Sánchez usará la moción de censura para poner el foco en Feijóo: «Va a sorprender»
El equipo del presidente perfila el discurso de la moción de censura con la estrategia de un cara a cara en la sombra con el líder del PP
En Moncloa preparan con deleite la gran cita parlamentaria del próximo martes. Una moción de censura destinada al fracaso, pero que el Gobierno pretende utilizar para apuntalar su estrategia de evidenciar la ambigüedad de Alberto Núñez Feijóo frente a «la ultraderecha de Vox», por su anunciada abstención contra el intento de Santiago Abascal de forzar un cambio de gobierno. De poco sirve recordar que el PSOE se abstuvo también en la moción de censura que su competidor directo, el Podemos de Pablo Iglesias, presentó en tiempos más boyantes para los morados, en octubre de 2017. «Ya nadie se acuerda de eso», confían en Moncloa, mientras terminan de perfilar el discurso del presidente del Gobierno.
El equipo del presidente guarda con celo los detalles de la intervención, así como la elección de los oradores y su reparto en los tiempos. No se descarta, pero tampoco se confirma, la intervención de otros miembros del Ejecutivo, como la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, aunque el foco es sin duda la intervención del propio Sánchez, quien, según fuentes gubernamentales consultadas por THE OBJECTIVE, «va a sorprender» con un discurso de confrontación de bloques y con la idea de focalizar en su rival. Lejos de centrar el tiro en el candidato de la moción, el veterano economista Ramón Tamames, el objetivo del presidente será Feijóo.
«Ningunear a Tamames»
La estrategia pasa por ningunear a Tamames, e incluso a Vox, para confrontar directamente con la única alternativa posible al gobierno de coalición progresista, que es la alianza del PP con Vox, tanto de cara a la convocatoria municipal y autonómica de mayo como para las elecciones generales de diciembre. «Aunque se intenten ocultar con una abstención, el 28-M son sus compañeros de viaje» explican a este periódico fuentes de Moncloa ante la multitud de pactos que sellarán «la derecha y la ultraderecha» tras los comicios de mayo, y a los que se anticipó Feijóo esta semana, dando vía libre a sus cuadros autonómicos y locales para cerrar alianzas con los de Abascal.
Una carta blanca del líder del PP que ha puesto en bandeja la estrategia al Gobierno. Sánchez quiere arrimar el ascua a su sardina y aprovechar el debate para confrontar los dos modelos que tiene ante sí la sociedad española: «El modelo progresista que aprueba una reforma del modelo de pensiones frente al modelo caduco de las derechas, que que hacen recortes mientras se acogen a las ayudas que aprobamos las izquierdas». Se trata de un eje izquierda-derecha en cuya subordinada sobre lo viejo-nuevo podría situarse el debate con el propio Tamames. Pero Sánchez no lo hará.
La ‘pluma’ de La Moncloa
En Moncloa son conscientes de que algunas formaciones de la oposición caerán en el aspecto «circense y hasta cómico» del candidato alternativo de 89 años que aspira a derrocar a Sánchez del poder. Pero también alertan del peligro de que se convierta en un «hazmerreír» que pudiera provocar un efecto boomerang sobre quien provoque chanzas sobre el veterano candidato. Y por ello, la estrategia pasa por ignorar al candidato y centrarse en «lo importante», que son los dos modelos que confrontarán en las urnas en mayo y en diciembre. No dos partidos sino dos bloques de alianzas ideológicas que podrían servir además de pegamento de la coalición tras sufrir su peor momento reciente, primero con la ruptura en la ley del solo sí es sí; y después con la ley mordaza.
A ello están entregadas las mejores plumas de La Moncloa, de diferentes departamentos, haciendo acopio de datos, buceando en la hemeroteca para aportar la documentación necesaria a la que luego dará forma el subdirector de unidad de mensaje del presidente, Jesús Perea, el speech writer de Sánchez en la jerga política sajona. El guionista del presidente, ex secretario de Estado de Migraciones, ya ha terminado el primer boceto de la intervención del jefe del Ejecutivo. Pero como es habitual, su discurso debe pasar aún por las manos de varios miembros del gabinete, del propio jefe del departamento, Óscar López, y en último termino, del propio presidente, quien suele introducir alguna modificación. La realidad es que el presidente «tiene ganas y prisa» de que se inicie un debate propicio para sus intereses y que tiene que agradecer a la denostada «ultraderecha».