La hostelería próxima al Guadalquivir se resiente por miedo al mosquito del virus del Nilo
Bares que solían beneficiarse de las zonas exteriores ahora enfrentan una reacción social motivada por la preocupación
El sector de la restauración en municipios del Bajo Guadalquivir, como Coria del Río, La Puebla del Río o Palomares del Río, está experimentando un notable descenso en su facturación debido al temor generalizado por las picaduras de mosquitos transmisores del virus del Nilo. En estas localidades, conocidas por su proximidad al río Guadalquivir y los extensos arrozales que las rodean, varios bares con terrazas han visto cómo la afluencia de clientes disminuye, sobre todo durante las horas de la tarde, cuando los mosquitos son más activos.
Aunque algunos propietarios afirman no haber notado una variación significativa en sus ingresos, parte de ellos reconoce que el miedo al contagio es el principal motivo detrás de la reducción del flujo de clientes.
Los hosteleros de la zona coinciden en que los establecimientos ubicados en las cercanías del río o de los arrozales son los que más están sintiendo el impacto de este fenómeno. Estos bares, que solían beneficiarse de las zonas exteriores, ahora se enfrentan a una reacción social que les está costando caro. Como respuesta, muchos de ellos han optado por ofrecer repelentes gratuitos a los clientes que se sientan en sus terrazas, con la esperanza de mitigar el miedo y animarlos a permanecer más tiempo.
El impacto del virus del Nilo en la hostelería no se distribuye de manera uniforme, y además de la ubicación, la edad del consumidor juega un papel crucial en esta tendencia. Según han explicado los hosteleros a THE OBJECTIVE, los bares frecuentados por familias con niños pequeños han notado un cambio en los patrones de comportamiento: cuando cae la tarde, es común ver a padres e hijos retirarse a casa para evitar el riesgo de picaduras. Esto contrasta con otros grupos demográficos, como los jóvenes, que siguen haciendo vida normal y continúan visitando los bares y terrazas sin mostrar tanto miedo al virus.
Municipios con bagaje
No es la primera vez que la región enfrenta un desafío de este tipo. En 2020, cuando el virus del Nilo se hizo más conocido por primera vez en la zona, los bares y restaurantes locales ya experimentaron una disminución significativa en la clientela durante las horas en que los mosquitos son más activos.
La dueña de un bar ubicado cerca del río recuerda claramente cómo la gente se iba en cuanto caía la noche, temerosa de las picaduras. Sin embargo, con el paso del tiempo, los residentes de estas localidades han aprendido a convivir con el problema, adoptando medidas preventivas como el uso constante de repelentes y evitando las áreas al aire libre durante las horas de mayor actividad de los mosquitos. Esta adaptación ha llevado a que algunos supermercados en la región agoten rápidamente sus existencias de productos anti-repelentes, evidenciando la alta demanda de estos artículos entre los vecinos.
Impacto social
El miedo a las picaduras también ha alterado otros aspectos de la vida social en estos municipios. Una vecina de Coria del Río describe cómo, al caer la tarde, muchas familias deciden abandonar las piscinas comunitarias o municipales como medida de precaución para proteger a sus hijos. Esta retirada temprana es solo uno de los muchos cambios en los hábitos diarios que reflejan el miedo persistente en la comunidad.
Según esta residente, es común ver a sus vecinos cerrar las ventanas, bajar las mosquiteras y encender el aire acondicionado tan pronto como cae la tarde: «El bar del barrio siempre ha estado lleno en verano a esta hora. Ahora está vacío», explica.
Estrategias de contención
Coria del Río, en particular, es un municipio conocido por la abundancia de mosquitos, una situación agravada por su proximidad a las orillas del río Guadalquivir. Sin embargo, los vecinos coinciden en que desde la introducción de los arrozales en el Bajo Guadalquivir, la situación se ha vuelto aún más difícil de manejar, con un aumento considerable en las plagas de mosquitos.
Esta problemática ha llevado al Ayuntamiento de Coria del Río a solicitar una intervención coordinada por parte de la Consejería de Salud en toda Andalucía. En un comunicado reciente, el Ayuntamiento destacó la necesidad de un esfuerzo conjunto por parte de doce municipios de la región para establecer medidas más efectivas de control.
Ante la gravedad de la situación, el municipio de Coria del Río ha implementado estrategias naturales para combatir la proliferación de mosquitos transmisores del virus del Nilo. Una de las iniciativas más destacadas es la instalación de 120 cajas refugio para murciélagos en distintas áreas del pueblo.
Según el gobierno local, un solo murciélago puede consumir hasta 3.000 mosquitos en una noche, lo que los convierte en aliados valiosos en la lucha contra esta plaga. Este esfuerzo es parte de un plan más amplio para reducir la población de mosquitos y proteger a la comunidad del riesgo de contagio.
La situación sigue siendo crítica, y la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía ha informado de 13 nuevos casos de virus del Nilo en la última semana, con afectados en diversas localidades de Sevilla y Huelva. De estos casos, 11 ya han sido dados de alta, pero la presencia del virus sigue siendo una preocupación, especialmente en las áreas cercanas a los arrozales y cuerpos de agua.
La población de los pueblos afectados se ha movilizado para exigir una respuesta conjunta por parte de las autoridades. Unos mil vecinos de Coria del Río y localidades cercanas se han manifestado recientemente, pidiendo un mayor control sobre los mosquitos que este verano han causado la muerte de tres personas en la región. Los manifestantes también han solicitado el desarrollo de una vacuna para inmunizar a la población y medidas más efectivas para erradicar los mosquitos, especialmente en los arrozales del Bajo Guadalquivir.