THE OBJECTIVE
Cataluña

El empresariado catalán hace 'lobby' en la UE para evitar los aranceles a China

Los industriales se alinean con Sánchez para frenar una guerra comercial sin consenso sobre el proteccionismo

El empresariado catalán hace ‘lobby’ en la UE para evitar los aranceles a China

Josep Sánchez Llibre, presidente de la patronal catalana Foment del Treball, en Bruselas. | Foment

El empresariado catalán presiona a la Unión Europea para que la guerra comercial entre Bruselas y Pekín tenga un impacto mínimo en sus exportaciones. Industriales de sectores como el cárnico ven con preocupación la anticipada escalada arancelaria y la aplicación de medidas proteccionistas, que tiene como objetivo defender a las compañías del Viejo Continente frente a la competencia desleal en productos procedentes de China como los coches eléctricos, pero que también implicarían mayores dificultades a la hora de exportar alimentos y otros bienes al gigante asiático.

Los grandes empresarios interesados en frenar esta guerra de aranceles se han organizado a través de la patronal Foment del Treball, que ha visitado la capital belga para trasladar sus peticiones a los mandos comunitarios. Sin embargo, este sentimiento no es unánime en todas las compañías de la comunidad autónoma, ya que si bien las de mayor tamaño y exportaciones relevantes a Asia comparten este interés, muchas firmas con fábricas de menor tamaño ven en cambio con buenos ojos el rumbo emprendido por la UE para proteger la industria local.

El presidente de la patronal, Josep Sánchez Llibre, se ha reunido con representantes de la Dirección General de Comercio de la Comisión Europea y con Oriol Escalas, el nuevo embajador representante permanente adjunto de España ante la UE. Asimismo, la delegación empresarial catalana ha hablado con Javi López, eurodiputado socialista. La finalidad de estos encuentros ha sido la de sensibilizar a las instituciones comunitarias de las consecuencias económicas que pueden tener los aranceles para la industria catalana y española, en especial en el sector porcino.

La delegación catalana ha recordado que España se ha convertido en el principal proveedor de cerdo de China y que están en juego 1.183 millones de euros en exportaciones del sector a este país. La patronal cifra en 500 millones de euros anuales las pérdidas que se podrían sufrir si China aumenta los aranceles, una medida que tendría un impacto de diez euros por cada cerdo. Calcula la organización que la producción de carne porcina da trabajo a 115.000 personas en nuestro país.

Por ello Foment ha insistido en evitar a toda costa que la tensión comercial con la potencia asiática siga creciendo, alineándose así con las tesis del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que en su cumbre con el presidente Xi Jinping, defendió afianzar los vínculos comerciales entre ambos países y expresó interés precisamente en normalizar la situación de las exportaciones de carne de cerdo. Cabe recordar que multinacionales chinas como Huawei o Xiaomi ven a España como un país amigo en una Unión Europea cada vez más hostil con sus operaciones en el continente.

Lo que es más, la patronal catalana ya medió, con reuniones celebradas en su sede en Barcelona, para que la marca automotriz china Chery fuese la primera en aterrizar en Europa con una fábrica propia en la Zona Franca de la Ciudad Condal. Lo hizo junto a Pedro Nueno, un profesor barcelonés con escuelas en el gigante asiático y ascendiente en el régimen de Xi Jinping, con quien asegura haber cenado en dos ocasiones para ofrecerle consejo. Todo ello a pesar de que Bruselas ve con inquietud este tipo de iniciativas apadrinadas por Sánchez y el empresariado catalán, pues se teme que recrudezcan la competencia china a una automoción europea en crisis.

En el empresariado catalán existe división de posturas sobre la relación comercial que debe mantenerse con China, ya que dependiendo del tamaño de la compañía y su sector, se ve al país asiático como un rival, como un socio o ambas cosas. «A nosotros ya nos vendría bien un poco más de protección», señala un pequeño industrial del sector doméstico, quien apunta que «podría haber más fábricas y empleos en Europa para producir lo que ahora se fabrica en China u otros países».

«Debería haber algo más de proteccionismo para todo lo que venga de fuera, estamos consiguiendo que toda la producción venga de fuera de Europa, de fábricas en China, India, Corea o Turquía», coincide Joan Carles Calbet, presidente del Gremio de Electrodomésticos de Cataluña y de Retailcat, patronal sectorial del comercio. «Si no protegemos nuestra economía, tendremos una invasión de productos de fuera que me gustaría saber cómo tributan, porque muchas veces no pagan IVA y hay demasiado descontrol en algunos sectores como la automoción, pero también en otros sectores que venden productos de poco importe donde hay un fraude de IVA espectacular, se ha intentado regular, pero es imposible controlar suficientemente la picaresca por la cantidad de contenedores que llegan al puerto», subraya.

Fuentes sindicales añaden que «el pequeño empresario ve una necesidad: si no tengo la visión de saltar más allá del mercado europeo, me van a dar igual los aranceles, me puedo expandir en mi territorio». Sin embargo, consideran que «cuando el empresario quiere tener una perspectiva de crecimiento, le perjudica» la guerra comercial, especialmente a la hora de expandirse internacionalmente en mercados con los que la UE mantenga una disputa arancelaria.

La teoría y los datos económicos son claros al respecto. Medidas proteccionistas como las subvenciones a empresas o los aranceles a multinacionales extranjeras no hacen sino debilitar el producto nacional, que rema a favor y no compite en igualdad de condiciones, y al consumidor, mientras que es el libre mercado entre países el que permite que cada uno se especialice en aquello que hace mejor y que su economía se desarrolle hasta su máximo potencial. Aun así, en su relación comercial con Pekín, Bruselas también tiene en cuenta otros factores de una compleja ecuación, como las multimillonarias inversiones con que el Estado chino ha regado a sus coches para que no compitan en igualdad de condiciones o la pérdida paulatina de industrias estratégicas en el Viejo Continente.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D