El profesor Martínez Gorriarán se jubila tras las amenazas ‘abertzales’: «Esto es inaguantable»
La fachada de su facultad ha aparecido con pintadas en las que se le describe como «tránsfobo, machista y fascista»

El profesor de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y antiguo diputado de UPyD, Carlos Martínez Gorriarán. | Ilustración de Alejandra Svriz.
El profesor de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y antiguo diputado de UPyD, Carlos Martínez Gorriarán, ha recibido amenazas esta semana en el campus de San Sebastián, en donde imparte clases de Filosofía. La fachada de su facultad ha aparecido con pintadas en las que se le describe como «tránsfobo, machista, fascista y sionista». Se trata del último episodio de hostigamiento. Por eso, anuncia en conversación con THE OBJECTIVE que se jubila el próximo mes de febrero: «Es inaguantable. Me hubiera quedado unos años más, pero no se puede trabajar así. Quienes no somos parte de la gran familia nacionalista vivimos en el ostracismo».
Las amenazas han sido proferidas por estudiantes abertzales de la organización estudiantil Ikalse Aberzaleak, el sector universitario del movimiento de izquierda abertzale EHKS (Euskal Herriko Kotseilu Sozialista), que desde la pandemia de la covid está en disputa con las juventudes de EH Bildu por tener el control en los distintos centros de la UPV. Han colgado carteles acusando a Gorriarán de ser un «fascista» junto a diversas publicaciones de quien fuera uno de los fundadores del Foro de Ermua y de la plataforma Basta Ya, claves en la lucha contra el terrorismo de ETA en los años 90.
«Es una campaña que empezaron hace meses contra el profesorado no nacionalista los dos grupos [EHKS y Ernai], que andan a la greña por la hegemonía en la izquierda abertzale, y ahora me ha tocado a mí; ya estaban tardando», explica Gorriarán, que se encuentra preocupado por la radicalización de las juventudes vascas: «Llevan la política que llevaban en su día las juventudes de ETA, Jarrai, de coaccionar e intimidar».
El receptor de las amenazas ha recibido la solidaridad del rector, que lo ha llamado personalmente, y la UPV ha quitado las pancartas, pero no ha condenando lo sucedido. «Les han dejado cancha y carta blanca», lamenta Gorriarán, que abunda: «Este es el caldo de cultivo que han dejado crecer, nunca les abren expedientes. Las leyes universitarias regalan los consejos de estudiantes a estos grupos, que a su vez intervienen en la elección del rector, y tienen una influencia y poder que no se corresponde con su representatividad, que oscilará en torno al 3%».
Gorriarán ha recibido el apoyo del Partido Popular Vasco en redes sociales, así como del nuevo alcalde de San Sebastián, Jon Insausti, que ha expresado «su más rotunda condena a las pintadas amenazantes y al señalamiento contra un profesor». Sin embargo, no lo ha recibido de la universidad ni de la izquierda. «Se han pasado al lado oscuro. No podrán quejarse si les decimos que tienen complicidad, sobre todo después de lo ocurrido el otro día en Pamplona, llamando antifascistas a los proetarras».
El mismo hostigamiento que ha sufrido Carlos Martínez Gorriarán lo padecieron el mes pasado dos profesores de la UPV del campus de Vizcaya que criticaron en redes sociales el campamento transgenerista de Bernedo. Los alumnos abertzales llenaron la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de carteles contra los docentes, y trasladaron una queja formal al Rectorado para pedir que abra una investigación por comentarios «tránsfobos». Tras una investigación, finalmente no fueron expedientados.
Radicalización juvenil
El profesor de Filosofía en la UPV volvió al País Vasco en 2016, tras un periplo por la política que le llevó a Madrid, y desde entonces ha notado que el clima de tensión ha ido escalando. «Cuando volví la cosa estaba tranquila, pero esto es un disparate», cuenta Gorriarán, que ha vivido episodios muy desagradables en los últimos años. Por ejemplo, un comité abertzale integrado por un antropólogo que fue miembro de ETA, Pío Pérez Aldasoro, le enmendó la plana y aprobó a una alumna que él había suspendido, y él denunció una campaña para desacreditarlo por motivos ideológicos.
La toma de la universidad por parte de la ideología nacionalista es total. «Ahora las juventudes tienen competencia, así que juegan a ver quién es más bestia. Son pocos numéricamente, pero tienen el monopolio total del espacio público. Nadie se atreve a disputárselo, y otros chavales no pueden crear sindicatos ni asociaciones», señala el profesor de la UPV, que recuerda cómo en 2018 un joven estudiante de Historia, David Chamorro, fue apaleado por una quincena de encapuchados al grito de «español de mierda» tras crear la Agrupación de Estudiantes por la Unidad de España (AEDE).
«Son los que el otro día la liaron en Pamplona», explica Carlos Martínez Gorriarán, en referencia a los radicales que causaron disturbios en la capital navarra con el pretexto de un acto en el que iba a participar Vito Quiles, pero que ya había sido cancelado. En el País Vasco los conocen bien. «Desde que entró Pedro Sánchez y pactó con Bildu el deterioro ha sido vertiginoso, la campaña de hostigamiento contra todo el mundo ha sido creciente. No es lo de antes, cuando ETA mataba, claro, pero son tipos peligrosos».
