Sumar busca seducir al «antisanchismo de izquierda» y destila optimismo pese al voto útil
Renuncia a las provincias pequeñas, pero confía en reactivar al abstencionista «pactista» crítico con Sánchez
¿20 diputados? Tal vez 30… y hasta 40. El nuevo artefacto político liderado por Yolanda Díaz, y oficialmente conocido como Movimiento Sumar, destila optimismo. Sus representantes sostienen que la candidata está detectando en sus actos públicos más presencia y entusiasmo que en los del presidente, Pedro Sánchez. Las encuestas refuerzan la «euforia». Y todo ello a pesar de que existen algunas incógnitas: la principal atañe a las provincias pequeñas, donde Sumar podría perder escaños por la concentración de votos en el PSOE y el PP, e incluso quedar por detrás de Vox. Aun así, desde el sector de Díaz confían en poder recoger el apoyo de votantes abstencionistas del 28 de mayo y del «voto de la izquierda muy antisanchista».
Lugo, Orense, León, Salamanca, Cáceres, Albacete, Burgos, La Rioja, Lérida. En todas estas provincias se elige a cuatro diputados en las próximas elecciones generales del 23 de julio. En estas provincias, así como en las de tres representantes y las de cinco, Sumar tiene pocas esperanzas de sacar diputados. Las fuentes conocedoras de la estrategia electoral de Díaz son conscientes de que la fórmula casi plebiscitaria de los próximos comicios dificultará a los partidos intermedios o menores lograr representación.
«Un 20% de votos en esas provincias puede que no sea suficiente para obtener escaños, por eso Casado pidió a Vox en 2019 que no se presentara en esas circunscripciones, para aglutinar el voto», explican. Pero descartadas estas provincias, Sumar y Díaz se centran en las circunscripciones más pobladas, donde, en cambio, aprecian interés por su propuesta y hasta la posibilidad de arañar votos a la izquierda y en el centro.
Voto «prestado» y «pactista» de 2019
Existe un granero de voto abstencionista del 28-M que Díaz quiere atraer. Lo busca ofreciendo más moderación que la anterior propuesta de Podemos y Pablo Iglesias. Y a la vez desmarcándose del PSOE, apelando por ejemplo a la población que sufre más dificultades económicas y teme el avance de la derecha.
Según las fuentes consultadas, en Sumar han detectado la existencia de un «voto de izquierda muy antisanchista». Se trata de votantes de Unidas Podemos, pero también de centro y de izquierda que en 2019 «prestaron» su voto a Sánchez, pero que esta vez podrían decantarse por la opción de Sumar.
Este es el segmento social al que se dirige Díaz, y que, según sus partidarios, puede permitir dar la sorpresa el próximo 23 de julio. No es una reflexión baladí, puesto que hasta la fecha solo se ha hablado de «antisanchismo» como de una prerrogativa de la derecha. En Sumar no piensan lo mismo. Existe un votante de izquierda muy desencantando con Sánchez que podría entregar su papeleta a Díaz.
Optimismo
El optimismo en el equipo de Díaz es palpable. Quieren los votos de un «sector al que se está dirigiendo Sánchez», pero que ha perdido la confianza en el líder socialista. «Es un votante que no es radical, es pactista», explican las fuentes consultadas donde creen que el posible alejamiento del electorado más radical y afín a Podemos no tendrá un impacto notable. «¿Cuántos son, unos pocos miles de personas?», se preguntan. Si Podemos se hubiera decantado por presentarse en solitario, tal vez existirían más dudas. Pero la exclusión de Irene Montero y el silencio al que están obligando a los morados permite mirar al 23 de julio con esperanza.
Yolanda Díaz y sus estrategas han planteado una campaña electoral centrada en reivindicar lo que consideran sus éxitos de gestión. Y también en desinflar el optimismo económico del gobierno del que forman parte. Se trata de un planteamiento que está encontrando cierta irritación en el equipo de Nadia Calviño (la propia ministra de Economía ha lanzado algunos dardos a la lideresa de Sumar), pero que hasta los miembros socialistas del Gobierno justifican en el marco de la competición electoral. «Es lo que tiene que hacer Yolanda Díaz. Es una candidata y tiene derecho a ello», zanjan. El PSOE confía en revalidar un mínimo del 28% de votos, y está dispuesto tácticamente a ceder algo a Sumar con el objetivo de revalidar la coalición.
Abstencionistas y antisanchistas de izquierda
La idea de que «queda partido» a pesar de la ventaja del PP se extiende entre los partidarios de Díaz, y también entre los de Sánchez. Los socialistas involucrados en el diseño de la campaña electoral (más en Moncloa que en Ferraz) creen que la batería de entrevistas en los medios de comunicación surtirá efecto. Y anhelan un «cambio de tendencia» en los próximos sondeos electorales.
No se trata de dar el sorpasso a Feijóo, pero sí quieren reducir la distancia entre los dos bloques. Si Feijóo no rompe la barrera de los 150 diputados, creen que será difícil para el PP llegar a la Moncloa ante la caída de Vox. Sumar piensa exactamente lo mismo, y confía en que Díaz pueda revalidar los 35 diputados que alcanzó Pablo Iglesias en 2019. Faltarían los dos de Más País y el representante de Compromís, pero Sumar está instalado en la idea de que no se puede hacer comparaciones con el pasado, puesto que su proyecto es un «partido nuevo».
A partir de los 30 diputados, Díaz ofrecerá la idea de que su propuesta ha cumplido con las expectativas, aunque no todos los aliados piensan lo mismo. Exdirigentes de Podemos, por ejemplo, recuerdan que en otras votaciones el partido morado gozaba de aforos completos durante sus mítines, pero que eso no sirvió para alcanzar los votos esperados. Es un aviso a navegantes que los colaboradores de Díaz no quiere escuchar.
¿La trampa de los mitines?
En Sumar no quieren oír voces pesimistas. Ni frenar el entusiasmo de sus partidarios. La plataforma lanzó la semana pasada su campaña de recaudación de fondos moldeada alrededor del mecenazgo popular que permitía a Podemos prescindir de los créditos bancarios. Para ello también es esencial vender optimismo. No obstante, admiten que el adelanto electoral y la celebración de los comicios en julio representan un desafío en la actual coyuntura política. De ahí la petición de ampliar el horario de los colegios hasta las 10 de la noche.
Mientras tanto, Díaz mira tanto a la «izquierda antisanchista» como a los votantes que cree que el pasado 28 de mayo se quedaron en casa. En esto Díaz coincide con la lectura que hace Pedro Sánchez. Espera en una elevada participación, incluso por encima del 70% el censo, y sobre todo una movilización impulsada por el protagonismo de Vox en la precampaña.
Entre el «voto abstencionista» y los críticos con Sánchez en la izquierda, Díaz quiere dar el pelotazo el próximo 23 de julio. Sabe que Podemos está manteniendo un perfil bajo, y no espera favores por parte de sus socios. Pero está convencida de que los votantes de izquierda irán a votar y que, a partir de ahora, se impondrá a nivel demoscópico la sensación de «remontada». Entre los partidarios de Sumar los hay también que vaticinan los 50 escaños. ¿Ensoñación o realidad?