Nervios en el entorno de Zapatero por el golpe a Plus Ultra: un detenido es su «íntimo» amigo
La UDEF ha detenido a Julio Martínez, el dueño de la aerolínea a la que el expresidente ayudó

José Luis Rodríguez Zapatero. | Alberto Ortega (EP)
La detención del empresario Julio Martínez, propietario de la aerolínea Plus Ultra, y del CEO de la compañía, el venezolano Roberto Roselli, ha desatado un terremoto. La operación, ejecutada este jueves por la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), que además registró durante horas la sede de la aerolínea en Madrid, ha puesto bajo un foco más intenso que nunca las conexiones entre la compañía aérea, el entorno chavista y los contactos políticos de alto nivel que facilitaron su millonario rescate público. Pero el golpe no solo sacude a la aerolínea. Según confirman fuentes del entorno del expresidente a THE OBJECTIVE, José Luis Rodríguez Zapatero se encuentra «nervioso» tras la detención de su amigo Julio Martínez, con quien tiene una relación personal de años. A pesar de ello, el expresidente ha restado importancia a lo ocurrido ante los medios y ha sostenido que no está preocupado. En privado, según estas mismas fuentes, la inquietud es evidente.
La investigación policial llega en un momento especialmente delicado para Zapatero, después de que THE OBJECTIVE revelara que intercedió personalmente ante el entonces ministro de Transportes, José Luis Ábalos, para asegurar que Plus Ultra recibiera el sello de empresa viable que se requería para acceder al rescate de 53 millones de euros aprobado por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). Sin aquel sello, el dinero nunca habría salido de las arcas públicas.
Una reunión clave en el Ministerio
Tal y como desveló este periódico, Zapatero acudió al Ministerio de Transportes, ubicado en el Paseo de la Castellana 67, para una reunión con Ábalos en la que la intención, según fuentes presentes, era inequívoca: obtener la condición de «empresa estratégica» para Plus Ultra. Esa calificación era indispensable para que la aerolínea pudiera ser beneficiaria del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas (Fasee), administrado por la SEPI y dependiente del Ministerio de Hacienda.
Las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE aseguran que Zapatero actuó en aquel encuentro como mediador directo, utilizando su ascendente político dentro del Ejecutivo. Su papel, afirman, fue determinante para desbloquear un proceso que en condiciones ordinarias habría sido mucho más complicado, dada la situación real de la aerolínea. «Zapatero exigió que le diesen el rescate a Plus Ultra en ese encuentro», sostiene una fuente que participó en las negociaciones. Esa presión se habría canalizado principalmente a través de Pedro Saura, entonces secretario de Estado de Transportes, cuyo aval era imprescindible para que cualquier compañía pudiera ser reconocida como estratégica.
El Fasee establecía desde su creación criterios muy estrictos: solo podían aspirar a ser declaradas estratégicas aquellas empresas cuyo peso en la economía fuera significativo o cuya desaparición representara una amenaza real para un sector clave. Pese a ello, y contra el criterio técnico de varios responsables consultados posteriormente por este medio, Plus Ultra terminó obteniendo el informe favorable emitido por la Secretaría de Estado de Transportes. La Dirección General de Aviación Civil, dependiente directamente de Saura, fue la encargada de elaborar el documento que abriría la puerta al rescate. El contenido del informe provocó estupor dentro de la propia SEPI porque los datos no cuadraban con los parámetros habituales para declarar estratégica a una compañía aérea.
Según fuentes conocedoras de los informes internos, Plus Ultra operaba apenas el 0,03% de los vuelos en España y ocupaba el puesto 166 del ranking de aerolíneas activas en el país. Su flota era reducida: cuatro aviones arrendados, de los cuales solo uno estaba operativo en el momento en que solicitó la ayuda pública. Tampoco destacaba por su músculo laboral. Y, para completar el cuadro, arrastraba pérdidas en ejercicios anteriores, lo que hacía difícil justificar que su situación fuera exclusivamente consecuencia de la pandemia.
«El informe consideraba estratégica a una empresa que, por volumen, empleados y penetración de mercado, simplemente no lo era», explican fuentes que conocieron de primera mano la tramitación interna. La contradicción era tan evidente que, dentro de la SEPI, el caso generó una mezcla de incredulidad y preocupación. La polémica se agudizó cuando otras compañías de mayor tamaño, con cientos de trabajadores y un peso real en la economía española, no lograron ese mismo estatus. La editorial SM, con 685 empleados, vio rechazada su solicitud por no cumplir los criterios exigidos. El contraste resultaba difícil de justificar.
Koldo García, testigo incómodo
En torno a aquella reunión entre Zapatero y Ábalos se produjo otra escena reveladora. Según las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE, Koldo García Izaguirre, asesor de confianza del ministro, estuvo presente en la antesala. No entró en la sala principal, pero sí pudo ver de primera mano la llegada del expresidente y seguir los movimientos posteriores. En un momento determinado, Zapatero y Ábalos se retiraron a una sala contigua, buscando mayor privacidad. Mientras tanto, Koldo García permanecía en la antesala junto a otros colaboradores. Fue allí donde habría pronunciado una frase que muchos recuerdan a día de hoy: «Estos se van a forrar».
La frase, que circuló con rapidez entre quienes conocían los detalles de la operación, describía con crudeza la percepción interna de lo que estaba ocurriendo: una aerolínea minúscula, con fuerte presencia de capital venezolano vinculado a empresarios cercanos al chavismo, accediendo a un rescate millonario pese a su irrelevancia en el mercado nacional. En un principio, Ábalos negó la existencia de aquel encuentro con Zapatero. La versión comenzó a resquebrajarse con el tiempo y terminó por desmoronarse tras su ingreso en prisión provisional. Víctor Ábalos, hijo del exministro, dijo públicamente que el expresidente presionó a su padre para agilizar el rescate.
La detención de Julio Martínez y Roberto Roselli ha reactivado todas las alarmas. Martínez mantiene desde hace años una relación cercana con Zapatero, con quien ha compartido viajes y encuentros privados. La caída del empresario complica la posición del expresidente, que vuelve a quedar situado en el centro de un caso en el que su intervención fue ya adelantada por este periódico. Fuentes de su entorno reconocen que está inquieto ante el avance de la investigación de la UDEF. Oficialmente, sin embargo, Zapatero insiste en que no tiene «nada que temer». La realidad es que el cerco judicial se estrecha. Y esta vez, el golpe ha alcanzado directamente a su círculo más próximo.
