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Comunidad Valenciana

Carlos Mazón encara su 'mes horribilis' con una izquierda envalentonada pero que no despega

La izquierda trata de aprovechar la presencia del presidente valenciano en el 9 de Octubre para tensionar la calle

Carlos Mazón encara su ‘mes horribilis’ con una izquierda envalentonada pero que no despega

Carlos Mazón, este jueves, durante la sesión de control en las Cortes Valencianas. | Rober Solsona / EP

El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, encara su mes más complicado desde la tragedia de la dana del pasado año. Octubre no solo es el mes del aniversario de la catástrofe, sino que coincide con la celebración del día grande de los valencianos, concretamente el 9 de Octubre. En esa fecha, la presencia en actos y en la calle de Mazón sería absoluta, como él mismo se ha apresurado estos días a confirmar, pero también supone un examen público de primer orden en un contexto de máxima tensión política y social.

El presidente de los valencianos se dispone así a afrontar el primer gran acto público desde la dana del 29 de octubre de 2024, una tragedia que segó la vida de 229 personas y que provocó un vuelco en la opinión pública sobre la gestión llevada a cabo por las administraciones. Desde entonces, Mazón ha intentado recomponer su imagen ligándola a la reconstrucción de las zonas afectadas, pero en estos meses también ha debido encarar manifestaciones que pedían su dimisión y protestas que han interrumpido actos oficiales. Su presencia en dicha jornada festiva había llegado a ser puesta en duda por el riesgo de incidentes, pero finalmente se ha convertido en una apuesta personal.

La tensión, por ejemplo, se ha visto acrecentada en las últimas horas por las palabras del secretario de Organización de los socialistas valencianos, Vicent Mascarell. En redes sociales afirmó que «difícilmente puede ser cívica una procesión con Mazón presente» y alentó a convertir el 9 de Octubre en un altavoz contra el presidente valenciano, lo que desde el PP se ha interpretado como un llamamiento directo a reventar los actos. Otros miembros del PP aseguran que desde el PSOE se está alentando un clima de kale borroka contra el Gobierno autonómico, reforzando la tesis de que la oposición quiere convertir la calle en un escenario de desgaste permanente.

La polémica del número dos de Diana Morant se agravó con un cruce de mensajes con la diputada popular Mar Galcerán, la primera parlamentaria autonómica con síndrome de Down en España. Después de que la diputada le reprochara un tuit, el dirigente socialista respondió con un «Usted tiene sucia la mente», un comentario que fue interpretado como un ataque directo y que desató un aluvión de críticas. Diputados valencianos del PP lo calificaron de «indigno de un cargo público» y lo consideraron incompatible con los valores de un partido democrático. Mascarell eliminó después el mensaje y pidió disculpas, asegurando que su intención era criticar la gestión del Consell, pero la polémica ya estaba servida.

Seguridad para el 9 de Octubre

En este clima, la seguridad de la jornada del 9 de Octubre se ha convertido en una prioridad. La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, trasladó a la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, su «preocupación» por el riesgo de incidentes en un día que congrega a familias, niños y mayores en el centro de la ciudad para ver la bajada de la real Señera, bandera oficial que rememora la entrada de las tropas de Jaime I en la ciudad en 1238 ante la rendición de los musulmanes. Catalá pidió que se extremaran las medidas de seguridad y el consistorio ha reforzado el dispositivo municipal hasta los 509 efectivos, un 23% más que en el pasado año.

El Gobierno central también ha preparado un despliegue extraordinario, con 1.800 agentes de Policía Nacional –300 más que en 2024– a los que se sumarán Guardia Civil de Tráfico, unidades caninas, helicópteros y grupos de intervención rápida. «Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado van a trabajar al cien por cien para garantizar el orden público», afirmó Bernabé, quien recordó que la organización de los actos corresponde a la Generalitat y al Ayuntamiento. Preguntada sobre si era prudente la asistencia del presidente Mazón, respondió que «es una decisión personal que no me corresponde valorar».

El 9 de Octubre es solo la primera de las pruebas de fuego que Mazón afrontará este mes. El día 29 se celebrará en la Ciudad de las Artes y las Ciencias el funeral de Estado en memoria de las víctimas de la dana, con la presencia de los Reyes, del presidente del Gobierno y de presidentes autonómicos. Apenas dos días después, el Consell deberá presentar los presupuestos de 2026, para los que necesitará el apoyo de Vox, lo que abre semanas de negociaciones en las que se prevén concesiones delicadas al socio de coalición.

Ya en noviembre, se consumará la salida del vicepresidente segundo, Gan Pampols, y la remodelación del Consell anunciada por Mazón, una oportunidad para dar oxígeno al Ejecutivo si se interpreta como un impulso de gestión en la segunda mitad de legislatura. Sin embargo, el horizonte sigue marcado por los procesos judiciales y las comisiones de investigación abiertas en las Cortes Valencianas y en el Congreso sobre la dana, que pueden arrojar nuevas revelaciones comprometedoras para el presidente.

Oposición que no despega

La oposición, mientras tanto, no logra proyectar una alternativa clara. El PSOE valenciano, bajo el liderazgo de Diana Morant, insiste en centrar toda su estrategia en la dana. Su intervención en el Debate de Política General fue criticada incluso por sectores internos, que consideran que «solo sabe hablar de la dana» y que el partido carece de un relato político capaz de conectar con los problemas cotidianos de la ciudadanía. La polémica de Mascarell ha reforzado esa sensación de un socialismo atrapado en la crispación y sin horizonte.

Compromís, por su parte, exhibe divisiones entre quienes quieren exigir la comparecencia de Sánchez por la dana y quienes prefieren centrar las críticas en Mazón en las cortes autonómicas. El choque entre sus dos diputados nacionales, Alberto Ibáñez y Águeda Micó, reflejó las dificultades de la coalición para mantener un discurso unitario, mientras Joan Baldoví intenta sostener un equilibrio cada vez más frágil.

Así, Mazón encara un octubre cargado de riesgos, pero también de oportunidades. Si logra superar sin incidentes la procesión cívica y mantener un tono institucional en el funeral de Estado, habrá dado un paso hacia su objetivo de recuperar crédito y consolidar su candidatura para 2027. Si, en cambio, la oposición consigue convertir estas citas en una sucesión de escándalos y protestas, el presidente podría quedar atrapado en un otoño negro que amenace su futuro político. La respuesta empezará a escribirse el próximo jueves, con la real Señera recorriendo las calles de Valencia en el primer gran examen público del presidente desde la catástrofe.

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