Moncloa ordenó al embajador en Emiratos no tener ningún contacto con el rey Juan Carlos
Sorpresa y malestar en Exteriores por el trato que dispensa Ignacio de Palacio al Emérito: «No le pega ese tipo de conducta. Deben de ser instrucciones estrictas»
La orden al embajador español en Emiratos Árabes Unidos (EAU), Íñigo de Palacio, de no tener ningún contacto con el rey Juan Carlos I en Abu Dhabi no partió del Ministerio de Asuntos Exteriores, sino del Palacio de Moncloa, según indican fuentes diplomáticas consultadas por THE OBJECTIVE.
El ex alto comisionado de la Marca España, Carlos Espinosa de los Monteros, publicó este jueves un artículo en El Mundo con el título ¿Qué nuevos ataques se le pueden infringir al Rey Juan Carlos?, en el que desveló que el embajador «tiene la actitud de no recibir, ni saludar, a un súbdito español que fue tantos años su Rey, ni facilitar la vía consular para tramitar cualquier documento personal».
De Palacio llegó a la capital emiratí en septiembre de 2021 en sustitución de Antonio Álvarez Barthe. Y en este casi año y medio de trabajo diplomático en el país árabe no ha tenido ningún encuentro protocolario o privado con el padre de Felipe VI, según coinciden en señalar varios diplomáticos al tanto de la sorprendente situación.
La información de Espinosa de los Monteros padre, amigo personal del Emérito, provocó un enorme revuelo en el Ministerio, según indican las citadas fuentes, porque se tiene a De Palacio como un excelente profesional con varias embajadas a sus espaldas -Serbia y Chile- y una larga etapa en Indra como director de Relaciones Institucionales de 2014 a 2021. «No le pega ese tipo de conducta. Deben de ser instrucciones estrictas», apunta un embajador que le conoce.
La tradición diplomática con don Juan Carlos
Dentro de la diplomacia española ha sido tradición tener atenciones protocolarias y gestos de cortesía con los miembros de la Familia Real cuando han viajado al extranjero, incluso en los períodos en los que la familia de Juan Carlos I vivió exilios prolongados. De ahí la extrañeza por el comportamiento de De Palacio con el Emérito.
Un portavoz del departamento de José Manuel Albares reiteró a este periódico que el ministro «no ha dado ninguna orden al respecto» al citado embajador y que los trámites para las gestiones consulares «están perfectamente establecidos». Por su condición de exjefe de Estado, a don Juan Carlos se le deberían agilizar los trámites que necesite en la sección consular de Abu Dabi que dirige Carmen de Antonio Serrano, pero El Mundo señala que recientemente se le ha forzado a presentar instancias para realizar las gestiones.
Esta diplomática encargada de los asuntos consulares y administrativos trabajó en Moncloa junto a Albares en los dos primeros años de Sánchez en el poder. Concretamente, en el gabinete de Presidencia de Gobierno siguiendo los asuntos de Iberoamérica y el Caribe. Curiosamente, se incorporó en su puesto en la capital emiratí el 6 de agosto de 2020, justo tres días después de que Juan Carlos I abandonase España para marcharse a vivir a Abu Dabi de forma «estable y permanente».
Las citadas fuentes insisten en que todo lo que rodea este caso es «muy extraño» y que Albares «no es dado a meterse en este tipo de líos». Lo lógico es que la orden que hubiera recibido el embajador fuese la de «ser discreto» con el Emérito. Pero de ahí a «ignorarlo» hay un mundo, y De Palacio no es una persona dada a tener esta actitud. Además, «por muchas instrucciones, siempre hay formas de sortearlas» pues en los ratos libres, los diplomáticos tienen libertad para verse «con quien quieras sin dar explicaciones».
El hecho de que esto último no se haya producido, a tenor de las palabras de Espinosa de los Monteros padre, lleva a la conclusión de varios compañeros de De Palacio que el embajador recibió desde Madrid una orden muy taxativa de no tener ningún tipo de contacto con don Juan Carlos y la seria advertencia de que habría consecuencias en el caso de que se la saltase.
Varias fuentes consultadas deslizan la posibilidad de que Moncloa le haya amenazado con el cese si cruza esa línea roja y lamentan la imagen que se da de la diplomacia española con gestos de este tipo. «Hasta los criminales españoles en las cárceles extranjeras tienen derecho a visitas consulares por parte de representantes diplomáticos españoles», recuerda un diplomático.