El acuerdo de Gibraltar sigue secreto después de seis meses pese a las promesas de Albares
El ministro de Exteriores habló primero de octubre y luego de otoño para conocer el texto, pero aún no ha visto la luz

De izq. a dch: José Manuel Albares, Maros Sefcovic, David Lammy y Fabian Picardo. | Foto: MAEC
El histórico acuerdo, tras casi cinco años de negociaciones, entre los Gobiernos de Madrid y Londres sobre el estatus de Gibraltar tras el Brexit cumple el próximo 11 de diciembre seis meses de vida sin que se conozca su contenido ni la letra pequeña del mismo, para sorpresa de los partidos de la oposición aquí en España y de diplomáticos consultados por THE OBJECTIVE.
El texto, por tanto, sigue secreto a la espera de que la Comisión Europea lo plasme en una propuesta de tratado internacional entre la UE y el Reino Unido que sea del gusto para todas las partes de la negociación y que requerirá para su entrada en vigor la aprobación del mismo en el Parlamento británico y dos instituciones europeas: el Consejo y el Parlamento Europeo.
El acuerdo supone, en la práctica, la supresión de los controles fronterizos en la Verja a cambio de que agentes españoles y europeos hagan este trabajo en el aeropuerto y puerto de la colonia británica. También vuelve a incluir al Peñón en la zona Schengen de la UE, por lo que a partir de ahora será más española y menos británica que hasta la fecha.
El pacto, que contó con la mediación de la Comisión Europea y fue avalado por el ministro principal de la Roca, Fabian Picardo, es histórico, ya que pone fin a la separación física que durante siglos ha dividido al Peñón de la localidad española de La Línea de la Concepción. Una vez que entren en vigor los puntos del acuerdo tras su ratificación, no deberá haber los controles policiales en la Verja que durante décadas han provocado largas colas de vehículos y personas, por lo que se podrá circular libremente de un lado al otro del territorio que España perdió con el tratado de Utrecht en 1714.
Ahora bien, ¿cuándo se producirá ese momento? El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, señaló el pasado 5 de septiembre en una entrevista en RNE que el acuerdo sobre Gibraltar estaría redactado para finales de octubre y que entraría en vigor el próximo año, con el consiguiente derribo de la Verja, una vez completado el proceso de ratificación. «El calendario que nosotros barajamos, que es el que nos ha trasladado a la Comisión Europea, es que el acuerdo estará redactado hacia finales del mes de octubre».
Cuando un mes después, el 8 de octubre, el jefe de la diplomacia compareció en el Congreso de los Diputados para dar más detalles del acuerdo que pondrá fin «al último muro de Europa continental», cambió dicho calendario y transmitió a sus señorías que el alambicado texto que redacta Bruselas estaría listo «este otoño». Pero siguen pasando las semanas, el documento no termina de ver la luz y el segundo vaticinio de Albares está a punto de incumplirse… pues el invierno empieza el próximo 21 de diciembre.
Albares dijo en la Cámara Baja que la «previsión» que maneja Exteriores es que se suprima la Verja en algún momento de 2026, pero que es algo que «no depende exclusivamente de España, porque la Comisión es quien redacta el texto» y este debe ser ratificado tanto por el Consejo como por la Eurocámara, así como por el Parlamento británico. Eso sí, el ministro se apresuró a condecorar en julio a los altos cargos de su ministerio que se encargaron de negociar el acuerdo sobre el futuro del Peñón.
La imposición de la encomienda de Isabel la Católica al núcleo duro de Albares se llevó a cabo el 17 de julio con el mismo secretismo que ha rodeado toda la negociación del texto. Los condecorados fueron el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Diego Martínez Belío; el secretario de Estado para la UE, Fernando Sampedro; el director del Gabinete del ministro, Sergio Cuesta; el director general de Política Exterior y de Seguridad, Alberto Ucelay; el secretario general para la UE, Carlos Moreno; y el representante permanente de España ante la UE, Marcos Alonso.

Las condecoraciones promovidas por Albares generaron enfado en Exteriores. «Se están auto condecorando los miembros del equipo directivo del ministerio», avisó entonces un embajador en activo. Tras ello, el PP presentó varias preguntas parlamentarias en las que se quejó de este acto «sin convocatoria pública ni cobertura informativa cuando el proceso negociador sigue abierto y sin un texto definitivo ni respaldo de las Cortes Generales» ya que el principal partido de la oposición considera que el acuerdo debe ser sometido también a votación en el Congreso.
«La ceremonia no fue hecha pública oficialmente hasta días después y se desarrolló al margen de los procedimientos habituales en nuestro país, que reserva este tipo de condecoraciones a tareas concluidas, con resultados acreditados y en actos públicos, en presencia de familiares y medios de comunicación», lamentaron los populares.
«Persisten, además, importantes incógnitas sobre cuestiones sustanciales como la gestión del aeropuerto y el puerto, la cooperación policial y aduanera, la armonización fiscal y medioambiental y los derechos de los trabajadores transfronterizos», prosiguió el PP, para el que tampoco existía claridad «sobre la aplicación del espacio Schengen ni sobre el alcance real del preacuerdo anunciado, cuya interpretación difiere entre las partes». Asimismo, el principal partido de la oposición preguntó cuál fue el motivo por el que no fue condecorado el entonces embajador de España en Londres, José Pascual Marco, «pese a su papel institucional en la negociación del acuerdo entre el Reino Unido y la Comisión Europea sobre Gibraltar”, y cuáles fueron los motivos por los que no se reconoció la labor del responsable de la Oficina de Asuntos de Gibraltar, por entonces Jorge Notivoli, que en la actualidad es consejero en la embajada española en Washington.
