El gurú de Guardiola, traicionado por un concejal de Vox en Sevilla
Una nota de voz ha forzado la dimisión de Santiago Martínez-Vares como asesor de la líder del PP extremeño
El gurú que hasta este domingo hacía de asesor de la líder del PP extremeño, María Guardiola, se ha visto obligado a dimitir por un audio que él mismo envió a un concejal de Vox en Sevilla. Santiago Martínez-Vares mandó una nota de voz al edil del partido de Abascal en el que le aseguraba que su «única obsesión en la vida es acabar» con la formación derechista.
En el audio en cuestión, adelantado por Okdiario, Martínez-Vares daba a entender que Vox había atacado a su padre y a su hijo, exmagistrado del Supremo y del Tribunal Constitucional, el primero, y colaborador en Rebellious Words, su agencia de comunicación política, el segundo. «Cuando atacan a mi hijo y a mi padre, cruzan líneas y, cuando cruzan líneas, te aseguro que Santiago Abascal se va a arrepentir», se puede escuchar en el audio obtenido por Okdiario, «le puedes enseñar las muescas que tengo en el revólver. Tengo unas pocas. Todo el caso Mercasevilla, el caso ERE… Ahora voy a por él. A por él. A partir de hoy no tengo otra obsesión en mi vida que acabar con Vox. No tengo otra. Y recuerda, soy muy bueno haciendo lo que hago».
El audio, por tanto, no fue sustraído de manera fraudulenta, sino que fue enviado por el propio Martínez-Vares, tal y como ha podido confirmar THE OBJECTIVE. El asesor político no ha querido confirmar a este periódico la identidad del concejal de Vox en Sevilla que recibió la nota de voz, que habría ‘traicionado’ al consultor, por lo que debe ser uno de los tres ediles de la formación en el Ayuntamiento de la capital andaluza: Cristina Peláez, Gonzalo García de Polavieja o Fernando Rodríguez Galisteo.
Tras la polvareda levantada por la filtración del audio, la empresa de asesoría política de la que Martínez-Varez es CEO ha publicado un comunicado en el que anunciaban su desvinculación de Guardiola, no sin antes criticar a los medios por publicar un «audio perteneciente a una conversación privada y estrictamente personal», lo que han calificado de «repugnante ejercicio de deshonestidad».