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Andalucía

Las divisiones entre las mezquitas de Algeciras bloquean la elección de un portavoz

La pluralidad doctrinal del islam local convive con un vacío de representación que otras confesiones sí han resuelto

Las divisiones entre las mezquitas de Algeciras bloquean la elección de un portavoz

Musulmanes celebran el Ramadán. | David Canales (Zuma Press)

Algeciras es una de las ciudades españolas más marcadas por la pluralidad cultural. Con más de 9.000 residentes musulmanes —alrededor del doble de la media nacional— y seis mezquitas repartidas en distintos barrios, la práctica del islam forma parte de la vida diaria de la localidad campogibraltareña. Sin embargo, a pesar de su peso social y demográfico, los fieles no cuentan con un representante único capaz de aglutinar las diferentes sensibilidades de las comunidades islámicas locales.

Como ya ha adelantado Europa Sur la falta de un liderazgo consensuado genera un vacío institucional que contrasta con la estructura de otras confesiones, como la Iglesia católica o las iglesias evangélicas, que sí poseen jerarquías claras y portavoces reconocidos por las administraciones.

El mosaico de mezquitas y corrientes

Los templos islámicos de Algeciras difieren tanto en su orientación doctrinal como en su grado de implicación social y política. Desde la mezquita Al Houda, con gran protagonismo mediático, hasta otras más discretas como la de Abu Baker, vinculada al movimiento Tabligh, cada espacio se convierte en reflejo de visiones diversas dentro de un mismo credo.

Musulmanes residentes en Algeciras consultados por THE OBJECTIVE reconocen que esas diferencias son un obstáculo para el reconocimiento de un interlocutor común: «Cada mezquita funciona como un mundo aparte. Algunos prefieren centrarse en lo espiritual, otros tienen un perfil más reivindicativo. Al final nadie representa a todos», explica un vecino de El Saladillo.

La pluralidad también responde a divergencias doctrinales. Aunque la mayoría de fieles procedentes de Marruecos practican el islam malikí, conviven con tendencias de corte salafista, sufí e incluso con musulmanes conversos españoles que priorizan la dimensión mística de la religión. Estas diferencias, en apariencia menores, se traducen en disputas internas sobre quién puede ostentar la voz del colectivo. Según ellos mismos reconocen a este medio, eso dificulta la obtención de beneficios que supondría tener un representante común.

Intentos fallidos de liderazgo

A lo largo de los últimos veinte años han surgido varias figuras con aspiraciones de representar a los musulmanes algecireños. Desde Omar Khemnlani, que ejerció un papel inicial en la primera mezquita de la ciudad, hasta Mohammed Mkadem, vinculado a la federación Ucide, o Driss Mohammed, delegado de Feeri y activo en la política local, ninguno ha logrado concitar el respaldo de todas las comunidades.

Las rivalidades entre federaciones nacionales —Ucide y Feeri— se reproducen en la ciudad, alimentando palpables rivalidades. «Mientras en Madrid se discuten cuotas de poder, aquí nos quedamos sin nadie que defienda de forma conjunta nuestros derechos», lamenta Amina.

Fragmentación limitante

La legislación española garantiza a los musulmanes la enseñanza religiosa en centros públicos, la alimentación halal en instituciones y la posibilidad de enterramientos conforme a su rito. Sin embargo, la falta de una representación común dificulta que esas garantías se apliquen de manera efectiva en Algeciras.

El ejemplo más claro es el reciente litigio sobre los enterramientos musulmanes, sobre el cual informó este medio. Tras años de negativas municipales, el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº 2 obligó al Ayuntamiento a habilitar una parcela en el cementerio para las inhumaciones islámicas. La demanda fue impulsada por la mezquita Al Rahmah, pero no todas las comunidades se sumaron al recurso, lo que evidenció una vez más la falta de unidad.

«Si hubiéramos actuado juntos, la sentencia habría llegado antes. Cada comunidad tira por su lado, y eso debilita nuestras reivindicaciones», sostiene un comerciante local.

La sombra de los casos judiciales

Las tensiones internas también se ven influidas por recientes controversias judiciales. La participación de imanes y dirigentes en causas relacionadas con extremismo o con la financiación de actividades sospechosas ha sembrado dudas sobre la idoneidad de ciertos líderes. Aunque se trata de casos puntuales, el eco mediático ha contribuido a reforzar la idea de división y a generar desconfianza tanto dentro como fuera de la comunidad.

En barrios como Piñera o El Saladillo, donde la presencia musulmana es más numerosa, algunos vecinos expresan temor a que estos conflictos ensombrezcan la convivencia. Otros, en cambio, insisten en que la mayoría de fieles vive centrada en cuestiones cotidianas y no se siente representada por disputas de mezquita.

El gran proyecto en mente

Mientras tanto, la comunidad islámica local mantiene el ambicioso plan de levantar una gran mezquita en los terrenos de la antigua nave de Metalsa, junto a la autovía A-7. El proyecto incluye un centro cultural, un hotel, comercios y espacios para la oración colectiva, con la idea de autofinanciarse gracias al flujo de viajeros de la Operación Paso del Estrecho.

La iniciativa, impulsada principalmente por la comunidad Al Rahmah, busca proyectar una imagen de islam moderado y abierto. No obstante, para algunos musulmanes entrevistados, la falta de consenso entre mezquitas podría frenar la viabilidad de la propuesta: «Es un sueño necesario, pero si no tenemos unidad ni siquiera representativa, será muy difícil llevarlo a cabo», señala otro vecino musulmán.

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