The Objective
Andalucía

Andalucía crece por la inmigración mientras la población española se estanca

El aporte de ciudadanos de otros países compensa la caída de habitantes nacionales y frena el envejecimiento regional

Andalucía crece por la inmigración mientras la población española se estanca

Detalle del flujo de personas por la calle Velázquez de Sevilla. | Joaquín Corchero (Europa Press)

Andalucía consolida un ligero avance demográfico que, sin embargo, tiene un motor muy claro: la llegada de población extranjera. Los últimos datos del Censo Anual de Población del Instituto Nacional de Estadística, con cifras a 1 de enero de 2025, confirman que la comunidad creció en 44.851 habitantes durante 2024, un 0,5% más que el año anterior. Ese incremento no habría sido posible sin los nuevos residentes procedentes de otros países, ya que el número de personas con nacionalidad española continúa estancado o en retroceso en varias provincias.

El fenómeno se aprecia con especial nitidez en Sevilla, Málaga y Cádiz, territorios que ilustran cómo la inmigración se ha convertido en el factor decisivo para mantener o impulsar la población. En conjunto, la comunidad alcanzó 8.676.713 habitantes, con 900.913 de nacionalidad extranjera, un 5,64% más que el año anterior.

La capital andaluza

En la provincia de Sevilla, la tendencia es clara. La capital sumó 1.973 habitantes y alcanzó los 688.714 vecinos. El crecimiento es modesto y escaso, un 0,29%, pero suficiente para contrarrestar el descenso continuado de la población española. El avance procede del incremento del 11,8% de los residentes internacionales, que ya son 57.894 en la ciudad. Las nacionalidades más numerosas siguen siendo la colombiana, la marroquí, la nicaragüense y la venezolana. Mientras, la población española baja un 0,65%, manteniendo un ritmo de caída que, en los últimos cuatro años, ha supuesto una pérdida superior a las 13.000 personas.

Las dinámicas demográficas internas de la ciudad refuerzan esta tendencia: los grupos de mayor edad ganan peso —especialmente entre los 45 y 60 años— mientras que los menores de cuatro años caen un 11% en cuatro años. La provincia, por su parte, roza ya los dos millones de habitantes tras sumar 9.040 personas, aunque de nuevo el impulso recae en la inmigración. El reparto interno apenas cambia: Dos Hermanas, Alcalá de Guadaíra, Utrera, Mairena del Aljarafe y La Rinconada siguen destacando en número de residentes, mientras que municipios menores caen a mínimos.

Casi el 20% de Málaga ya es extranjera

La provincia de Málaga muestra aún con más fuerza esta dependencia de la población extranjera. Con 1.791.183 habitantes, Málaga creció un 0,9% en un año —16.482 personas más— y el 77,1% de ese aumento proviene de residentes internacionales. De hecho, los malagueños de nacionalidad española apenas avanzan un 0,2%, mientras que los extranjeros crecen un 3,7% y representan ya el 19% de la población. La llegada de ciudadanos de Colombia, Marruecos, Paraguay o Italia explica buena parte de este avance, en contraste con el retroceso de comunidades tradicionales como la británica, que contabiliza más de 1.500 residentes menos.

En la capital malagueña, el crecimiento es más moderado: 597.173 habitantes tras sumar 897 nuevos vecinos. Sin embargo, la ciudad continúa acercándose al umbral simbólico de los 600.000 censados. Las localidades de la Costa del Sol occidental mantienen un dinamismo notable: Marbella supera los 166.000 residentes tras crecer un 4,4%, y municipios como Mijas, Estepona o Torremolinos continúan atrayendo nuevos habitantes.

Cádiz alcanza máximos

El caso de Cádiz apunta a otra vertiente del fenómeno demográfico. Aunque la capital sufre descensos —un 1% menos en el último año—, la provincia en su conjunto es la que más crece en Andalucía en el último trimestre, según la Estadística Continua de Población. A 1 de octubre de 2025, Cádiz alcanzó 1.266.110 habitantes, un máximo histórico. El aumento reciente se debe casi exclusivamente a la llegada de extranjeros, que suman 71.507 personas. En un solo trimestre crecieron en 1.700, frente a un incremento de apenas 600 entre los nacidos en España. El balance anual refuerza la misma lectura: la población extranjera aumenta en cerca de 5.000 personas, mientras que la española apenas se mueve.

Este comportamiento contrasta con la evolución natural de la provincia, marcada por una caída continuada de la natalidad y un envejecimiento muy acusado. El número de menores de un año es casi idéntico al de vecinos con 80, una proporción que evidencia la transformación de la pirámide poblacional. La presencia de residentes que superan el siglo de vida también va en aumento, un reflejo de la prolongación de la esperanza de vida.

El patrón se repite en otras provincias andaluzas, como Huelva, donde el crecimiento de 2024 —3.055 habitantes más— se explica íntegramente por el aumento del 6,1% de los extranjeros. Los residentes con nacionalidad española siguen a la baja, mientras que las nacionalidades marroquí, colombiana, maliense o venezolana continúan ampliándose.

Los datos del INE sitúan a España en su máximo histórico de población —49.128.297 habitantes— y señalan que más de 409.000 nuevos residentes extranjeros han llegado al país en un año. Andalucía no es ajena a esta dinámica. Sin la aportación de la inmigración, la comunidad estaría inmersa en un retroceso demográfico similar al que muestran sus cifras de natalidad.

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