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Comunidad Valenciana

El jefe de la Confederación del Júcar se mete en un lío por sus contradicciones ante la juez

Los relatos de Bernabé (delegada del Gobierno), Núñez (Aemet) y Mompó (Diputación de Valencia) lo desmienten

El jefe de la Confederación del Júcar se mete en un lío por sus contradicciones ante la juez

Miguel Polo ha comparecido ante la juez tras 11 meses de silencio. | Rober Solsona / Europa Press

Miguel Polo, presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ)organismo del Gobierno— ocupó este viernes el centro del huracán por las contradicciones entre su declaración como testigo y las transcripciones judiciales ya incorporadas a la causa sobre la fatídica dana del 29 de octubre del pasado año. Ante la magistrada, sostuvo que nunca dijo «que Forata se fuera a romper», y que poco antes de las 18.00 horas pidió emitir un mensaje para que la población subiera a plantas altas. Sin embargo, los relatos oficiales de Pilar Bernabé (delegada del Gobierno), José Ángel Núñez (Aemet) y Vicent Mompó (Diputación de Valencia) ante la misma juez lo desmienten.

La primera dejó claro que «por parte del presidente de la CHJ se informó (…) de que podría rebosar y suponer una rotura»; el segundo anotó que «no se descartó escenario de rotura de la presa»; y el tercero afirmó que fue ese anuncio de reventón inminente lo que desencadenó finalmente el mensaje ES-Alert a todos los teléfonos móviles de la provincia. Los tres ubican, además, la primera discusión sobre el envío masivo del mensaje en torno a las 19.00, no antes, como mantiene Polo.

Más allá de la disputa horaria, la vinculación orgánica de la CHJ con el Gobierno añade relevancia política a la declaración. La CHJ forma parte de la Administración General del Estado y su presidente es nombrado por el Gobierno. Es decir, las actuaciones de la confederación trascienden el ámbito puramente administrativo y hay que situarlas en la cadena gubernamental de gestión de emergencias que confluyó en el Cecopi junto con la Generalitat y la Delegación del Gobierno.

Ojos puestos en Forata

Polo detalló la evolución de la presa de Forata. Confirmó que la CHJ gestionaba el embalse y que a las 18.00 se declaró escenario 1 y «enseguida» escenario 2, con el aliviadero operando, el desagüe de fondo obstruido por sedimentos —«algo frecuente», dijo— y tomas de riego cerradas. En la presa había tres personas trabajando. Preguntado por la documentación aportada sobre el embalse, admitió que en el expediente consta el último informe anual de 2022 y dijo desconocer si existe el de 2023, pese a la obligación legal de emitirlo.

A lo largo de la comparecencia, Polo defendió que la CHJ no monopolizó el Cecopi ni adoptó decisiones fuera de su competencia: «Informamos del estado de la presa y sugerimos medidas», afirmó, para remarcar que «sigo sin entender por qué no se adoptaron». Recalcó que no planteó evacuaciones, sino refugio en alturas, y que en conversaciones internas la comisaria de presas descartó el colapso de Forata. Con todo, aseguró que propuso enviar un mensaje específico por Forata, con caudales y posibles afecciones aguas abajo.

Sin embargo, mientras todos los ojos estaban puestos sobre Forata, el punto más delicado del día estaba en el barranco del Poyo. Polo declaró que entre las 16:15 y las 18:43 no recibió de sus colegas datos relevantes del Poyo y que a las 18:43 el Sistema de Alertas (SAIH) emitió un aviso; a las 18:45–18:50, el jefe del SAIH subió a comunicárselo.

Explicó que el correo que entonces se mandó incorporaba un «primer, segundo y tercer aviso» porque los umbrales de escorrentía del Poyo son muy próximos y, durante la comprobación y validación, los avisos pueden solaparse. Recordó que el primer parte —a las 16:15recogía un descenso de caudal, mientras que el de 18:43 ya resultaba preocupante por su coherencia con el empeoramiento general.

«1.600 m3/s no es tan grave»

Pese a ello, admitió que no trasladó activamente esa información por vía telefónica a la consejera Salomé Pradas ni a la delegada del Gobierno. Su argumento es que «1.600 m³/s no es tan grave» en una rambla si no se combina con otros aportes, que lo crítico fue la confluencia con otros barrancos, como Horteta y Gallego, y que presuponía que Emergencias —dependiente de la Generalitat pero coordinada en CECOPI con la Delegación del Gobiernoya lo estaba viendo por sus propios sistemas y por el volumen de llamadas registrado en el 112.

Aquí se insertó un intercambio llamativo por el tono de Polo, a propósito del alcance del ES-Alert y del conocimiento sobre focos concretos en l’Horta Sud: «¿Sabía lo que pasaba en Saleta y Hostalet?» —le preguntaron las acusaciones particulares—. «El SAIH no es el show de Truman, es una información complementaria; la información se debe contrastar. Yo no tengo información, del barranco de la Saleta no se tenía información. En Aldaia, lo que ocurrió con la Saleta fue por el desbordamiento del Poyo», respondió. A la repregunta —«Cuando le dan el dato del Poyo, ¿tenía información del resto de barrancos o ramblas de la comarca l’Horta Sud que le haga decir… ‘como se junten…’?»—, zanjó: «No, yo no tengo esa visión. El SAIH no la tiene».

El Ministerio Fiscal repreguntó por qué la CHJ envió un correo cuando el Poyo llevaba 1.800 m³/s y no con 1.000 m³/s o con los saltos intermedios. Respuesta de Polo: sería «redundante» porque esa información «debía llegar al Centro de Coordinación de Emergencias por otra vía». A la cuestión de quién decidió notificar a las 16.15 y no volver a hacerlo hasta el salto de 1.800 a las 18.15–18.43, apuntó a un técnico del SAIH —«tres personas» implicadas— y reiteró que, a su juicio, «no había capacidad de reacción» con esos datos.

Esa tesis abre un flanco evidente. Si Polo conoció a las 18.45 el desbordamiento del Poyo y no activó un aviso adicional al Cecopi porque «ya no había margen», realmente lo hizo cuando Paiporta, Massanassa y Catarroja acumulaban graves daños y cuando diversos expertos sitúan las primeras víctimas desde primeras horas de la tarde, antes de que la riada golpeara de lleno el área metropolitana. Y añade otra incoherencia: aunque calificó el dato del Poyo como «no tan grave», admitió que precisamente esa información motivó añadir la zona de la Horta Sud al ámbito del mensaje de ES-Alert, mientras el Cecopi —copresidido por la Generalitat y la Delegación del Gobiernoincluía zonas como la Hoya de Buñol y el jefe del SAIH pedía sumar Ribera Baja. Es decir, el dato que no consideró relevante sí tuvo efectos en la decisión de alerta dentro del Cecopi.

Choque de versiones

En el repaso técnico, Polo añadió que para él el «aviso rojo» meteorológico ya funciona como Sistema de Alerta Temprana, y que la CHJ trabajó con acceso directo a la aplicación del SAIH en dos pantallaslluvias y comunicaciones—, realizando rondas de consulta sobre ríos y presas. Indicó que en el SAIH había tres personas —citó a Carmen González, además de otras dos— y que no se levantó acta formal de aquellas reuniones. En el plano documental, no pudo aclarar por qué no consta en la causa el informe anual de 2023 de Forata —el último aportado es 2022, pese a la exigencia normativa—, un aspecto que refuerza la responsabilidad estatal en la trazabilidad de la seguridad de presas.

La batalla horaria del ES-Alert resume el choque de versiones. Polo asegura que lo propuso antes de las 18.00; Bernabé, Núñez y Mompó coinciden en que no se habló de ES-Alert hasta las 19.00. El envío masivo a móviles llegó en torno a las 20:12, cuando, de acuerdo con los registros del SAIH, el caudal del Poyo ya se había disparado y la tragedia estaba en curso.

Con todo, la jornada de este viernes ha dejado a Polo en apuros: su versión no cuadra con tres testimonios clave, presenta lagunas documentales sobre Forata y ofrece una justificación —la falta de margen de reacción— difícil de conciliar con el hecho de que la información del Poyo sirvió para ampliar el radio de la alerta.

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