Los datos desmienten a Garzón: disminuye el juego privado y se eleva la edad de consumo
El ministro continúa su cruzada contra el juego privado, que se reduce en todas sus categorías, y privilegia al público, que ya supone el 91% del consumo total
Los datos dan la espalda al ministro de Consumo, Alberto Garzón, en su cruzada contra el juego privado. Según el último informe de Adicciones Comportamentales, que publica todos los años el Ministerio de Sanidad, este ya solo representa el 9% del consumo total, frente al 91% del juego público. También se ha retrasado la edad de inicio de consumo hasta los 23,3 años. Unas cifras que, según denuncian desde CeJuego, no justifican el «alarmismo» con el que el dirigente de Unidas Podemos defiende «la aplicación de una legislación restrictiva» sobre ellos.
Sanidad desmiente los estereotipos difundidos por Garzón, según el cual los usuarios del juego privado crecen en España y, con ellos, las personas en riesgo de adicción. Por el contrario, en los últimos cuatro años han decrecido la prevalencia del uso de productos de juego privado (un 30% de 2018 a 2022) y las personas con posible trastorno de juego (un 22%) o con posible juego problemático (un 35%). El único juego que crece año tras año en clientes es el público y el de la ONCE (loterías y rascas), dos categorías a las que no se aplica ninguna medida restrictiva.
Un doble rasero del Gobierno de España que se evidenció con motivo de la Navidad, cuando el Ministerio de Hacienda movilizó 55 millones en la promoción de la Lotería a la par que Consumo invirtió 236.797 euros en una campaña para «concienciar a toda la sociedad, especialmente a los jóvenes, sobre los peligros del consumo no responsable de los juegos de azar». Y eso que las loterías, rascas de la ONCE y bonolotos son los juegos de azar más recurrentes entre los jóvenes, y también son las que causan una mayor adicción a la población de 14-18 años, según Sanidad.
Es por eso por lo que desde el Consejo Empresarial del Sector del Juego (CeJuego), la asociación empresarial que engloba al 70% del juego privado, denuncian ahora que «el retrato que se hace del juego privado desde algunas administraciones públicas estatales y autonómicas parece más respaldado por motivos ideológicos que por los datos del propio Gobierno», que a continuación se desgranan.
Datos contra «mitos»
En primer lugar, el informe sobre las adicciones relativo a 2022 demuestra que el porcentaje de usuarios del juego privado se reduce en todas sus categorías, mientras que se mantienen los del juego público (la Lotería) y crecen los consumidores de las loterías instantáneas (los rascas de la ONCE). Los usuarios de apuestas presenciales, a las que se suele adscribir un crecimiento desmesurado desde el departamento que dirige Alberto Garzón, se han reducido un 12% en los último seis años.
También se ha reducido el uso de máquinas recreativas (un 20%), el bingo (29%), los juegos de cartas con dinero (48%), los juegos en casino (58%) y el juego en salas (56%). Además, el perfil del consumidor ha envejecido: los usuarios comienzan a jugar presencialmente a los 23,3 años, cuando en 2016 la media era de 22,7.
Otro de los mitos divulgados por Consumo es que la ludopatía avanza de manera galopante. Sin embargo, la cantidad de personas que pueden desarrollar algún trastorno por el uso inadecuado de los productos del juego ha descendido. Si en 2018 el 2% de la población estaba catalogada por Sanidad dentro de un posible juego problemático, ahora lo está el 1,3%, mientras que los usuarios que pueden presentar un trastorno del juego son el 0,4% y su número ha caído un 20% desde 2018.
Tampoco se sostiene el mantra de que el juego es la mayor amenaza para los jóvenes. Y es que los españoles de entre 14 y 18 años tienen el doble de probabilidades de hacerse adictos a los videojuegos y siete veces más posibilidades de engancharse a internet.
En el imaginario de Garzón, por último, la gente juega con cada vez más asiduidad, pero en realidad, el 87% de los usuarios lo hace una vez al año o una vez al mes. La mitad (49,1%) juegan dinero una vez cada 365 días y el 27,8%, cada treinta. Los jugadores diarios representan tan solo el 3% del total y su proporción se ha reducido un 30% desde 2018.
Por lo expuesto, el director general de Cejuego, Alejandro Landaluce, considera que «los datos siguen acabando con los mitos respecto al sector»: «El porcentaje de personas con posible juego problemático es cada vez menor, y el dato es una muestra de la eficacia de los controles que sí se realizan en el sector del juego privado. El reto ahora, para alcanzar la tolerancia cero con el juego problemático, es que la regulación se aplique por igual a todos los operadores, independientemente de su naturaleza pública o privada, y que los operadores públicos se sometan a las mismas exigencias de protección del usuario que los de naturaleza privada. Esa equidad supondría un paso definitivo hacia el juego y la protección de los menores».