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Comunidad Valenciana

Última batalla en el PSOE valenciano: Ferraz se juega su autoridad ante el liderazgo de Bielsa

El PSPV llega partido en dos, con viejas heridas aún abiertas y con la sombra de Ferraz proyectándose con fuerza

Última batalla en el PSOE valenciano: Ferraz se juega su autoridad ante el liderazgo de Bielsa

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, entre Diana Morant y el nuevo dirigente del PSOE valenciano, Carlos Fernández Bielsa. | Rober Solsona (Europa Press)

El PSOE valenciano (PSPV) vive este fin de semana uno de los episodios internos más tensos de los últimos años con el inicio del congreso provincial de Valencia, que arrancó este viernes y concluye hoy sábado. Lo que debía haber sido un acto de reafirmación del liderazgo de Carlos Fernández Bielsa, proclamado vencedor de las primarias por un estrechísimo margen de 21 votos el mes pasado, se ha convertido en un nuevo pulso con la dirección nacional del PSOE, que no ha ocultado su incomodidad con el resultado y ha presionado hasta el último minuto para imponer condiciones a la nueva ejecutiva provincial.

El trasfondo del conflicto no es solo una cuestión de nombres o porcentajes de poder: es un pulso soterrado entre dos modelos de partido. Por un lado, el de Bielsa, que ha movilizado a buena parte de los alcaldes del área metropolitana y del «cinturón rojo» en torno a su proyecto. Por otro, el de Ferraz, con el aparato de Pedro Sánchez y Diana Morant al frente, que teme que una dirección provincial alineada solo con Bielsa debilite el control del aparato federal sobre la federación valenciana, justo en un momento clave para el futuro del partido en la Comunidad Valenciana.

La herida de las primarias

Las primarias celebradas el mes pasado no ayudaron a cerrar esa fractura. Bielsa se impuso a Robert Raga con 3.412 votos frente a 3.391, lo que equivale a un 49,86 % frente a un 49,55 %. Ninguno alcanzó el 50 %, lo que provocó una cascada de impugnaciones, recursos cruzados y acusaciones internas de pucherazo. Aunque finalmente la Comisión de Ética del PSOE proclamó oficialmente a Bielsa como secretario general, lo hizo en un clima de enorme tensión que ha dejado secuelas hasta ahora.

Ferraz intervino directamente en los días previos para forzar un pacto entre las dos candidaturas, en una imagen orquestada con Diana Morant al frente, que sirvió para escenificar una supuesta unidad, pero que escondía profundas discrepancias. La promesa de una «integración» del sector de Raga en la nueva ejecutiva fue interpretada de forma ambigua: mientras desde Madrid se hablaba de una distribución del 50 %-50 %, Bielsa evitó fijar porcentajes y defendió su derecho a conformar una dirección «coherente con los resultados de las urnas».

El pulso por la ejecutiva

El nudo del congreso que arrancó este viernes está precisamente ahí. Ferraz no se resigna a ceder el control de la provincia a Bielsa sin contrapartidas. El entorno del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha estado maniobrando discretamente para que figuras afines puedan ocupar cargos clave en la nueva estructura. Una de esas piezas es la Secretaría de Organización, que se ha convertido en el principal punto de fricción: Bielsa se niega a cederla a los afines de Raga, y menos aún si viene impuesta desde Madrid.

Además, Bielsa pretendía en las vísperas del evento que la presidencia del congreso recayera en Toni Gaspar, expresidente de la Diputación y cercano a él. Sin embargo, Ferraz movió ficha para intentar que también Robert Raga presentara candidatura a ese puesto, reventando así la voluntad inicial y generando un nuevo foco de tensión.

Congresos dentro del congreso

En paralelo, el congreso provincial del PSPV ha dejado de ser solo una cita organizativa para convertirse en un termómetro del estado interno del socialismo valenciano. Las delegaciones comarcales han llegado divididas y sin una hoja de ruta clara. La falta de un programa oficial hasta última hora, las enmiendas no debatidas y la desconfianza mutua entre los sectores han provocado un clima enrarecido en el que todo puede pasar.

A esta incertidumbre se suma la irrupción del congreso comarcal de la ciudad de Valencia, donde Pilar Bernabé, delegada del Gobierno y afín a Ferraz, ha anunciado que presentará el próximo martes su candidatura a la secretaría local. Esa jugada se interpreta como un intento más de la dirección nacional por construir un contrapeso interno a Bielsa en el territorio. La figura de Bernabé, que podría aspirar incluso a la alcaldía en 2027, simboliza la apuesta de Pedro Sánchez por reforzar su implantación en la capital tras la salida de Sandra Gómez y los malos resultados en las elecciones municipales de 2023.

División de alcaldes, presión de militantes

Mientras las cúpulas negocian en los despachos, buena parte de la militancia sigue desorientada. El congreso se celebra en un ambiente enrarecido, donde ni siquiera los alcaldes –tradicionales vertebradores del partido– mantienen una posición unánime. Algunos, como los de Mislata, Quart o Xirivella, se alinean con Bielsa; otros, como el de Riba-roja, Robert Raga, siguen siendo referentes en sus comarcas y aglutinan a sectores molestos con el liderazgo actual.

La sensación entre los cuadros medios es que la presión de Madrid ha sido excesiva y ha contribuido a reforzar el relato de Bielsa como un líder «autónomo, de territorio, no teledirigido». No son pocos los que advierten que si el congreso deriva en un conflicto abierto, las heridas podrían prolongarse más allá de hoy.

Una batalla que marcará el futuro

Desde la dirección nacional, sin embargo, se defiende en que su intervención ha sido responsable y constructiva. Aseguran que no buscan imponer nombres, sino garantizar la cohesión del partido y una ejecutiva plural. Sin embargo, a nadie escapa que la situación en Valencia ha sido más compleja de lo previsto y que la foto de unidad que se intentó escenificar con Diana Morant ha perdido fuerza en los últimos días.

Lo que está en juego en este congreso provincial va más allá del reparto de cargos. Marca el tono de la relación entre el PSPV valenciano y la dirección federal, en un contexto en que Pedro Sánchez quiere reforzar su poder territorial tras los cambios de ciclo autonómico y municipal de hace dos años. Una victoria clara de Bielsa, con una ejecutiva propia, enviaría una señal de autonomía que puede incomodar en Ferraz. Por el contrario, un congreso con cesiones visibles a los afines de Sánchez podría desmovilizar a las bases y erosionar la credibilidad del liderazgo provincial.

Sea cual sea el desenlace, lo cierto es que el PSPV ha llegado a este congreso partido en dos, con viejas heridas aún abiertas y con la sombra de Madrid proyectándose con fuerza. Bielsa, al menos de momento, resiste. Pero las próximas horas serán decisivas para saber si su liderazgo sale reforzado… o recortado desde Ferraz.

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