The Objective
Comunidad Valenciana

La crisis de Vox Valencia por el goteo de salidas pone en la picota a la actual dirección provincial

El exvicepresidente de la Generalitat, Vicente Barrera, gana fuerza como relevo de consenso a Ignacio Gil Lázaro

La crisis de Vox Valencia por el goteo de salidas pone en la picota a la actual dirección provincial

El exvicepresidente de la Generalitat Valenciana, Vicente Barrera (i), el diputado nacional de Vox Carlos Flores (c) y el presidente de Vox Valencia, Ignacio Gil Lázaro (d). | Europa Press

Vox atraviesa una crisis en la Comunidad Valenciana. La formación que preside Santiago Abascal vive una cascada de dimisiones, conflictos internos y tensiones territoriales que han puesto en el punto de mira a su actual presidente provincial de Valencia, el diputado Ignacio Gil Lázaro. En medio de la descomposición municipal, se abre paso un nombre como solución: Vicente Barrera, exvicepresidente de la Generalitat y perfil de consenso para la renovación.

La situación ha alcanzado niveles críticos. Tan solo en las últimas semanas, Vox ha perdido concejales en Valencia, Torrent, Náquera, Bétera, Serra y Almassora, afectando tanto a municipios grandes como pequeños. En muchos de ellos, el Partido Popular depende del apoyo de Vox para gobernar, por lo que el deterioro también compromete la estabilidad de los pactos consistoriales con los populares.

Pero hay nuevos focos de conflicto que amenazan con reventar en las próximas semanas. En Burriana, el concejal Jesús Albiol, secretario de Vox Castellón y diputado provincial, se enfrenta a una situación de creciente tensión interna que podría desembocar en ruptura con el grupo local. En Alcoy, la relación entre el portavoz de Vox y su número dos se ha deteriorado hasta el punto de rozar acusaciones de supuesto acoso laboral. Y en Elche, uno de los casos más graves: el concejal Samuel Ruiz se enfrenta a un posible juicio por un presunto delito de revelación de secretos, tras hacerse pasar por otra persona para obtener información privada de antiguos compañeros de partido, en una causa que arrastra desde 2019. Pese a ello, el partido no ha tomado medida alguna contra él, provocando acusaciones de doble rasero.

Esa actitud contrasta, por ejemplo, con lo ocurrido en Valencia capital, donde Vox suspendió temporalmente a Juanma Badenas por un presunto caso de corrupción desvelado por THE OBJECTIVE con contrataciones adjudicadas a dedo a la empresa del marido de la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé. Aun así, Badenas y su pareja, la también concejal Cecilia Herrero, fueron finalmente readmitidos por Vox y por la alcaldesa María José Catalá, a pesar del malestar interno en la secretaría general del partido. Además, la Fiscalía Anticorrupción investiga ahora otros contratos adjudicados durante su gestión, lo que mantiene abierta la crisis institucional.

En Náquera, la salida de Marta Izquierdo, pareja del diputado nacional Carlos Flores, ha dejado al partido con su única alcaldía en la Comunidad Valenciana en una situación delicada. La concejal pasó al grupo de no adscritos tras no cumplirse sus expectativas de ser designada vicepresidenta provincial, una decisión que correspondía a Gil Lázaro. Algunos ven en esta maniobra un intento deliberado de debilitar a Flores, con quien Gil Lázaro mantendría una soterrada lucha de poder, como también con el exlíder del partido en Valencia, Badenas.

Vicente Barrera, el relevo

Esta crisis ha desatado un clamor interno para que haya un relevo en la dirección provincial. El nombre que suena con más fuerza es Vicente Barrera, figura respetada dentro del partido, con experiencia institucional y un perfil más conciliador. Su designación no requiere congreso ni primarias, por lo que bastaría con una decisión del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y una visita de la vicesecretaria nacional de Organización, María Ruiz, con la decisión bajo el brazo. El objetivo: cortar la sangría de concejales, recomponer estructuras locales y preparar el partido para 2027.

En paralelo, el tablero interno arde: Gil Lázaro intenta mantener el control, debilitando a figuras como Flores e impidiendo el regreso de José María Llanos, actual portavoz parlamentario autonómico y anterior presidente provincial que también aspira a recuperar presencia, aunque pesa sobre él una gestión polémica. Mientras tanto, los militantes asisten con desconcierto al caos territorial. La verticalidad del partido, que hasta ahora había sofocado cualquier intento de disidencia, se resquebraja ante la acumulación de errores, escándalos y enfrentamientos personales.

Fuentes de la dirección nacional afirman a THE OBJECTIVE que el Comité de Acción Política (CAP) no ha abordado aún ningún cambio en la dirección provincial, y señalan que Gil Lázaro sigue gozando de un buen predicamento en Madrid. No obstante, indican que trabajar en la formación «implica descartar personalismos, baronías, egoísmos y aceptar que Vox es un partido nacional coherente». Por último, critican los titulares dedicados a las salidas de cargos municipales, apuntando a que son «consecuencia, en su inmensa mayoría, de esa falta de coherencia».

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