El principal puerto español deja a su policía sin esposas y gas pimienta por un concurso fallido
La adjudicación declarada desierta incluía también defensas, placas para chalecos antibalas y aros salvavidas

Dispositivo de seguridad en los accesos al Puerto de Valencia. | Carlos Luján (Europa Press)
La seguridad de los 200 agentes de la Policía Portuaria de Valencia atraviesa un momento crítico. El concurso convocado para dotarles de material básico ha sido declarado desierto por falta de ofertas, dejando en el aire la adquisición de equipos tan elementales como grilletes, gas pimienta, chalecos balísticos, guantes anticorte o linternas tácticas. Fuentes internas del puerto advierten de que no se trata de un caso aislado: «El problema es en Policía Portuaria, pero también en mantenimiento y en otros departamentos. Tú abres los expedientes y todo está desierto».
El informe oficial de adjudicación, publicado el 23 de junio en la Plataforma de Contratación del Sector Público, confirma que el procedimiento EC25-C10-02710, con un presupuesto base de 30.250 euros (25.000 sin impuestos) y un valor estimado de 55.000, quedó desierto, es decir, sin licitadores. El acuerdo se firmó el 20 de junio de 2025. El pliego al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE detallaba una larga lista de necesidades: 200 aerosoles de pimienta, 60 esposas, 150 guantes anticorte, 20 defensas de seguridad, 18 placas para proteger los chalecos antibalas, además de conos, linternas, vallas, señales de tráfico, dispositivos de inmovilización de vehículos y aros salvavidas. Todo ello con plazos de entrega urgentes: 15 días, reducidos a siete en casos de necesidad.
Que no haya habido empresas interesadas abre interrogantes sobre la gestión: ¿se trataba de un presupuesto poco atractivo? ¿Un diseño de pliego poco realista? En cualquier caso, el resultado es el mismo: la Policía Portuaria sigue trabajando con material insuficiente o caducado, según denuncian desde dentro del organismo público.
«Falta ropa y chalecos, algunos están caducados»
Los testimonios de agentes y trabajadores portuarios confirman la gravedad de la situación. «En Policía Portuaria falta de todo: defensas, grilletes, fundas, gas pimienta. Algunos chalecos salvavidas están caducados. Hay compañeros nuevos que llegaron en verano y no tenían ropa ni material asignado. Hubo controles en los que se improvisó con chalecos prestados», señalan a THE OBJECTIVE.
Otro trabajador lo explica con crudeza: «La Policía Portuaria se queda sin gas pimienta, sin esposas, sin linternas. Eso no significa que no haya nada, significa que lo que hay está forzado, que se tira de lo que queda en los almacenes».
La consecuencia es que los agentes patrullan sin la protección adecuada. «Nosotros no llevamos armas. Solo gas pimienta y una defensa extensible. Si hay un altercado violento, tenemos que esperar a que llegue la Guardia Civil. Y más de una vez nos hemos visto solos, teniendo que dar el alto a personas sospechosas que podían ser peligrosas», recuerda un veterano.
Las fuentes internas apuntan directamente a la alta dirección de la Autoridad Portuaria de Valencia, con Mar Chao a la cabeza. Denuncian que modificó el protocolo de contrataciones pero el resultado ha sido paralizar expedientes y multiplicar los concursos desiertos. «Ella dirá que lo hace por transparencia. Pero cuando le pides información, no te la da. Transparencia de cara afuera, opacidad por dentro», critica un trabajador. La desconfianza interna se mezcla con el malestar: «La gente está quemada. Si eres un electricista y necesitas material, no llega. Pides una silla o una mesa, no llega. Con la Policía Portuaria es aún más grave, porque afecta a la seguridad de trabajadores y del recinto».
El puerto de Valencia es la mayor infraestructura logística de España y una de las más relevantes del Mediterráneo. Por sus muelles transitan a diario miles de trabajadores, transportistas y visitantes. La Policía Portuaria, aunque centrada en funciones administrativas y de control de accesos, es clave para garantizar que el tráfico interno fluya y que se detecten situaciones sospechosas. «Nosotros no hacemos decomisos de droga, eso lo lleva la Guardia Civil y Aduanas. Pero sí tenemos que parar vehículos, dar avisos, intervenir en accesos. Y si hay alguien violento, nos toca contenerlo hasta que llegue la Guardia Civil. Para eso necesitas medios, no puedes improvisar», resume un agente.
Sin embargo, hoy esa capacidad está comprometida. Fuentes internas hablan de material caducado, chalecos deteriorados y ausencia de repuestos. Y advierten: «El puerto no puede parar. Si los agentes no tienen medios, se improvisa. Y eso es un riesgo para todos».
Versión oficial
Consultadas por este medio, fuentes de la Autoridad Portuaria admiten que no es la primera vez que un procedimiento queda desierto. Recuerdan, sin embargo, que la normativa de contratación pública ofrece alternativas: «En estos casos, de acuerdo a las normas de contratación del Estado, y en función de la necesidad de disponibilidad del suministro a contratar, hay varias opciones: se puede iniciar un nuevo procedimiento abierto, ordinario, simplificado o supersimplificado; se puede iniciar un procedimiento negociado sin publicidad si concurren las condiciones; se puede iniciar un procedimiento de adjudicación directa en los casos previstos; o se puede no volver a licitar si ya no se considera necesario. Se adoptará el procedimiento que corresponda según cada caso».
La explicación introduce matices, pero no disipa la preocupación inmediata: los agentes siguen sin equipamiento nuevo y no se ha anunciado todavía cuál de esas vías se activará.
El episodio del concurso desierto no es un hecho aislado, sino un síntoma de un problema más amplio que afecta a los servicios básicos. En el caso de la Policía Portuaria, la consecuencia es clara: 200 agentes trabajan sin garantías mínimas de equipamiento. La presidenta Mar Chao, que prometió modernización y transparencia, se enfrenta ahora a las voces que critican que se haya descuidado algo tan esencial como es la seguridad.