La CUP pide vetar los gigantes negros en las fiestas porque «enaltecen el colonialismo»
La candidata al Ayuntamiento de Barcelona, Basha Changue, insta a abrir un debate para «reparar» a las «comunidades afrodescendientes» por la esclavitud
Los cubanitos de Sitges. | TO
La candidata de la CUP al Ayuntamiento de Barcelona, Basha Changue, ha abogado por abrir el debate sobre la «reparación» a los herederos de las personas que fueron esclavizadas en España tras el descubrimiento de América en el siglo XV por parte del Imperio español. En dicho hallazgo participaron muchos catalanes, y fue precisamente la burguesía de la región quien más se opuso a otorgar el estatus de autonomía a Cuba antes de que se precipitara su independencia.
A raíz de un documental emitido en TV3 el pasado domingo 13 de febrero sobre los «negreros catalanes» que traficaban con esclavos -y que causó mucho indignación entre sectores del independentismo-, la dirigente de la CUP ha instado a revisar una de las tradiciones más populares de Cataluña: los gigantes y cabezudos que desfilan durante las fiestas populares de cada localidad.
El objetivo es acabar con las figuras que son negras o vinculadas con ese periodo histórico porque, a su juicio, ello representa un «enaltecimiento del colonialismo y cosificación de las personas negras».
Revisar las habaneras
Asimismo, ha pedido reflexionar y revisar canciones tan populares como la habanera ‘El meu avi’, que alaba a los marineros de Calella que lucharon en la guerra colonial de Cuba contra los norteamericanos y cubanos que querían la independencia: «No es una respuesta sencilla -dijo al usuario en Twitter que le preguntó por el asunto-, pero es necesario un debate de país».
La activista también ha abundado sobre este «pasado esclavista catalán» en un artículo en el digital El Crític, titulado ‘No estábamos destinados a sobrevivir’. Según denuncia, la «Cataluña moderna está erigida sobre la sangre, sudor y cuerpos de miles de personas esclavizadas» y sugería que la «reparación» a las «comunidades afrodescendientes» podía ser una «indemnización económica», pero que ella era más proclive a reparar a través de una «transformación colectiva de la sociedad donde vivimos».
«Feria de indianos»
La candidata cupaire en Barcelona también se muestra partidaria de llevar a cabo «acciones materiales concretas» como «dejar de pagar con dinero público la feria de indianos de Begur o estructuras nostálgicas como la Xarxa de Municipis Indians».
En consonancia con este revisionismo histórico, también instaba a retirar los gigantes negros de las fiestas de Santa Tecla en Tarragona o los «cubanitos» de Sitges, ya que considera que «banalizan el colonialismo».
Changue es hija de padre guineano y madre andaluza, y estudió la carrera de Integración Social. En su etapa como activista siempre ha estado vinculada a movimientos antirracistas y «afrofeministas», y es una de las impulsoras de AfroFem Koop y miembro de la organización Comunidad Negra, Africana y Afrodescendiente de Cataluña.
La «progresía, siempre anclada en el pasado. No importa lo que haga la sociedad, siempre estará «manchada» de pecado.
Que es básicamente una doctrina cristiana, pero el cristiano está llamado al perdón y la reconciliación, y el «woke» no. El «woke» está llamado a ver siempre la paja en el ojo ajeno, por eso sus fanáticos han adquirido gustosamente el papel de inquisidores y guardianes de la moral.
Ni más ni menos. Mucho resentimiento, fracaso y envidia debe de haber en el mundo para lo que llaman ideología (léase fanatismo) tenga tantos ‘adeptos’ en estos arreglamundos de tres al cuarto.
Es duro enterarse que muchas fortunas en Cataluña se fundaron con el comercio de seres humanos, esclavistas catalanes, pero esto qué es. Pero por muy duro que sea y sobre todo trágico para miles y miles de personas en su tiempo lo que resulta grotesco y hasta banal es este revisionismo infantil de querer prohibirlo todo, ocultarlo todo y acabar con fiestas y costumbres lúdicas, porque resulta señores fanáticos de la CUP que los muñecos que representan personas de raza negro en las fiestas han perdido todo su significado histórico para ser simplemente muñecos con los que la gente se divierte, como cualquier otro objeto de diversión, gigantes, cabezudos -ya se pueden poner a prohibir por si alguno señor de más de dos metros se ofende o alguna persona de cabeza prominente-. Vamos que no se puede ser más chorra.
Cierto, pero como es de antes de 1982, fecha puesta por la «des-memoria democrática» de Bolaños y Sanchinflas, eso no ha existido y todo ha sido una Arcadia feliz, por tanto, sus antepasados no se lucraron con el comercio de esclavos.
Pero el colonialismo cultural de le izquierda fascistoide no cesa.