The Objective
España

Por qué las amenazas de Ábalos y Koldo no son un peligro (aún) para Sánchez

Las defensas de Koldo García y Santos Cerdán están vinculadas al PSOE y velan por los intereses del partido

Por qué las amenazas de Ábalos y Koldo no son un peligro (aún) para Sánchez

Ilustración de Alejandra Svriz.

La última semana ha estado marcada por un crescendo de declaraciones explosivas provenientes de dos de los protagonistas más controvertidos del entramado del PSOE: José Luis Ábalos y Koldo García. Ambos han prometido tirar de la manta en cuanto a supuestas irregularidades dentro del partido y en la Moncloa, y han lanzado advertencias que, en titulares, parecen capaces de derribar gobiernos. Sin embargo, la retórica de alarma que acompaña a estas declaraciones no se traduce —al menos por ahora— en un riesgo real para Pedro Sánchez. Hay varias razones que, analizadas en detalle, muestran que las amenazas son más mediáticas que judiciales.

Empecemos por Ábalos. El exministro y ex mano derecha de Sánchez ha concedido entrevistas, como la publicada en El Mundo, en las que denuncia que se le persigue de manera desproporcionada. Según sus palabras, se ha vulnerado su derecho a la defensa y es el primer diputado en la historia reciente de España que ingresa en prisión por los hechos que se le imputan. Ábalos sostiene que la causa es «prospectiva», que se le acusa por hechos menores en comparación con otros involucrados —como Ángel Víctor Torres— y que todo el proceso ha sido diseñado más para exhibir ejemplaridad que para impartir justicia. Su narrativa incluye acusaciones directas contra la Moncloa y la esposa del presidente, Begoña Gómez, a la que vincula al rescate de Air Europa; y sugiere que las irregularidades podrían tener un alcance significativo.

No obstante, pese a la intensidad de su discurso, Ábalos no ha presentado pruebas concretas que respalden sus acusaciones. Todo lo que ha expuesto se mantiene en el terreno de la insinuación: especulaciones sobre pagos, supuestos beneficios y conexiones indirectas con la cúpula del PSOE. Esto tiene un efecto mediático inmediato, pero no tiene impacto jurídico directo. Mientras no se aporten grabaciones, documentos o testimonios verificables, sus palabras funcionan como pólvora en la prensa, pero no como munición legal. El factor que aumenta la credibilidad estratégica de Ábalos es su elección de abogado: Carlos Bautista, exfiscal y jurista de prestigio.

Koldo García, por su parte, ha llevado el espectáculo mediático a otro nivel. Sus entrevistas recientes en Okdiario lo muestran como un personaje central en el entramado que rodea a Ábalos y que, según sus palabras, posee material que podría «tumbar al Gobierno». Tal y como ha publicado THE OBJECTIVE, Koldo tiene «grabaciones, fotografías y conversaciones de WhatsApp» que involucrarían a Sánchez, Zapatero y otros dirigentes socialistas. La narrativa de Koldo es, sin duda, más peligrosa desde un punto de vista mediático: da nombres, fechas y detalles concretos, generando la impresión de que posee pruebas irrefutables.

Sin embargo, aquí también surge un problema crucial: por el momento, no se han publicado las pruebas de las que dispone Koldo. Todo lo que ha trascendido hasta ahora son declaraciones y afirmaciones en entrevistas. En otras palabras, Koldo puede hablar de mensajes de WhatsApp de Sánchez o Zapatero, de reuniones secretas y de financiación irregular, pero sin evidencias verificables, la amenaza se queda en la esfera del rumor y del ruido mediático.

Abogados vinculados al PSOE

Otro factor que limita la efectividad de la estrategia de Koldo es su defensa legal, y la de Santos Cerdán, otro implicado que podría colaborar en el relato. Koldo cuenta con Leticia de la Hoz y Cerdán con Jacobo Teijelo, ambos abogados con vínculos históricos con el PSOE. Esto introduce una duda relevante: ¿hasta qué punto sus defensas realmente apoyarán acciones que puedan perjudicar al partido? La lealtad implícita o histórica al PSOE podría actuar como freno frente a cualquier filtración que dañara a la cúpula, independientemente de lo que sus clientes desearan.

Jacobo Teijelo es un abogado con décadas de experiencia, especializado en crisis penales corporativas y conocido por su relación con actores históricos del PSOE. Ha participado en operaciones mediático-judiciales complejas, como las maniobras para desacreditar al capitán de la UCO, Juan Vicente Bonilla, responsable de investigaciones clave contra miembros del entorno del PSOE. Teijelo, junto a figuras como Leire Díez y Javier Pérez Dolset, ofreció asistencia legal a agentes imputados para encontrar errores procesales que permitieran la nulidad de causas judiciales que podrían afectar a la cúpula del partido.

En estos episodios, Teijelo actuó como intermediario y estratega legal, coordinando tácticas para debilitar la credibilidad de testigos y agentes de la Guardia Civil, y manejando la narrativa mediática en medios afines a Moncloa. Su papel histórico en estas operaciones demuestra que, pese a representar a imputados críticos con el PSOE, su trayectoria profesional indica una lealtad implícita al partido, con prioridad para la contención de daños sobre la exposición de información que pueda comprometer a la cúpula. Aunque asegura a este periódico que él no es afín a ningún partido político.

Leticia de la Hoz, por su parte, lidera el despacho IDBO, especializado en consultoría jurídico-tributaria y mediación de «crisis legales». Tal y como publicó este periódico, De la Hoz estuvo implicada en la oferta de 50.000 euros a Carmen Pano para que modificara su testimonio sobre pagos a Ferraz, condicionando la declaración a desvincular al partido y a Santos Cerdán. Además, su despacho ha tanteado a otros empresarios implicados en la trama de los hidrocarburos para suavizar sus declaraciones ante el Tribunal Supremo, siempre con el objetivo de proteger los intereses del PSOE.

La experiencia de De la Hoz indica que su función no es solo defensiva, sino estratégica: coordinar pactos, influir sobre testimonios y manejar el riesgo mediático-legal. Su intervención demuestra que los abogados históricos del PSOE no solo defienden a sus clientes, sino que también actúan como controladores del flujo de información que podría perjudicar al partido.

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