazar de muerte a los policías mientras gritaba «Alá es grande», según fuentes de la investigación. «Os voy a cortar el cuello», les decía. Poco después, el joven se metió en una habitación y comenzó a recitar versos del Corán en voz alta. Los agentes avanzaron hacia esa zona, ante el temor de que Mohamed tuviese algún artefacto explosivo.
En ese momento, el joven de 18 años salió corriendo del cuarto hacia uno de los agentes con el objetivo de ejecutar su amenaza al tiempo que blandía el citado cuchillo, de grandes dimensiones. Para impedirlo, los agentes abrieron fuego contra él; recibió tres disparos, todos ellos en zonas no vitales: el glúteo, la axila y la zona de la cadera. El atestado policial relata que el individuo, pese a estar herido e inmovilizado, profería las mismas proclamas una y otra vez. Los policías le auxiliaron rápidamente y le taponaron las heridas, con lo que le salvaron la vida, hasta que los servicios de emergencia se presentaron en el lugar y lo trasladaron al Hospital Gregorio Marañón, donde permanece ingresado pero fuera de peligro.
Quejas de los sindicatos
En los últimos días, algunos sindicatos han criticado el silencio de Interior tras este presunto ataque terrorista. La organización policial mayoritaria, Jupol, ha criticado que el departamento dirigido por Fernando Grande-Marlaska «ha intentado negar cualquier posible carácter yihadista del suceso, minimizando de nuevo la gravedad de los hechos y contribuyendo a una narrativa oficial que pretende ocultar una realidad cada vez más preocupante para la seguridad pública y para la integridad de los agentes».
Lo ocurrido en Vallecas no es un caso aislado, según denuncia este sindicato: «Es, por desgracia, una muestra más de cómo la Policía Nacional ha perdido el principio de autoridad en España. Cada vez se producen más episodios violentos de ataques directos hacia agentes de la autoridad, tanto en servicio como fuera de servicio, una situación que venimos denunciando desde hace años».
