Josep Rius, estrecho colaborador del expresident Carles Puigdemont, renuncia a formar parte del nuevo Govern que presidirá Pere Aragonès, según ha avanzado La Vanguardia y han confirmado a Efe fuentes de JxCat conocedoras de la decisión.
En contexto: Rius, que apuntaba a conseller de Acción Exterior y Transparencia y podía quedarse con la vicepresidencia del Govern que corresponde a JxCat, sigue así los pasos de Elsa Artadi, otro perfil vinculado a Puigdemont, que el pasado miércoles anunció que renunciaba a ser la vicepresidenta y consellera de Economía y Hacienda del ejecutivo.
Tras ganarse la confianza de Puigdemont como ‘fontanero’ discreto, con mínimas apariciones mediáticas, Rius dio un paso al frente en las elecciones del 14F y ahora es diputado en el Parlament, pero no dará el salto al Govern, como se daba por hecho en JxCat.
Fuentes próximas a Rius han señalado a Efe que «nunca» se le ofreció «formalmente» ser conseller de Acción Exterior ni estar en el próximo Govern, si bien es cierto que «en conversaciones informales sí se puso sobre la mesa» esta posibilidad.
Finalmente, sin embargo, esta opción se descartó «por decisión colectiva», una decisión que Rius compartió con el propio secretario general de JxCat, Jordi Sànchez, según las citadas fuentes.
El compromiso de Rius, añaden fuentes de su entorno, es seguir ejerciendo de diputado en el Parlament y de vicepresidente de JxCat y «estar siempre al servicio del Govern, de los presos y exiliados» y del proyecto independentista.
El paso atrás de Rius, que fue jefe de gabinete de Puigdemont en la legislatura del referéndum unilateral del 1-O y que ha sido uno de los miembros del equipo negociador que ha forjado el acuerdo de coalición con ERC, aleja el círculo de confianza de Puigdemont del nuevo Govern de Aragonès y, a la vez, agrava la agitación interna en JxCat, en cuyas filas hay malestar con el secretario general del partido, Jordi Sànchez, por cómo ha conducido las negociaciones.
Horas después de que ayer viernes Aragonès fuese investido president en el Parlament, con los votos de ERC, JxCat y la CUP, Puigdemont rompió su silencio de las últimas semanas y difundió una carta repleta de reproches velados a Esquerra, por la «falsedad e inmoralidad» de quienes lo acusaban a él de querer «tutelar» al nuevo presidente catalán a través del Consejo por la República.
El tono de la carta dejaba entrever que Puigdemont se ha sentido dolido a lo largo de este proceso negociador, en el que el propio Aragonès advirtió, en su primer discurso de investidura, que no admitiría «tutelas» a su presidencia.
Pero el malestar interno en JxCat no se focaliza únicamente en ERC y Aragonès, sino que también hay voces críticas con el papel jugado por Jordi Sànchez, preso en la cárcel de Lledoners (Barcelona), que ha liderado el equipo negociador de su partido.
Las críticas a Sànchez son transversales, desde diversos sectores del partido, y coinciden en lamentar el secretismo interno y el estilo personalista que ha imprimido en la negociación para formar un gobierno de coalición, según diversas fuentes de Junts consultadas por Efe.
Esta agitación interna culminó el pasado miércoles con una primera sorpresa mayúscula: Elsa Artadi, que aparecía en todas las quinielas para ser la nueva número dos del Govern, trasladó a Jordi Sànchez su renuncia a formar parte del nuevo ejecutivo.
La razón esgrimida oficialmente fue que Artadi ha preferido mantenerse al frente del grupo municipal de JxCat en el Ayuntamiento de Barcelona -donde fue quinta fuerza política en las elecciones de 2019- y aspirar a ser alcaldesa en 2023, mientras sigue ejerciendo sus funciones como vicepresidenta y portavoz del partido.
No obstante, el paso a un lado dado por Artadi tiene, según diversas fuentes del partido, otra lectura en clave interna.
Igual que Rius, Artadi formó parte del equipo de JxCat comandado por Sànchez que tras el 14F se sentó a explorar un acuerdo con ERC.
El punto culminante de este proceso fue el pasado fin de semana, cuando Sànchez se reunió en secreto con Aragonès -el sábado en una masía de Prats de Lluçanès (Barcelona) y el domingo en otra masía, en Alella (Barcelona)-, unos contactos que sirvieron para cerrar el acuerdo, pero de los que el secretario general de JxCat solo informó inicialmente a Puigdemont.
Voces en JxCat consultadas por Efe se desmarcaban además, hace ya dos semanas, del compromiso asumido por Sànchez de ceder votos para investir a Aragonès si ERC prefiriese gobernar en solitario.