Guerra cree que el Rey tendrá «problemas morales» si hay que firmar una ley de amnistía
El exvicepresidente niega la desinflamación en Cataluña: «Los niños siguen sin poder hablar castellano en la escuela»
El exvidepresidente del Gobierno Alfonso Guerra ha señalado este jueves ante una hipotética ley de amnistía que el Rey se va a enfrentar a «problemas morales» cuando tenga que firmarla tras su discurso del 3 de octubre de 2017. En él apostaba por asegurar el orden constitucional ante quienes quieran quebrar la unidad de España.
Para Guerra, «si tiene que firmar eso, tendrá que acordarse del discurso que hizo el 3 de octubre, porque ese texto sería exactamente lo contrario del discurso que hizo», ha destacado en una entrevista en Antena 3, recogida por Europa Press. A su juicio esto va a producirle al Rey «problemas morales» el día que tenga que firmar dicha ley.
«Las amnistías se dan cuando un régimen autocrático pasa a un régimen democrático y se dan por unanimidad», ha señalado a la pregunta de si la amnistía a los líderes catalanes es equiparable a las del año 1977. Sin embargo, esto lo descarta, porque a su juicio una amnistía es «cuando una sociedad decide que hay que hacer borrón y cuenta nueva para empezar una era democrática».
Guerra cree que la amnistía se «pagará cara»
Para Guerra es «un error gravísimo, que se pagará caro» y ha advertido que el procedimiento para una investidura no debería ser «aceptar todo lo inconstitucional». Además, añade que desde España no se puede estar continuamente pendiente de «lo que se le ocurra a un fugado en Bruselas».
Aunque coincide con que las crisis políticas no tienen que pasar a ser un asunto judicial, cree que si se comete un delito sí. Por tanto, «lo que no pueden hacer los políticos es decir a los ciudadanos normales que si cometen un delito tienen que responder, pero los políticos si cometen un delito no responden», ha criticado.
Ha insistido en que con la amnistía hay que tener «mucho cuidado» porque es una «impunidad que ya ni siquiera tiene que ver con la política». «No tendría ningún elemento positivo», ha reprochado, ni si quiera la «desinflamación en Cataluña, como dice Pedro Sánchez», ha recalcado. Al mismo tiempo ha desmentido la postura que defienden desde el Ejecutivo: «¡Es mentira!, allí los niños siguen sin poder hablar castellano en la escuela ni en el recreo, hay inspectores para evitarlo», ha denunciado.
La expulsión de Nicolás Redondo del PSOE
Al ser preguntado por la polémica que está teniendo lugar actualmente en el PSOE tras la expulsión de Nicolás Redondo, Guerra ha señalado que «intentar efectos punitivos» para aquel que «opina lo que no me gusta, no es democrático».
Sin embargo ha mantenido que él es «bastante leal» al partido porque cuando la dirección ha tomado alguna decisión «la ha seguido» pero que lo que no puede hacer es «cambiar todos los días de posición». «Mi partido es el PSOE y siempre será mi partido aunque a veces no coincida», ha destacado al tiempo que ha sentenciado que «nunca» votará a la derecha.
Ante las peticiones de algunos exdirigentes socialistas como Redondo o ciertos barones del partido para que el PSOE se abra a negociar con el PP en vez de con los grupos nacionalistas, Guerra ha mostrado su convencimiento de que ambos partidos «tienen que darse cuenta» de que no pueden «seguir dependiendo» de estos partidos.
Y aunque sabe que es «muy difícil», ha insistido en que si no se sientan a hablar con quien no piensa como ellos «nunca llegarán a acuerdos», algo que cree que también se puede aplicar a las relaciones internas del PSOE. También ha aprovechado para pronunciarse sobre la reforma del Congreso que permite el uso de las lenguas cooficiales, algo que le parece un poco «extraño» ya que todos van a recibir las traducciones en español. «Es una imposición para que te den unos votos, no son convicciones», ha reprochado.