Aragonès ficha para su comité del referéndum a una asesora que se opone a esta vía
La politóloga Àstrid Barrio explica a THE OBJECTIVE que su participación en el Consejo Asesor irá dirigida a demostrar que el plebiscito no es la mejor opción
Àstrid Barrio, miembro del Consejo Asesor para el referéndum de Aragonès. | Jordi Bedmar
El Consejo Asesor creado por Pere Aragonès en su particular vía canadiense para lograr un referéndum acordado con el Gobierno se ha reunido por primera vez este miércoles con el presidente. Los nueve expertos que conforman este nuevo organismo son académicos e investigadores que discrepan en las vías para abordar la cuestión, pero solo una de ellas, la politóloga Àstrid Barrio, ha suscitado las críticas de los sectores más independentistas por haberse opuesto al referéndum del 1 de octubre de 2017.
En conversación con THE OBJECTIVE, Barrio justifica su incorporación en el Consejo Asesor porque siempre ha sido favorable al «diálogo» y, también, porque intentará convencer a sus interlocutores de que «el referéndum no es buen mecanismo de resolución del conflicto para el caso catalán».
«Lo que hay que plantear es que un referéndum es un buen instrumento cuando hay situaciones donde es muy clara la existencia de dos posiciones. Pero para el conflicto en Cataluña no es la solución. Hay que poner de manifiesto que no existe un 80% de personas que estén de acuerdo en votar. Una cosa es lo que puedan decir sondeos dirigidos y otra la representación parlamentaria, donde no hay ni ha habido nunca un 80% a favor de votar en referéndum», abunda.
Barrio pretende demostrar que la realidad catalana es más compleja. Con «parte de la población que quiere la independencia, pero mucha otra que se contentaría con otro sistema de fiscalidad». Otras que se decantan «por el federalismo y una parte, minoritaria, que revocaría la autonomía para tener un Estado centralizado. La gama es muy grande y obligar a posicionarse es forzar las cosas».
La otra cara de la vía canadiense
Tras el fracaso del 1-O, ERC ha tomado a Canadá como uno de sus modelos para lograr el referéndum. No obstante, una de las premisas del llamado Acuerdo de Claridad es que las zonas del Quebec donde ganará el ‘no’ seguirían formando parte del Canadá. Es decir, no llegarían a independizarse junto al resto del Quebec. Una opción que en el caso catalán, el nacionalismo siempre ha considerado que sería una especie de «ulsterización de Cataluña».
A este respecto, la politóloga explora vías que respeten los tres principios que se respetaron en el Acuerdo de Claridad del país norteamericano: «El modelo de Canadá hizo posible tres principios básicos, el principio democrático, el principio de legalidad y el principio de las minorías. Lo que no se puede hacer y lo que se ha hecho hasta ahora en Cataluña es dar prioridad al principio democrático, y con un sistema electoral que les favorece y les da una gran mayoría parlamentaria. Ni tampoco lo que han hecho los partidos estatales, cuya única respuesta ha sido la legalidad vigente. Ambos principios son indisociables, y hay que añadir el principio de respeto a las minorías».
Sin votaciones dicotómicas
Barrio constata que el nacionalismo catalán puede ser una minoría respecto al resto de España, pero una mayoría en su comunidad: «Hay que plantear algo para que no estén bloqueados por la mayoría».
Este nuevo consejo apenas ha echado a andar. Pero Barrio contempla desde «una reforma del Estatuto y votación final por referéndum» –es decir, que la sociedad catalana se «pronuncie sobre un acuerdo»- hasta una reforma constitucional que sume a otras fuerzas estatales.
De momento, la propuesta del Consejo Asesor parte casi en exclusiva de Aragonès. Junts y la CUP consideran que el referéndum válido fue el del 1-O y ven improbable que el Gobierno acepte una votación con garantías en Cataluña. Al mismo tiempo, fuerzas como En Comú Podem, partidarias a votar en referéndum, han sostenido que el presidente de la Generalitat ha formulado ahora la medida por motivos estrictamente «electoralistas».
