La promesa de Sánchez para Cataluña desata la polémica en la agencia de turismo de la ONU
La adhesión de las regiones catalana y vasca se antoja difícil si el Gobierno no flexibiliza su planteamiento

El ministro de Turismo, Jordi Hereu, participa en una Asamblea General anterior de ONU Turismo en Riad. | EP
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha comprometido a meter a Cataluña y al País Vasco en la Unesco y en ONU Turismo. En esta última agencia, la propuesta promete convertirse en uno de los grandes debates en el inicio de la nueva etapa bajo la dirección de la hotelera emiratí Shaikha Al Nowais, que relevará al diplomático georgiano Zurab Pololikashvili el 31 de diciembre. Por ahora se trata de una mera intención, puesto que el Ejecutivo español no ha formalizado su propuesta. «Por el momento, no hemos recibido una comunicación oficial por parte del gobierno español haciendo referencia a este requerimiento, por lo cual, no tenemos comentarios al respecto», indican los portavoces del organismo internacional.
El intento de dar una representación a Cataluña y País Vasco en la Organización Mundial del Turismo, que se compatibilizaría con un traspaso de competencias en esta materia, coincide con la pérdida de una mayoría parlamentaria que sustente al Gobierno, una vez Junts ha retirado su apoyo por los «incumplimientos con Cataluña» por parte del presidente, y se espera que genere controversia entre los estados con representación. Fuentes cercanas al ente tachan de «imposible» la adhesión de dos comunidades autónomas como miembros de pleno derecho, mientras que otros observadores tachan la propuesta de muy extraña.
La dificultad radica en el encaje que busca el Ejecutivo para ambas regiones: el de «miembro asociado». Aunque hay precedentes de territorios no soberanos que gozan de esta condición —como Flandes, Aruba, Hong Kong, Macao, Madeira y Puerto Rico—, el caso de Flandes desató un conflicto geopolítico y propició la retirada de Bélgica del órgano. Además, también existen precedentes contrarios, como la negativa a incluir a Valonia como miembro de ONU Turismo. Una solución intermedia que podría ser fácilmente adoptada sería una incorporación como miembro afiliado: no se trata de un socio con todos los derechos, sino una forma de colaboración más flexible que puede incluir instituciones locales y académicas, entre otras.
El ingreso de entidades subestatales en organismos vinculados a Naciones Unidas no carece de precedentes, pero en el caso español adquiere una dimensión política singular. Según detalló el jefe del Ejecutivo, la solicitud no se limitará a ONU Turismo, sino que se extenderá también a la Unesco. El objetivo es que ambas comunidades autónomas, que cuentan con competencias en materia de turismo y una identidad cultural y lingüística propia protegida por la Constitución, tengan presencia directa en los foros donde se diseñan las políticas globales de sostenibilidad y patrimonio.
Desde el Palacio de la Moncloa se insiste en que esta medida refuerza la cohesión del Estado, al permitir que las singularidades regionales se expresen en el exterior bajo el paraguas de la soberanía española. La elección de Cataluña para este estatus, aunque conveniente políticamente para el Gobierno, cuenta con un pretexto o justificación económica: con una marca turística de prestigio global, la comunidad catalana ha sido históricamente el principal receptor de turistas internacionales en España. Su inclusión como miembro asociado le permitiría acceder a datos técnicos, participar en programas de cooperación y asistir a las Asambleas Generales con voz propia, aunque sin voto directo en las decisiones que competen a los Estados miembros.
Como era de esperar, la propuesta ha generado un intenso debate. Mientras que las formaciones nacionalistas y los Gobiernos de la Generalitat y el Ejecutivo vasco han recibido la noticia como un paso necesario hacia el reconocimiento de su realidad nacional y competencial, sectores críticos consideran que esta medida podría fragmentar la unidad de acción exterior de España y sentar un precedente para otras comunidades autónomas que podrían reclamar el mismo estatus, como Baleares, Canarias o Andalucía.
El proceso de adhesión no promete ser fácil ni inmediato. Tras la solicitud oficial por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores, el Consejo Ejecutivo de ONU Turismo deberá evaluar la propuesta, que posteriormente tendrá que ser ratificada por la Asamblea General del organismo. Aunque el Gobierno español confía en que su posición como país anfitrión facilite los trámites, el camino burocrático en Naciones Unidas requiere consensos internacionales.
