ERC y la CUP buscan acorralar a Puigdemont por su «silencio» sobre Gaza
ERC y la CUP compiten con los Comuns para liderar las protestas pro-Palestina y ven un filón en la ambivalencia de Junts

El presidente de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont. | EP
El foco que está teniendo Ada Colau por su implicación en una de las flotillas que llevaban ayuda humanitaria a Gaza incomoda a ERC y la CUP. Pese a que estas dos formaciones también cuentan con dirigentes en estas embarcaciones, no están gozando del mismo protagonismo que la exalcaldesa de Barcelona. Además, estos dos partidos compiten con los Comunes de Colau para liderar la ola de protestas que los movimientos de izquierda están organizando en Barcelona en solidaridad con Palestina. La estrategia que han elaborado es intentar también crecer por el flanco independentista (donde no compiten con los Comuns) y señalar la «ambivalencia» de Junts en esta cuestión y el «silencio» de Puigdemont, que no ha usado la palabra «genocidio».
Junts per Catalunya criticó este pasado jueves que PSC, ERC, Comunes y la CUP unieran sus votos para suspender el pleno en el Parlament y, como informó THE OBJECTIVE, hay cierta división interna sobre cómo abordar el conflicto. Mientras el secretario general, Jordi Turull, no dudó en calificar de «genocidio» la intervención militar de Israel en la Franja de Gaza, otros dirigentes no solo niegan que sea un genocidio, sino que ven contraproducente enfadar a un potencial aliado como Israel. Para sus intereses de lograr un eventual Estado catalán, creen que no se pueden romper los puentes con el país hebreo.
La cautela de Puigdemont
En medio de esta coyuntura endiablada, también destaca la cautela de Puigdemont. El presidente de Junts per Catalunya no ha calificado de «genocidio» en ningún momento el conflicto en Gaza. Y se manifestó en contra de boicotear los productos de Israel con motivo de la ausencia del país de Oriente Medio del evento internacional Mobile World Congress (MWC) que anualmente se celebra en Barcelona.
En un apunte en la red social X del 12 de septiembre, reivindicó que Israel era uno de los «países tecnológicamente más avanzados del mundo» y consideró que era una «decisión grave» que no participaran en el MWC. «Boicotear los productos israelíes y las empresas israelíes por el simple hecho de ser israelíes es un error que se debería rectificar lo más pronto posible», denunció.
Su comentario ya suscitó las críticas de la CUP y del entorno de la izquierda independentista. Le recordaron que el software Pegasus, propiedad de una empresa israelí, había servido para presuntamente espiar a los independentistas por parte del Gobierno. Recientemente también ha suscrito el plan del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para pacificar la región. Se niega a hablar de «genocidio» o a tomar una posición sobre el embargo a Israel.
Protesta en Barcelona
Los equilibrios de Puigdemont en este asunto obedecen a distintas causas. Por un lado, es consciente de la división interna que existe en su partido sobre este asunto. Y de que Aliança Catalana defiende sin ambages a Israel. Al mismo tiempo, algunas personas del entorno más cercano del expresidente catalán, como su jefe de Oficina, Josep Lluís Alay, son firmes defensores de Israel.
Alay no ha tenido problemas en criticar el minuto de silencio en el Parlament a favor de Palestina –al que también se sumó Junts– o la suspensión del pleno. Para Alay, así como para otras figuras afines a Junts –como Pilar Rahola–, estos gestos son muy contraproducentes, y han trasladado su malestar al partido para criticar su seguidismo de los partidos de izquierda en todo lo relativo a Israel y Palestina.
ERC y la CUP quieren explotar esta contradicción de Junts. Una parte de su electorado, el más independentista, tiene simpatías por Puigdemont y a veces ha habido un trasvase de votos entre los tres partidos. Las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE creen que la manifestación de este sábado va a ser clave para ver el músculo real del movimiento pro-Palestina. En Junts temen que la asistencia a la concentración pueda ser mayor de la que hubo por la Diada y supere los 28.000 asistentes.