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Cataluña

Nacho Corredor: «Una generación de catalanes fuimos víctimas del ‘derecho a decidir'»

El politólogo catalán acaba de publicar su nuevo libro ‘El activismo tranquilo. Un manifiesto subjetivo a favor de la convivencia’

Nacho Corredor: «Una generación de catalanes fuimos víctimas del ‘derecho a decidir’»

Nacho Corredor, politólogo | TO

Nacho Corredor es un joven politólogo conocido por su participación en tertulias políticas de diversos medios de comunicación. Acaba de publicar su primer libro, titulado ‘El activismo tranquilo. Un manifiesto subjetivo a favor de la convivencia’, que retrata los últimos diez años a través de sus vivencias personales, desde el 15-M a la creación del primer gobierno de coalición, pasando por el procés secesionista en Cataluña y sus consecuencias judiciales y económicas.

Pregunta. ¿Cuál cree que es el mayor líder político en España ahora mismo?

Respuesta. Ahora mismo, ni que sea por el peso institucional que tiene, el mayor líder es el presidente del Gobierno. Tiene la capacidad de proponer cosas y convertirlas en realidad. Fíjate que aquí hay un ejemplo, muy controvertido y muy discutible, de una medida que no contaba con el apoyo de sus votantes, como son los indultos. La tiró adelante incluso con los costes que podían tener. 

P. Usted en el libro cita el espíritu de la Transición y el perdón. Pero los indultados nunca han pedido perdón, dicen que «lo volverán a hacer». 

R. Los indultos al final se ha visto que no solo no han tenido coste para el presidente del Gobierno sino que han dividido al independentismo más que nunca. El independentismo está en el peor momento desde hace diez años. El principal elemento que tenían desde 2017 para fundamentar su discurso era que sus líderes estaban en la cárcel, renunciando incluso a la vía unilateral porque los esfuerzos estaban puestos en la libertad y amnistía de los encarcelados. Los indultos han sido útiles desde la lógica del perdón y desde la lógica estratégica de la estabilidad política. 

Respecto al perdón, la democracia española se ha fundamentado desde el perdón, no desde el olvido, y si aspiramos a compartir un proyecto de país hay elementos que deben formar parte del pasado más que del futuro. Los indultos muy probablemente no iban tan dirigidos políticamente a los indultados como a los que apoyaban a esos indultados. Y por poner sobre la mesa la complejidad de la medida, estas personas siguen inhabilitadas, no pueden participar de las instituciones.

«Los indultos iban más dirigidos a quienes los apoyaban que a los indultados»

P. Cuándo dice que los indultos fueron para quienes les apoyaban. ¿A quién se refiere?

R. Uno de los principales defensores de los indultos ha sido Josep Ramon Bosch, que ha sido presidente de Societat Civil Catalana. Está fuera de toda sospecha la energía que Bosch ha dedicado la última década para mantener una España constitucional y, sin embargo, ha sido uno de los principales defensores de los indultos. En su caso, además,  nadie le puede decir que lo hace por una cuestión meramente pragmática de apoyos parlamentarios, porque no los necesita. Él hizo un análisis desde la sociedad civil y creía que era una forma útil de pasar página. 

P. ¿El «no es no» de Sánchez al PP fue espíritu de consenso?

R. Una de las principales características de la democracia es la alternancia, que haya al menos dos modelos distintos de gobernabilidad en la que los electores puedan elegir. La situación que se dio en el 2016 es que el PSOE tenía mayoría para formar gobierno, del mismo modo que la tenía el PP. De hecho, con los mismos diputados en la misma legislatura el PP tuvo la oportunidad de ser investido y el propio Pedro Sánchez, tiempo después, tuvo la capacidad de ser investido. Al PSOE no se le pedía en el debate público participar en un gobierno de coalición ni garantizar la estabilidad, solo se le pedía la investidura. Y sin embargo no se le pidió esa investidura a los mismos que luego fueron los socios del PP durante toda la legislatura. El PP aprobó los Presupuestos con el PNV, pero el PNV no participó en la investidura. En ese escenario había distintas posibilidades de gobernabilidad, y tanto el líder popular como el socialista habían mostrado su intención de buscar estas mayorías. 

P. ¿Cómo ve la crisis del PP? ¿Cree que con un Feijóo al frente del PP hay más posibilidad de pactos con el PSOE?

R. En la izquierda siempre vivimos en la fantasía de que hay una derecha, que es la que nos gusta, que es posible. Creo que no solo es que nos guste sino que, en mi caso al menos, nos gusta porque tenemos la convicción de que los fundamentos del sistema son consecuencia de un pacto entre liberal-conservadores, socialdemócratas, comunistas y verdes, y que la tradición de la derecha liberal-conservadora es una tradición que ha aportado mucho en este país.

Yo no sé qué le espera al PP en el futuro, porque me da la sensación de que muchas de las discusiones que estamos viendo esta semana no están condicionadas por un debate político de cómo afrontar el futuro. El PP lleva desde el año 2018 haciendo la lectura de que este gobierno es ilegítimo, de que estamos en una situación de excepcionalidad, con una política económica liderada por los comunistas, que los derechos y libertades están en riesgo… Y si durante cinco años has dicho esto a tu electorado es muy difícil de la noche a la mañana decir que el gobierno es legítimo. 

P. En el libro dice que si el PSOE cambia de opinión sobre la monarquía, la monarquía estará en riesgo.    

R. Si hay monarquía en España es porque el PSOE formó parte del pacto que la consolidó y porque hoy no la cuestiona. Si hoy el PSOE estuviera en la oposición, con todo lo que hemos sabido en los últimos meses de la monarquía, probablemente el PSOE hubiera tenido una actitud distinta porque hay una pulsión dentro del partido que también es republicana. Pero, sin embargo, hemos visto cómo el PSOE, estando en el gobierno, en el fondo no deja de expresar los consensos del 78 más fundamentales, y entre ellos, el respeto a las instituciones y a la monarquía. 

P. Cambiando de tema. ¿Qué responsabilidad tienen los medios en el auge del procés?

R. En mi libro cito a Jordi Amat y su libro La conjura de los irresponsables, porque creo que es lo mejor que se ha escrito sobre la cuestión. Los partidos políticos de ámbito nacional han tenido responsabilidad, por distintos motivos, los medios de comunicación también, pero probablemente quien más responsabilidad ha tenido es la elite política catalana. Durante muchos años era habitual ver a esa elite dirigente, que tiene capacidad de condicionar el debate público, decir unas cosas en privado y otras en público. Y cuando empezaron a expresarse en público ya era muy tarde… 

«El PP lleva años diciendo que el gobierno es ilegítimo, ahora le costará cambiar de discurso»

P. Su libro abarca los últimos diez años de la política española, como el 15-M, y el auge de Podemos y Ciudadanos. Los dos líderes de estos partidos, Iglesias y Rivera, han terminado abruptamente su carrera. 

R. Si Albert Rivera hubiera querido, podría haber sido vicepresidente de España, como lo ha sido también Pablo Iglesias. Sin embargo, decidió inhibirse. Rivera tuvo el mismo sueño que hoy tienen los de Vox, que es superar al PP. Es el mismo sueño que tuvo Podemos cuando pensó que podía superar al PSOE. Iglesias, de hecho, como consecuencia de este diagnóstico, no apoyó el acuerdo de gobierno entre Iglesias y Rivera y forzó una repetición electoral. Y si bien no tuvo un perjuicio directo para su partido en el corto plazo, sí que sirvió para abrir un debate interno sobre la visión de Podemos respecto a España y empezaron las discrepancias con Errejón.

Para mí es una lástima, y es una lectura que podemos hacer de los últimos años, que la generación de políticos que lideraron sus espacios políticos entre el año 15 y el año 19, que eran políticos nacidos en democracia o, en el caso del presidente del Gobierno, educados en democracia, no tuvieran la capacidad de generar una complicidad generacional para dar un impulso distinto a la historia de este país. Este es uno de los grandes fracasos del último lustro, que los nuevos políticos no hayan sido capaces de construir un nuevo mito o hito generacional, como fue la Transición, porque creían que ellos eran los únicos llamados a liderar ese cambio. Yo creo que la mejor forma de competir es cooperar, porque te lleva más lejos, pero no es la lógica en la que han estado la mayor parte del tiempo estos partidos.  

P. Como joven que ha ido evolucionando con el tiempo y los acontecimientos, ¿cuál es su mayor autocrítica?

R. Hubo una generación de catalanes que fuimos víctimas del concepto ‘derecho a decidir’. El derecho a decidir es un concepto que en sí mismo no significa nada y justamente por esto lo puede defender absolutamente todo el mundo. El ‘derecho a decidir’ puede ser reformar el Estatuto, la Constitución, o decidir la independencia. Lo que viene a decir es que dado que hubo una votación en relación al Estatut que luego fue alterado por el Tribunal Constitucional, probablemente para que nos sintamos todos cómodos, haya que volver a repetir una votación. De hecho, hoy está sobre la mesa decidir algún tipo de cosa por votación respecto a Cataluña, que todavía no se sabe lo que es. Pero el ‘derecho a decidir’ también fue un pretexto para proclamar la independencia. Esto fue el gran engaño de una parte importante de la ciudadanía. 

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