Dos ertzainas denuncian por acoso a su jefe y a otro superior por encubrirlo durante meses
Las dos agentes solicitaron al departamento de Interior vasco y al Ministerio del Igualdad que intercedieran ante la inacción de sus superiores hace tres meses
Dos agentes de la Ertzaintza han interpuesto una querella en un juzgado vasco contra un superior policial por la situación de acoso laboral continuado que sufren ambas desde hace varios meses en la Comisaría de Hernani (Guipúzcoa). Las dos ertzainas han dado este paso después de haber pedido amparo tanto al Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco como al Ministerio de Igualdad para que «intercediese y tomase las medidas oportunas» ante la inacción de la complejo policial en el que trabajan, y haber sido «ignoradas» por dichas instituciones, según explican a THE OBJECTIVE fuentes del Sindicato Profesional de la Ertzaina (Si.P.E), quien viene denunciando desde hace tiempo el caso de estas funcionarias.
Finalmente, han sido las afectadas quienes han decido acudir a los tribunales no solo contra el presunto acosador, sino también contra otro superior que, siendo conocedor de los hechos, encubrió al ahora querellado y evitó tomar acciones al respecto, según refieren las fuentes policiales consultadas. Además, las agentes han solicitado como medida cautelar al juez su traslado inmediato a otra comisaría de la Ertaintza. Una cuestión que el tribunal todavía no ha resuelto. Por su parte, el supuesto acosador también ha demandado a las dos ertzainas por daños y perjuicios.
En diciembre, esta organización policial denunció ante el Comité de Mediación de Acoso Laboral y la Unidad de Asuntos Internos de la Ertzaintza un presunto delito de acoso laboral contra las dos mujeres del Cuerpo autonómico. Una situación que padecen, sostienen las mismas fuentes, a raíz de que una de ellas pusiese fin a la relación sentimental que mantenía con el supuesto acosador, actual jefe de patrullas del Grupo 2 de la Comisaría de Hernani, donde las dos funcionarias trabajan, aunque actualmente están de baja.
El comportamiento del funcionario en cuestión, además, estuvo «amparado» por otros superiores del complejo policial, que «no llevaron a cabo ninguna actuación al respecto» e incluso llegaron a amenazar a las presuntas víctimas con la apertura de un expediente disciplinario «si persistían en su denuncia de acoso laboral y no aceptaban voluntariamente cambiarse de grupo de trabajo», indican las fuentes consultadas por este periódico. Una circunstancia que obligó a las dos agentes a acceder a dicha petición, con el consiguiente perjuicio en su trabajo y la «merma en su conciliación de la vida laboral y familiar».
Ignoradas por el Gobierno
Razones por las que el Sindicato Profesional de la Ertzaintza también pidió a Asuntos Internos que investigase tanto al presunto acosador como a los dos jefes de éste por su «dejación de funciones» en el caso de las dos funcionarias. Unas pesquisas en curso, según sostienen las mismas fuentes, pero que cuatro meses después no han revelado ningún avance. «Ni siquiera han tomado declaración a los más de diez testigos que han presentado las supuestas víctimas», critican.
Fue precisamente esa «inacción interna» la que llevó a esta organización a solicitar ayuda directamente a la Consejería de Seguridad del Gobierno Vasco, dirigida por Josu Iñaki Erkoreka, para que «depurase las responsabilidades». Y después, a mediados de enero, al Ararteko, el defensor del pueblo del País Vasco; a la Emakunde, el Instituto Vasco de la Mujer, y finalmente al Ministerio de Igualdad para que «tomase las medidas oportunas ante el trato injusto que estaban recibiendo las dos mujeres por parte de la Ertzaintza».
Tres meses más tarde, explica Juan Carlos Sáenz, secretario de organización del Sindicato Profesional de la Ertzaintza, «no han recibido respuesta de ninguna institución». «Desde el Ministerio no se han molestado ni siquiera en decir que están analizando el caso, ni nos han requerido ningún otro dato más. Nos han ignorado», añade este agente.
Pese a todo, desde esta organización policial no se dan por vencidos, aún menos teniendo en cuenta que, si bien la situación de estas dos agentes reviste una especial gravedad, no es el único caso de quejas laborales dentro del Grupo 2 de la Comisaría de Hernani. Hasta ahora, diez agentes pertenecientes a esta unidad han solicitado el traslado a otros grupos de trabajo para «no coincidir con el supuesto acosador». «No detendremos nuestras acciones hasta que no se tomen todas las medidas necesarias y se aclaren los hechos producidos», sentencian.