Las bibliotecas públicas catalanas 'cancelan' los libros críticos con el independentismo
En el conjunto de Cataluña apenas existen cuatro ejemplares del libro de Cayetana Álvarez de Toledo, mientras abundan los textos cercanos al secesionismo
Para el premio Nobel Mario Vargas Llosa, Políticamente indeseable, las memorias políticas de Cayetana Álvarez de Toledo, son un ensayo «excelente» escrito con «claridad, franqueza y brillantez». Según Juan Luis Cebrián, fundador de El País, se trata de un «verdadero soplo de aire fresco» y el «libro político de la temporada». Y a juicio de Daniel Gascón, editor de Letras Libres y reputado columnista, constituye un volumen «inteligente, revelador y apasionante» (si bien también «discutible»). Además, no solo ha cosechado elogios, sino que se ha erigido en todo un bestseller, con más de 50.000 copias vendidas.
Cualquiera diría, pues, que, ante semejante acogida, cualquier lector que desease tomar prestado el libro de Álvarez de Toledo en su biblioteca pública más cercana podría hacerlo sin problema. Y así sucede si, por ejemplo, desea conseguirlo en la Comunidad de Madrid, donde sus bibliotecas poseen una veintena de ejemplares: doce en la capital y ocho en el resto de la región. Sin embargo, no ocurre lo mismo si lo buscamos en Cataluña, a pesar de tratarse de la segunda comunidad más poblada de España y haber transcurrido un año ya de la publicación del ensayo. Concretamente, el número de volúmenes en la ciudad de Barcelona es… cero. Mientras, en el conjunto de la comunidad catalana encontramos solo cuatro: un par en dos bibliotecas de Sabadell, otro en Gerona y un cuarto en El Papiol (Barcelona).
Esta escasez no extrañará al aficionado a los ensayos políticos que frecuente las bibliotecas públicas catalanas. Y es que, en ellas, las obras de autores críticos con el nacionalismo —caso del libro de la diputada del PP— suelen brillar por su ausencia, mientras que los de escritores separatistas se acumulan numerosos en las estanterías. Quien albergue dudas, no tiene más que comparar en sus catálogos el número de unidades disponibles de unos y otros. Por ejemplo, Espanya ens Roba: Manual d’adoctrinament de la Escola Catalana —un texto de corte satírico escrito por el cómico secesionista Òscar Dalmau donde supuestamente se desmonta que la Educación catalana adoctrine— se puede localizar en un total de 57 bibliotecas catalanas. Y ello a pesar de su reciente aparación: se publicó apenas hace cuatro meses.
En cambio, de una radiofrafía sobre la onda expansiva del procés tan celebrada como 2017. La crisis que cambio España, de David Jiménez Torres, no es posible hallar ni una sola copia. No importa que viese la luz hace ya más de un año y que lo hiciese en una editorial relevante como Deusto. Curiosamente, lo último de Jiménez Torres, El mal dormir, una reflexión en torno al insomnio que no guarda relación alguna con el nacionalismo ni la política, sí se salva del ostracismo literario: descansa en los anaqueles de 57 bibliotecas alrededor de Cataluña.
Dicho desequilibrio no es anecdótico, sino que se repite milimétricamente con respecto a la mayoría de los títulos políticos impresos en el último año. Así, quien quiera llevarse a casa títulos como El proceso español, del politólogo y coordinador general del PP catalán Juan Milián; o Somos el fracaso de Cataluña, del docente probilingüismo Iván Teruel, habrá de volver con las manos vacías: ninguna librería pública los ha adquirido. Por el contrario, Molts i ningú, crónica del «exilio» de Clara Ponsatí; o Causa general, radiografía de la «represión española» a cargo del periodista secesionista Jordi Panyella, están presentes en 45 y 41 archivos respectivamente.
Inquirido por este diario acerca de este doble rasero, el Departamento de Cultura de la Generalitat alega, en primer lugar, que la política de adquisición de las bibliotecas depende de los Ayuntamientos, que son los titulares de los centros. Luego, relata que la selección de títulos se realiza atendiendo estrictamente a la «disponibilidad comercial, el presupuesto y las preferencias y necesidades de los usuarios». Y que para fijar éstas últimas se guían por los criterios de la Unesco, según los cuales «el fondo y los servicios de una biblioteca pública no deberían estar sometidos a ninguna forma de censura política o religiosa». En este sentido, recuerdan que el código deontológico de los bibliotecarios catalanes los obliga a «rechazar cualquier intento de censura ideológica» en la selección del fondo, así como denunciar «todo intento de vulneración de este principio».
No obstante, ciertos aspectos de los centros bibliotecarios a la vista de todos dan cuenta de su compromiso con la ineludible construcción nacional catalana. Después de 2017, por ejemplo, era frecuente observar lazos amarillos o imágenes de los líderes separatistas encarcelados por el golpe constitucional de ese mismo año exhibiéndose en sus paredes o cristaleras. O el pasado verano, sin ir más lejos, en las mesas del vestíbulo de la imponente Biblioteca Jaume Fuster —ubicada en el barrio barcelonés de Gracia y receptora de 2.000 visitantes diarios— había a disposición de los lectores rimeros de puntos de libro publicitando el Pacto por la Lengua, la iniciativa de la Generalitat para frenar el 25% de castellano escolar. Finalmente, no menos significativo resulta que, en 2018, la directora del Servicio de Bibliotecas de la Generalitat, Silvia Sanahuja, compartiese en Twitter una fotografía suya junta a la neoconvergente Laura Borràs y escribiese un lema de tintes tan nacionalistas como «La cultura siempre será nuestra».
«De los nacionalistas no le extraña a uno ya nada. Seguramente Cayetana Álvarez de Toledo solo es la punta de un iceberg y habrá otros autores igualmente vetados por españoles, Cervantes incluido, en las bibliotecas catalanas», señala Andrés Trapiello, escritor que ha prestado en su obra especial atención a autores vetados por cuestiones ideológicas. El escritor leonés, sin embargo, juzga que esta discriminación no es grave, pues, «al contrario que a los nacionalistas, a los que hay que llevarles el pasto al pesebre, los que quieran leer a Álvarez de Toledo o a Cervantes son inteligentes y encontrarán el modo de llegar a sus libros».
Pese a ello, para el autor de Las armas y las letras «es triste que conviertan las bibliotecas en establos, pero por suerte hoy es más fácil ser libre que en tiempos de la inquisición». «Imagino», concluye, «lo que será leer las obras completas de Puigdemont o de Junqueras. Les pasará como a las de José Antonio, Girón de Velasco o Pasionaria, abundantísimas en el mercado de viejo a precios de saldo».
En cambio, seguro que en la Comunidad de Madrid se pueden encontrar todos los libros favorables a la independencia de Cataluña. Venga ya. Vaya forma de hacer periodismo. The Objective, se hace llamar.
Si no te gusta este diario, vete al panfleto del País, que mira el titular de ayer mismo: «Antonio Caño: «Cuando Sánchez ganó las primarias, supe que dejaría de dirigir ‘El País’»
Eres tan neciooo que por ejemplo ni sabes que la Casa del Libro está en la Comunidad de Madrid o Cataluña, entre otras muchas comunidades y tienen más o menos los mismos libros.
Por favor que alguien le diga a este rojelito que ya sabemos como respetan la libertad de prensa.
Cuando el Catalan sea la primera lengua en Madrid ….traremos libros Catalanes ….
Efectivamente The Objective se llama, y está que lo peta. Gracias, amigos del Objetivo (gran angular) por informar de estas cosas que en Cataluña nos están vetadas para el público normal en general.
El diario más audaz para el ciberlector más inteligente.
En fin, buen hombre, a lo que iba, que efectivamente también le digo que todos los libros favorables a la ‘independencia’ de lo que sea como concepto filosófico ‘discutido y discutible’ como usted bien dice, más todo lo publicado sobre el patriarca nacionalista don Pujolone y famiglia, y sobre el fallido golpe de estado posmoderno del 17 pasado, están en los anaqueles de todas las bibliotecas públicas de la Comunidad de Madrid. Seguro. O deberían estar para que los lectores y las lectoras interesados aprendan de las idioteces del prusés o de hacer el Babieca a nivel personal como lo hacen algunos lazistas, y sin cobrar por ello. Gratis et amore, que tiene narices.
Pero, eso sí, me temo que los panfletillos a favor del golpe de estado de 2017 de usar y tirar que junto con la colección de camisetas para estar a la Page y no hacer el ridi con una camiseta de hace varios años, que seguro que se habrá puesto para ir a las manifestaciones lazis del onze de setembre (estíreme del… brazo) ya hace muuuuucho tiempo que son pasto de las librerías de lance al peso y en la mayoría de las librerías, e incluso en las bibliotecas públicas de la comunidad autónoma susodicha te regalan 20 kilos de publilibros favorables al prusés de Puchi y el Beato pucheritos, si compras o alquilas todo el paquete de las obras completas de Perogrullo, junto con las memorias inéditas de don Pujolone. Un chollo que yo no quisiera para mí ni para mí familia. Tampoco encontrará en ninguna biblioteca pública de la CAM los irrelevantes panfletuchos favorables a los golpes de estado posmodernos, a los principios fundamentales del movimiento nacional de Puigdemont, que se han venido abajo con estrépito desde que el Beato está a partir un piñón con el gobierno opresor de Sanchenzstein, o los insufribles libros que aspiran a ser ‘libros de texto’ obligatorios para la asignatura de la formación del espíritu nacional catalán que podrían utilizar en las escuelas como señuelo para que los inspectores y los censores del régimen no les pongan pegas por su españolismo..
PD Todas esas publicaciones más bien tirando a fachis y ultrarrancias, subvencionadas por los prebostes lazis, junto con las que enaltecen los golpes de estado y las que promocionan las secesiones unilaterales basadas en los principios fundamentales del movimiento nacional que sea creo que están prohibidas por la nueva ley de ‘memoria democratica’ sanchista. Es que los golpes de estado están prohibidos por la Constitución española, sabe.
Nota Bene(dictina): Un saludo amigo Keunner, hasta más ver. Un placer estar de acuerdo con usted en casi todo.
Cada día más cerca de los neonazis. Y luego metemos el dedito en ojo ajeno.
Viva la democracia catalana.
Siempre comparado con un fascismo extranjero. Nunca con el fascismo autóctono, el falangismo. No sé por qué será…
YO desde 2017 ya no compro nada catalán , ni coches , ni gasoil de Repsol , ni Energia de Naturgi , ni dinero en la Caixa o Sabadell (yo era de Bankia-CajaMadrid , antes de que se la diera Sanchez a los Catalanes) …ni fiambres o carnes en Mercadona ….NADA de NADA !!!
Mi familia ya se ha independizado de sus Productos , lo votamos en «referendum»….
Será que eres muy cortito.
SI no sabes diferenciar entre Fascismo , Franquismo , Nazismo , Falangismo …para que te metes en el foro ….Monguer ???
Totalmente de acuerdo, además que sepamos todos que el Boicot lo iniciaron los separatistas catalanes contra todo lo español, empezando por lo de prohibir rotular en español, cuando lo permiten en cualquier otro idioma.
Atención que la Font Vella utiliza una triquiñuela al reflejar en la botella de forma destacada: «embotellada Sigüenza, Guadalajara».
Para muestra, de los miles de titulares de prensa que hay , un solo titular de prensa de fecha 8/11/2018 que deja las cosas claras: » La ANC promueve el boicot a los productos españoles».
Así es. Incluso en la web lo primero que miramos cuando nos interesa un artículo bajar hasta «Aviso Legal» y ver quien es el vendedor legal.
Y el ‘pantumaca’ que ya ponen hasta en cualquier bar de barrio de Madrit por modesto que sea el local, tampoco?
No le parece un poco exagerado, pregunto, tener que andar mirando todo el día el origen de los productos que compran en familia (casi todos madre in China) como hacen aquí en Tabarnia España (Spain) casi todos los hipermercados europeos para hacerles la pelota a los nacionalistas catalazis señalándolos en los lineales con un cartel impreso con la senyera catalana? ‘Que culpa tiene el tomate …’?
Un saludo
No le pida peras al olmo.