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España

Sánchez degrada a su asesora diplomática en plena polémica por su ausencia en cumbres

El presidente hace lo contrario que Trump y rebaja el departamento de Asuntos Exteriores al rango de director general

Sánchez degrada a su asesora diplomática en plena polémica por su ausencia en cumbres

Pedro Sánchez en una reciente cumbre de la UE. | Nicolas Maeterlinck (Zuma Press)

Cambio importante en el organigrama de Presidencia del Gobierno. Pedro Sánchez ha degradado a su asesora diplomática en Moncloa coincidiendo con la marcha de Emma Aparici a Londres a principios de diciembre para dirigir la embajada española en Reino Unido. La sucesora de Aparici es Pilar Sánchez-Bella, su número dos en los últimos años, con la salvedad de que esta última no es diplomática y se ha quedado con el mismo rango de directora general que tenía hasta ahora, por lo que el departamento de política internacional baja un escalón en el citado organigrama y ya no es tan relevante para el jefe del Ejecutivo.

Esta decisión de Sánchez contrasta, por ejemplo, con los poderes ejecutivos que Donald Trump dio a su secretario de Estado, Marco Rubio, hace medio año. Este último, que se convirtió en el primer latino de la historia al frente de la diplomacia de EEUU al inicio de la Administración republicana, pasó en mayo a ocupar también el cargo de asesor de Seguridad Nacional en la Casa Blanca.

El primer asesor diplomático que tuvo Sánchez tras la moción de censura de 2018 fue José Manuel Albares, que ocupó el puesto de secretario general de Asuntos Internacionales, Unión Europea, G20 y Seguridad Global durante casi dos años en un permanente tira y afloja con Josep Borrell, por aquel momento jefe de la diplomacia española. Toda la política internacional de Sánchez pasó por las manos de Albares de junio de 2018 a febrero de 2020, momento en el que se le separó como embajador en Francia.

La sucesora de Albares en Moncloa fue Aparici, aunque ya sin la proyección y el peso político que tenía el hoy titular de Exteriores en las cancillerías extranjeras y el propio PSOE. Además, la Secretaría General de Asuntos Internacionales, Unión Europea, G20 y Seguridad Global se desgajó en dos puestos: el de Aparici por un lado y el de María Aurora Mejía al frente de la Oficina de Coordinación para la Presidencia española de la UE por otro.

Cuando terminó el semestre europeo a finales de 2023, Aparici recuperó sus galones y quedó en la zona noble del escalafón de Moncloa con rango de secretaria general (a continuación) junto a pesos pesados de la galaxia monclovita como Diego Rubio, que luego ascendió a jefe de Gabinete de Sánchez tras el nombramiento de Óscar López como ministro para la Transformación Digital y la Función Pública; Antonio Hernando, hoy en día secretario de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales a las órdenes de López; o Francisco Salazar, que se encargó de la planificación política hasta su fulminante dimisión el pasado 5 de julio tras las denuncias de acoso de varias trabajadoras del recinto presidencial.

Organigrama de Moncloa a finales de 2023 con Emma Aparici en un recuadro rojo.

Ahora las tornas han cambiado. Aparici fue nombrada embajadora en el Reino Unido el pasado 3 de diciembre y al día siguiente, Sánchez modificó la estructura de Presidencia de Gobierno y cambió el real decreto de creación del Consejo de Política
Exterior
, ya que las funciones de secretaría las ejercía hasta ese momento «la persona titular de la Secretaría General de Asuntos Exteriores de la Presidencia del Gobierno». Es decir, la citada Aparici o, en su lugar, la persona que designase el jefe de Gabinete «con rango, al menos, de director general» dentro del equipo de Moncloa.

Sánchez-Bella tiene precisamente ese rango de directora general, por lo que Sánchez ha tenido que especificar ahora que en caso de «ausencia, vacante o enfermedad» de la primera —curiosamente, nieta del ministro de Información y Turismo entre 1969 y 1973 con Franco—, habrá que encontrar un sustituto para el Consejo de Política Exterior «entre personas titulares de órganos con rango, al menos, de subdirector general adscritos a la Presidencia del Gobierno».

Esta es la prueba de que el presidente ha degradado el puesto de asesora diplomática en Moncloa. Y así ha quedado reflejado en el nuevo organigrama (a continuación), en el que la directora del departamento de Asuntos Exteriores ya no está al mismo nivel que los cuatro secretarios generales que están por debajo del jefe de Gabinete.

Nuevo organigrama de Moncloa, con Pilar Sánchez-Bella en un recuadro rojo.

Con este cambio en el núcleo duro de Moncloa en detrimento del área de Internacional se vuelve a los tiempos de Mariano Rajoy, cuyo jefe de este departamento tenía rango de director general, aunque con una importante salvedad: el jefe de Gabinete en Presidencia del Gobierno en aquel entonces era el diplomático Jorge Moragas, por lo que cualquier cuestión espinosa de política exterior pasaba por sus manos.

Un mayor papel de Albares junto a Sánchez

Ahora, con Sánchez-Bella en ese puesto, pero sin el pedigrí de Albares o Aparici, es posible que Sánchez recurra al ministro de Asuntos Exteriores para cualquier delicada gestión internacional, en opinión de fuentes diplomáticas consultadas por THE OBJECTIVE. Albares ya empezó hace más de un año a acompañar al jefe del Ejecutivo en sus viajes internacionales más importantes, algo completamente inusual entre sus precedentes.

El relevo de Aparici en Moncloa coincide además con varias polémicas ausencias de Sánchez en cumbres europeas. La primera fue en agosto, cuando el canciller alemán, Friedrich Merz, anunció la convocatoria de una reunión virtual entre los líderes de la UE con la participación de Donald Trump y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, entre otros, como preparación para el encuentro previsto entre el mandatario estadounidense y el presidente ruso, Vladímir Putin, que se iba a celebrar en Alaska.

Sánchez quedó fuera de la convocatoria, al igual que en la del pasado 15 de diciembre, esta sí de carácter presencial, en Berlín, para arropar a Zelenski en un momento de fuertes presiones del equipo de Trump para que aceptase los puntos del acuerdo de paz que Putin habría puesto sobre la mesa. «Ahora es tiempo para la paz», exclamó Merz en sus redes sociales.

La imagen fue muy llamativa por la ausencia de Sánchez en un cónclave de estas características al que asistieron una decena de mandatarios europeos y que contó con la presencia del yerno de Trump, Jared Kushner. Todos ellos reunidos en la capital alemana en torno a Zelenski con sus respectivas banderas detrás… entre las que no se encontraba la española. De allí salió un comunicado conjunto al que el Gobierno se tuvo que adherir al día siguiente como mal menor y, sobre todo, para no quedar con la cara colorada ante Ucrania y el resto de socios que apoyan al país invadido por Rusia hace casi cuatro años.

Precisamente, Zelenski agradeció este sábado a los aliados europeos su apoyo sin fisuras antes de la reunión con Trump en Mar-a-Lago (EEUU). Lo hizo desde Canada durante una reunión telemática junto al primer ministro, Mark Carney. En una larga lista de agradecimientos, el presidente ucraniano enumeró a una decena de dirigentes europeos. Sánchez fue la ausencia más reseñable en el citado tuit.

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