Estupor en la Policía tras la quinta detención de un mando por narcotráfico en dos años
Asuntos Internos detuvo la semana pasada al jefe antidroga de Valladolid por quedarse con alijos de operaciones

El inspector Faustino Nogales, detenido en Palma en agosto. | EP
La detención del jefe del Grupo III de Estupefacientes de la Policía Nacional de Valladolid en el marco de una operación contra el narcotráfico supone la caída del quinto mando antidroga al que la Unidad de Asuntos Internos (UAI) pilla en menos de dos años lucrándose de la actividad ilegal que en realidad debía perseguir. Agentes de la UAI arrestaron el jueves pasado al inspector jefe Luis Fernández Rafael por supuestamente quedarse alijos de droga de operativos contra el narco que el mismo dirigía. El Juzgado de Instrucción número 3 de Valladolid dictó el ingreso en prisión provisional del mando policial y de otros cinco detenidos este domingo.
Fuentes próximas a la investigación señalan que el caso se activó tras advertir el alto tren de vida de Fernández Rafael, que recientemente había adquirido coches de alta gama. La Policía registró distintas viviendas del inspector jefe, así como su despacho en las dependencias policiales en las que trabajaba. El jefe de Estupefacientes fue distinguido hace unos años por el entonces alcalde de Valladolid y ahora ministro Oscar Puente, y está casado con la ex secretaria de las Cortes de Castilla y León Marta Sanz.
El caso de Faustino Nogales
Fernández González es el último de una amplia lista de mandos policiales que han sido detenidos por delitos similares. Asuntos Internos detuvo el pasado agosto a Faustino Nogales, exjefe del Grupo II del Grupo de Estupefacientes de la Jefatura Superior de Policía de Baleares, por integrar una organización dedicada al narcotráfico. El exmando, en prisión provisional, simulaba investigaciones de droga y accedía a bases de datos policiales para detectar si sus compañeros estaban tras los pasos de los cabecillas de la red. Nogales les daba chivatazos y revelaba técnicas para que pudieran sortear a la Policía, según ha publicado Diario de Mallorca.
En el momento de su arresto, el inspector jefe no estaba ya al frente de la brigada antidroga, sino en seguridad ciudadana. Las pesquisas se centran entre 2016 y 2022, cuando Nogales estaba al frente de Estupefacientes y supuestamente daba de alta como sospechosos a los miembros de la red que integraba con el objetivo de recibir un aviso en caso de que otras unidades, tanto de Policía como Guardia Civil, les estuvieran investigando, y así alertar a la organización. Los investigadores vinculan con esta organización a más de 70 personas, a las que el juez acusa de delitos de tráfico de drogas y blanqueo de capitales, entre otros.
Veinte millones emparedados
El modus operandi de Óscar Sánchez Gil, ex jefe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional de Madrid, era similar. Este mando, detenido en octubre de 2024 por Asuntos Internos y que escondía casi 19 millones de euros emparedados en su domicilio procedentes del negocio del narcotráfico, daba cobertura a los miembros de la organización criminal —a través de las bases de datos policiales—para que pudiesen colar por los puertos españoles grandes cargamentos de cocaína. Y no solo eso, sino que incluso llegó a torpedear detenciones de sus propios compañeros.
Según un informe de Asuntos Internos incorporado al sumario del caso al que tuvo acceso THE OBJECTIVE, Sánchez Gil, actualmente en prisión provisional, facilitó la huida del matrimonio que importaba la droga del clan desde Ecuador y ocultó que se escondía en Marbella (Málaga). Asuntos Internos pilló al mando después de que la Brigada Central de Estupefacientes (UDYCO) se incautase en el puerto de Algeciras de un contenedor que alojaba más de 13 toneladas de cocaína, el mayor alijo intervenido de la historia. La operación pilló por sorpresa al exjefe de la UDEF y los investigadores descubrieron cómo se comunicaba con la red de narcos de la que estaba a sueldo.
El enlace de Interior en Colombia
En marzo, siete meses antes, la Policía Nacional detenía al inspector Juan Carlos Carrión, un mando histórico en la lucha contra el narcotráfico en Galicia, por formar presuntamente parte de una organización criminal dedicada a introducir grandes partidas de cocaína en España procedentes de Sudamérica y repartirse los beneficios gracias a su posición como enlace de la Policía en la embajada española en Colombia. Esta trama, además, contaba con otra pata de seguridad, el ex jefe de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de Murcia, que fue arrestado también un mes antes.
Un juzgado de Murcia acusa a estos mandos de los delitos de organización criminal, delito contra la salud pública, cohecho, blanqueo de capitales, omisión del deber de perseguir delitos y revelación de secretos. La Unidad de Asuntos Internos tiene pendiente aportar a la causa un informe patrimonial que probaría el lucro del exmando gallego, actualmente suspendido de empleo y sueldo. El investigado defiende que él no recibió ninguna contraprestación y que su modus operandi entraba dentro de su trabajo, que era coordinar a los agentes encubiertos para efectuar una entrega controlada.
Carrión ha aportado pruebas de que la operación que desencadenó su detención estaba tutelada judicialmente tanto en Colombia, a través de la Fiscalía General de la Nación y de la Policía Nacional de aquel país, como en España, mediante un decreto emitido por la Fiscalía Especial Antidroga de la Audiencia Nacional. La entrega controlada es una técnica policial que consiste en permitir que un alijo de droga circule por el territorio español, o entre y salga de él, sin intervención policial, para descubrir a las personas involucradas en una operación ilegal.
La detención de los cinco mandos antidroga ha creado estupor en el seno de la Policía por cómo ha afectado al prestigio del cuerpo y a su imagen internacional. Otras fuentes policiales destacan que los arrestos evidencian también el buen funcionamiento de los mecanismos internos de la Policía, que ha puesto a buen recaudo a todas estas «ovejas negras del rebaño» y ha extirpado sus malas prácticas de funcionamiento policial.
