La víctima de Almusafes denuncia a dos dirigentes del PSOE tras el mensaje de la horca
Se trata de dos mujeres del partido a nivel local acusadas de amenazas, injurias y calumnias contra la víctima

Los mensajes que recibió la víctima por redes sociales. | THE OBJECTIVE
La mujer que ha denunciado por acoso sexual y laboral al alcalde de Almusafes (Valencia), Toni González, ha presentado dos denuncias penales contra dos militantes del PSOE de la localidad, ambas mujeres, por amenazas, injurias y calumnias, según ha podido saber THE OBJECTIVE. Las denunciadas son Pepa Pastor, integrante de la ejecutiva local socialista y exconcejala, y Rosa Burguillos, militante del partido y exconcejala del PSOE en Paiporta, además de ex secretaria general de la agrupación socialista de ese municipio. Las denuncias se producen tras una escalada de hostigamiento contra la víctima en redes sociales y canales internos del partido, iniciada pocas horas después de destaparse el escándalo.
La denuncia contra Pepa Pastor se centra en un mensaje privado enviado a la víctima en redes sociales en el que, en referencia a una imagen de una baliza colgada de un árbol, le escribió: «Qué desesperada tienes que estar. Si te la pusieras tú en el cuello». El mensaje, reproducido literalmente en la denuncia, sugiere el suicidio y fue remitido, según consta, a las pocas horas de hacerse público el escándalo. Dicho texto, constituye una «inducción al suicidio» y una «amenaza y acoso» en el contexto de un proceso de acoso continuado, según han explicado fuentes conocedoras de ambas denuncias.
La segunda denunciada es Rosa Burguillos, que publicó en redes sociales un mensaje dirigido a la dirección del partido en el que atacaba directamente a la denunciante. En ese texto —del que se aporta captura— se lee: «Que demuestre la pedorra que ha denunciado que es verdad lo que dice… y que pague lo que está haciendo. Cómo se aprovechan algunas mujeres». Fuentes consultadas por TO consideran que estas expresiones «constituyen acoso, injurias y calumnias, al cuestionar su credibilidad y atribuirle intenciones espurias en un momento de máxima exposición pública».
Mujeres del PSOE al frente del acoso
Un elemento especialmente relevante del caso es que el hostigamiento más directo y agresivo contra la denunciante ha procedido de mujeres con trayectoria política en el PSOE. Fueron precisamente ellas las que encabezaron los mensajes más duros —tanto en el ámbito privado como en el público— contra la víctima de los presuntos abusos atribuidos al alcalde. Este hecho, subrayan fuentes jurídicas, no es menor en un contexto en el que el partido ha construido buena parte de su discurso político en torno a la protección de las mujeres frente al acoso.
A ello se añade una contradicción de fondo: muchas de las personas que atacaron a la denunciante lo hicieron alimentando la idea de las denuncias falsas, un argumento que el socialismo ha rechazado de forma reiterada, sosteniendo que no existen denuncias falsas por parte de mujeres en los casos de violencia sexual o malos tratos.

Ambas denuncias se enmarcan en un clima de presión sostenida que el entorno de la víctima sitúa en las primeras 72 horas posteriores a la publicación del caso. Durante ese periodo, decenas de militantes y simpatizantes del alcalde —según ha documentado este medio— acosaron y hostigaron a la denunciante en grupos de WhatsApp y redes sociales, difundiendo bulos, poniendo en duda sus afirmaciones y cerrando filas con el entonces dirigente socialista. En los chats internos del PSOE local se llegaron a proferir insultos como «tiparraca», «gentuza» y «mala persona», además de consignas de apoyo al alcalde como «yo te creo, Toni».
La víctima ya había acudido en septiembre al canal antiacoso del PSOE para denunciar los hechos. Según su relato, aquella primera denuncia no fue atendida con medidas efectivas. Fue el pasado jueves cuando volvió a denunciar, al considerar que la situación persistía y que la respuesta interna había sido insuficiente. Solo tras la dimensión pública de los escándalos de acoso sexual que han azotado en las últimas semanas a altos cargos del PSOE, el partido contactó con ella, un desfase temporal que ha alimentado críticas contra la secretaria de Organización, Rebeca Torró, y la secretaria de Igualdad, Pilar Bernabé.
Carta a la militancia
El estallido del escándalo desembocó el sábado en la dimisión orgánica de Toni González de todos sus cargos en el partido y en su solicitud de suspensión de militancia, aunque mantuvo la alcaldía desde el grupo de los no adscritos. González, alcalde desde 2015 y hasta hace una semana vicesecretario provincial del partido en Valencia, ha defendido su «honorabilidad» y ha calificado las denuncias de «rotundamente falsas», alegando un supuesto montaje y venganza. El partido abrió una investigación interna tras conocerse las denuncias.
En paralelo, el PSOE valenciano remitió una carta a la militancia advirtiendo de «medidas» contra quienes revelen la identidad de la víctima, la amedrenten o intenten contactar con ella directa o indirectamente tras la información de THE OBJECTIVE desvelando el mensaje de la horca de Pepa Pastor o los ataques desde el grupo de WhatsApp del partido. El mensaje fue reforzado el domingo por la secretaria de Igualdad a nivel autonómico, Maria Such, en redes sociales, donde pidió «ante todo, protección a las víctimas» y avisó de que el partido sería «contundente» con quienes identifiquen o intimiden a la denunciante.
La denuncia contra Rosa Burguillos añade un elemento político adicional: Burguillos fue concejala del PSOE en Paiporta y secretaria general de la agrupación socialista en ese municipio. En la actualidad mantiene una posición crítica con la dirección autonómica de Diana Morant, como evidencian sus publicaciones en redes sociales. En el entorno socialista se la identifica además como abalista, al igual que al alcalde. La víctima sostiene que su intervención pública contribuyó a legitimar el acoso y a amplificar la presión social en su contra.
El caso de Almusafes ha abierto un debate incómodo sobre la coherencia entre el discurso público tradicional del PSOE y las prácticas reales cuando el denunciado es un dirigente con peso orgánico. Las últimas denuncias elevan el caso a un nuevo estadio en el que ya no solo se investiga el acoso inicial, sino también la persecución posterior contra la víctima.
